Maracaibo es la tierra del sol amada.
Probablemente este es el decir más popular con el cual se identifica a nuestra cálida ciudad; la segunda ciudad de Venezuela. Bien lo ha dicho el presidente Chávez: es la primera vez, después de 9 años, que su gobierno, se ocupa y se preocupa, para que nuestra bella ciudad sea anfitriona de un evento como la V Cumbre Extraordinaria de Países Miembros de Petro-Caribe.
Es irónico que siendo el Zulia la primera región petrolera del país; la de mayor tradición en esta actividad, nunca antes haya sido tomada en cuenta, su ciudad capital, para un evento de esta envergadura.
Ante las cámaras de televisión que cubrían su llegada al Hotel Maruma y en presencia del Vicepresidente cubano, Carlos Lage, Chávez afirmó: “vamos a proyectar a Maracaibo hacia el mundo; a esta bella ciudad caribeña”.
Solicito disculpas si me aflora a piel lo regionalista, que muchos compatriotas nos critican y que llegan a asociarlo con secesionismo y que nosotros, los zulianos, simplemente llamamos regionalismo o zulianidad, por unas cuantas cosas que vamos a expresar.
En primer lugar, debo corregir al Presidente Chávez. Maracaibo no es una ciudad Caribeña; Maracaibo, es una ciudad lacustre, enmarcada, eso sí, en un país caribeño, pero ante todo, lacustre.
Para los zulianos y eso forma parte de la zulianidad, hay muchos íconos, y uno de ellos, es precisamente el Lago de Maracaibo, fuente de inspiración para muchos poetas.
Decía Don Pedro Colina, un extraordinario comunicador social y poeta; zuliano asimilado porque fue nacido en el Estado Falcón pero Zuliano como el que más, en una célebre pieza literaria de su autoría y que quedó plasmada para la posteridad llamada “El Regionalista” lo siguiente:
…“Más de uno me ha dicho que soy un regionalista;
¡No importa, soy egoísta! ¡yo al Zulia lo quiero mucho!;
Cuando de ese lago escucho, el chapoteo de un marullo,
Se me hincha el pecho de orgullo al saberme, Maracucho…”
Maracaibo, no necesita ser proyectada internacionalmente Señor Presidente. Maracaibo, es harto conocida a nivel mundial no sólo por su petróleo, sino también por su prócer Rafael Urdaneta; Maracaibo es conocida por el mayor científico que haya parido tierras Sur Americanas como lo fue el doctor Humberto Fernández Morán, médico, Miembro de Número de la NASA, inventor del bisturí de diamante y de vigencia actual; usado para estudios de ultramicroscopía electrónica y único científico venezolano que se conozca expulsado de Venezuela por su condición política; fue ministro de educación de Marcos Pérez Jiménez. Es conocida Maracaibo, Señor Presidente, por su gentilicio tan peculiar que en su forma lingüística utiliza un voseo que nos identifica y nos diferencia del resto de las regiones de Venezuela y de otras latitudes que también lo usan pero que no tiene el sabor y la chispas de nuestro “vos”. Es conocida mi tierra, Señor Presidente, por su gaita, que la baila toda Venezuela en épocas decembrinas y que se conoce, desde hace mucho tiempo, incluso internacionalmente, antes de su llegada a la primera magistratura.
Maracaibo es tan conocida, que el propio Vicepresidente Cubano le comentó a Chávez que sin conocerla ya la conocía a través de Benny Moré, el famoso cantante cubano del segundo lustro de los años cuarenta y de los cincuenta, cuando éste, la honró con su famosa pieza musical, Maracaibo Oriental, grabada en los estudios de Radio Progreso, en Cuba, el 6 de febrero de 1956. [sic]
De tal manera, Señor Presidente, que Maracaibo, sí es conocida y no necesita proyección internacional como usted lo acota; Maracaibo, en todo caso, lo que necesita y ha adolecido siempre es de gobernantes que la quieran y la tomen en cuenta y eso lo incluye a usted señor Presidente. Maracaibo y el Zulia sólo han sido vistos como una gran cantera de petróleo y como una gran proveedora de votos presidenciales; es el Estado de Venezuela con la mayor población electoral.
Aprovechamos su visita Señor Presidente y esa deferencia que nos ha concedido a todos los zulianos y a los marabinos en especial, por habernos honrado con esta cumbre, para recordarle que su palabra está empeñada con el Zulia; hay muchas promesas que usted hace cada vez que viene a estas cálidas tierras y que no han sido honradas; como el caso, por ejemplo, del tan cacareado segundo puente sobre el lago de Maracaibo: el puente Nigale, de triste y vergonzoso recuerdo para los Zulianos. Mientras se habla ya de un tercer puente sobre el Orinoco, el segundo puente del Lago de Maracaibo duerme el sueño de los justos.
En conclusión, Señor Presidente, bienvenido al Zulia, bienvenido a “la tierra con la gente y el calor de más alta calidad del mundo” [sic].
¡El que tenga oídos, que oiga!
(*)Médico