Este es el articulo que le sacó la piedra al Gobernador Rosales

El drama de llegar a viejo y sin dinero

Desde que el viajero y escritor italiano Marco Polo comenzó a cruzar los océanos en el siglo XIII; y más tarde el explorador, medico y misionero David Livingstone recorriera África en el siglo XIX; y Thomas Cook pionero del turismo fundara los viajes organizados en 1841 en trenes alquilados para transportar turistas de Loughborough a Leicester; la visión humana y social de un país se mide por el trato sensible y estado de salud de los niños y ancianos. Si quieres conocer un pueblo observa a sus párvulos y a sus adultos mayores. Hay un proverbio Hindú que reza "La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza". En todo el antiguo Cercano Oriente los ancianos eran tenidos en alta estima por su experiencia y su sabiduría (Job 12.12; 32.7). En la cultura hebrea no se trataba simplemente del hecho de que tuvieran la señal exterior de la barba cana (de allí "anciano") o el pelo cano, sino que al haber llegado a la plenitud de días o haber entrado en muchos días, se consideraba que gozaban del favor divino por haber sido temerosos de Dios y haber guardado sus mandamientos, es decir, hacer lo que es justo ante Dios (Lv. 19.32; Dt. 30.19–20).

Sin embargo, la tradición mosaica recalca que sin justicia la cabeza cana no constituye de ningún modo corona de honra (Pr. 16.31; cf. Ec. 4.13). En la iconografía cristiana al Cristo glorificado se le pinta con "cabellos blancos" (Ap. 1.14) y se lo equipara con el "Anciano de días" (Dn. 7.9). Se esperaba que los hombres de más edad ejercieran el liderazgo en posiciones de autoridad y responsabilidad como *ancianos. "La hermosura de los ancianos" es el cabello cano (Pr. 20.29). Igualmente los años deben caracterizarse por la sabiduría (1 R. 12.6–8; Job 12.20; 15.10; 32.7). Por lo tanto el no respetar a los ancianos es señal de una sociedad decadente (Is. 3.5), como el caso de los babilonios que no tuvieron "compasión… del anciano ni de la cabeza cana", hay que respetar "al que se ha encorvado por la edad" (2 Cr.36.17). Inversamente, el respeto a los ancianos trae aparejada la bendición de la comunidad (Is. 65.20).

Llegar a viejo es un drama, y peor cuando no se tiene dinero. Cuando se llega a cierta longeva, el anciano se ve expuesto a humillaciones, ofensas, deshonras, lo estigmatizan, hacia el se les mancilla con palabras degradantes y viles, muy lejos de la caridad y del respeto humano. Se les avasalla arrojándoles frases que denotan la disfunción sexual eréctil, en el caso de los hombres, y a las mujeres se les recuerda vilmente que ya han pasado el climaterio o la menopausia. Son los látigos de la sociedad que hace las veces de verdugo disoluto. No les perdonamos que ellos nacieran primero y sobretodo que ellos nos enseñaron a ser lo que somos. Es como un castigar a un culpable inocente de nuestros fracasos y sufrimientos.

En el Zulia actualmente estamos viviendo el drama de legar a viejo y sin cobres. Desde hace años los jubilados del Ejecutivo regional están literalmente en la calle reclamando que les cancelen el fideicomiso, son los 450 mil bolívares pendientes de los años 1999, 2000 y 2001, más otras cláusulas que fué la decisión del Tribunal Primero Contencioso Administrativo del estado Zulia que ordenó a la Gobernación de esa entidad cancelar 50 mil millones de bolívares que se les adeuda a los ex trabajadores, jubilados y pensionados. El "Poncio Pilatos" del Zulia será el causante de la muerte de cientos de ancianos que van mermando sus fuerzas con esta lucha infecunda y sin esperanza. No hay que ser un tanatólogo para descubrir la causa del fallecimiento de los viejitos zulianos. La razón es sencilla: Manuel Rosales los asesinó, exterminándoles sus esperanzas y anhelos más sagrados: TENER COMO VIVIR. Todos los martes y jueves de cada semana ellos encuentran una razón para estar vivos, ir a la Plaza Bolívar de Maracaibo a gritarle al geriatricida del Palacio Los Cóndores: "Manuel pagamé las lochitas, pa´ compradme la lechita" o aquel más cruel todavía: "Gobernador antes que me entierren déme lo que me deben". O aquella que el día 27 de Febrero le grité a todo pulmón en la puerta de la gobernación: "Cleptomanuelo pagalé a los abuelos".

No son expresiones callejeras de mero tinte político, tienen una sabia interpretación de la absurda realidad. Nunca me agrada comparar mi hermosa Patria con otras naciones extranjeras, sin embargo, en este tema de la seguridad social, hay que hacer una referencia a los sistemas de atención social por ejemplo: el INPS
Instituto Nacional del Seguro Social de Italia; al Ministerio del Desarrollo Social
de Canadá; a la Administración de la Seguridad Social en los Estados Unidos, y ni hablar del Sistema de seguridad social en España; les llevan a la propia casa de habitación el dinero y las medicinas a los ancianos y enfermos. No tienen que hacer las humillantes colas en los bancos ni recibir la humillación de los cajeros bancarios que se convierten en crueles y desalmados funcionarios mercantilistas.

Es muy común escuchar a la gente expresar este dicho: "antes de masqué el agua prefiero estar muerto", nadie quiere perder los privilegios de la juventud, nos resistimos a la privación de la lozanía; o aquella frase: "no quiero que nadie me limpie el trasero, primero enterrao", no es porque alguien tiene que asearnos, es porque no aceptamos ser minusválidos o discapacitados, al parecer crecemos con la idea de ser perfectos, somos presas fáciles del consumismo, de la cosmetología y del comportamiento social de imagen. La sociedad es vil, prefieren a los bonitos, jóvenes y ricos. Y nuestra ancianidad es todo lo contrario, llegamos a ser feos, viejos y pobres. No resistimos tener arrugas, a perder los dientes, poseer canas, sufrir de calvicie, ser obesos y sobretodo padecer de impotencia sexual. Nadie quiero ser viejo, queremos la juventud eterna. Como sacerdote les digo: la juventud eterna no existe, lo que sí hay es la VIDA ETERNA prometida por Nuestro Señor Jesucristo que es le ETERNO JOVEN de la historia de la Salvación.

Seguiremos al lado de los arrugados, gordinflones, canosos e impotentes, suena muy duro, pero así es, muchos de nosotros ya hemos llegado a ese nivel de desgaste, sino fuera por los cosméticos, maquillajes, tintes de cabellos, prótesis dentales, dietas, intervenciones y procedimientos quirúrgicos, y de las píldoras para el tratamiento de la disfunción eréctil, que tienen un costo económico oneroso, ya nuestra felicidad fuese extinta en nuestros pensamientos. Es un lujo aparentar la vejentud. Se necesita mucho dinero para cultivar la vanidad de vanidades. Ser anciano es una gracia de Dios, aparentar no serlo es una ruina del mundo. Los que lleguen a viejo, y no tengan dinero, se quedan a veces sin familia, permanecen con las canicies en la cabeza, mantienen las estrías en la piel, les perdura la grasa en el abdomen, y subsisten con los recuerdos lozanos e inmortales de la mocedad cuando al ser púber soñábamos que nunca envejeceríamos en la vida.

A los jubilados del Zulia sólo les queda una expectativa: marchar y gritar los martes y jueves en la plaza Bolívar, y aguardar con firmísima esperanza el domingo sin ocaso en el que reinará la justicia divina del Reino de los cielos. Ahora que voy llegando a viejo, es cuando quisiera tener vivos a mis padres y abuelos. Saludos a Zairena y su equipo "Venezuela en siete días". Dios les bendiga, y los santos Ana y Joaquín patronos de los abuelitos les protejan. AMÉN.


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Padre José Palmar Morales

Cura de barrio, locutor y periodista.

 palmarjose@hotmail.com

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