Así como existen la economía política, el marco jurídico, el enfoque educativo y los objetivos-fines del gobierno según el modelo de organización político-económico de la sociedad, evidentemente deben existir la ciencia, tecnología e innovación consustanciadas integralmente con dicho modelo, además de contextualizadas al momento histórico en que se desarrollan.
Asumimos la tesis de Varsavsky (1968) respecto a que la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) no son neutras ni ideológicamente asépticas, pues como toda actividad humana poseen cargas valorativas e intencionalidad, condición subjetiva que las inclina a tomar posición en torno a algún modelo político, que en nuestro caso identificamos como Socialismo Bolivariano del siglo XXI.
Debemos tener presente que la CTI son pilares fundamentales para la sociedad del presente siglo, denominado por el proceso globalizador como la “era del conocimiento”, dada su importancia y auge en los tiempos actuales, la misma que Bolívar y Robinson visualizaron hace casi 200 años como base de la independencia y sustento de nuestro desarrollo, pues concibieron al conocimiento científico, el saber popular y la técnica como instrumentos útiles tanto para la dominación como para la liberación.
Por ello al basarse nuestro Socialismo Indoafroamericano del siglo XXI en los principios endogenistas, independentistas e integracionistas del pensamiento bolivariano, ratificamos que las luces del conocimiento son una de “nuestras primeras necesidades” y asumimos que la satisfacción de las mismas han de llevarnos al “inventamos o erramos” del ideario y acción robinsoniana, siendo fundamental entender que sólo cuando logremos inventar y desarrollar nuestras propias soluciones para satisfacer las múltiples necesidades del pueblo, es decir cuando logremos la soberanía científica, tecnológica e innovadora, podremos hablar de soberanía agroalimentaria, educativa, social, cultural y política.
Es realmente imposible hablar de soberanía nacional mientras sigamos dependiendo del exterior no sólo para importar algunos alimentos básicos, medicinas, maquinarias y equipos terminados, o mientras sigamos trayendo de afuera piezas mecánicas, componentes para la industria, textiles y otros materiales, además de la tecnología que les acompaña; eso sin detenernos a hablar que históricamente hemos “importado” modelos y enfoques educativos, así como teorías científicas y métodos de investigación “exitosos” en otras latitudes y culturas, pero que aquí son disfuncionales y/o hasta adversos a nuestra realidad, intereses y necesidades.
Con esas inquietudes hemos comenzado a ver cristalizadas las esperanzas albergadas durante tanto tiempo de ver la producción endógena de CTI en Venezuela, con miras a fortalecer nuestra soberanía económica y política mediante un desarrollo científico-tecnológico nacional sustentable y sostenible, afirmación que surge a raíz de nuestra modesta participación en el “Primer Congreso venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación”, evento realizado en los espacios del Hotel Alba Caracas del 23 al 26 de septiembre. Necesario es exaltar la nutrida participación de tantas y tantos científicos, investigadores e innovadores de toda la geografía Patria y de todas las áreas del conocimiento, e incluso hasta de diferentes tendencias ideológico-políticas al Gobierno Nacional, quienes han sido incluidos por la Revolución Científica que hoy día inunda todos los rincones, especialidades y estratos sociales del país.
Durante los cuatro días del Congreso pudimos compartir ideas y experiencias con ese caudal de venezolanas y venezolanos que dedican sus esfuerzos a la creación de conocimientos, al desarrollo de teorías, pero también a la invención de equipos y maquinarias útiles para la agricultura, pesca, procesamiento de materias primas, construcción de viviendas, información, textiles, producción de libros y textos, seguridad, defensa, farmacia y salud, entre tantos otros.
Fue una gran vivencia escuchar propuestas e intercambiar puntos de vista con investigadores y tecnólogos de gran experiencia junto a tantos jóvenes profesionales, estudiantes y la muchachada creativa que se está desarrollando en nuestra Venezuela con una visión de país muy hermosa, con un gran sentido patriótico y responsabilidad por el futuro que habrán de construir para ellos y para las generaciones que les sucederán, buscando ser útiles al país y sus necesidades por encima del lucro y el mercadeo de sus inventos y creaciones, por lo cual creemos que aquí se están escribiendo para el mundo, especialmente para el Sur, las nuevas páginas de la relación Ciencia-Tecnología-Sociedad…
Estamos seguros que el “Congreso Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación” tendrá futuras y muy prometedoras ediciones en los años venideros, en los cuales ya no serán las casi tres mil ponencias científicas y más de cien exposiciones sobre desarrollos tecnológicos e innovaciones presentes en el 2012 (que ya son números por demás significativos), sino que se convertirá en el escenario esperado por todas y todos para presentar trabajos y/o buscar información, convirtiéndose así el evento en un gran estimulador de la creación intelectual en el país.
Evidentemente que esa gran fiesta de la CTI venezolana es el resultado y producto de una política nacional estructurante, iniciada con la fundación del Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Innovación, materializada en la creación de Centros e Institutos de Investigación, Universidades Politécnicas Territoriales y otras Universidades Especializadas con la estructuración de nuevos Programas Nacionales de Formación y fortalecida por el Programa de Estímulo a la Investigación y la Innovación (PEII), todo ello bajo la égida del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI.
Finalmente, como la organización sociopolítica es requisito y condición para el avance revolucionario, debemos destacar la creación del “Frente Bolivariano de Innovadores, Investigadores y Trabajadores de la Ciencia” (FREBIN), cuya acción política tributa más allá del escenario electoral, hacia la transformación de la praxis investigativa nacional y la conformación de la nueva Ciencia, Tecnología e Innovación para el Socialismo…
(*) Economista Agrícola.
Profesor de la UPT “Argelia Laya”
albanozam@hotmail.com