El presidente venezolano, Hugo Chávez, al anunciar el retiro del país de la CAN, hizo una crítica estructural al MERCOSUR: Si ese mecanismo de integración no se reestructura, puede desaparecer.
Integración social, de los pueblos, política son algunas de las premisas conceptuales que maneja Hugo Chávez. Pero ¿Por qué puede morir el MERCOSUR?
En agosto de 2004, a propósito de la entrada de Venezuela como miembro asociado de este organismo, comentábamos que uno de los aportes que podían hacer Venezuela y Brasil a MERCOSUR, era reorientar la concepción neoliberal de este acuerdo, puesto que todos los mecanismos de integración posteriores al Consenso de Washington de 1990, están regidos por una concepción de libre mercado. Estos tratados promueven el establecimiento del libre comercio, la desregulación de la economía, la privatización de las empresas públicas y de los servicios básicos.
En esta condición, entró la CAN, el Tratado de Libre Comercio de Norteamericano (NAFTA), y casi doscientos convenios alrededor del mundo. EEUU, es el principal promotor de los TLC, para imponer estándares de propiedad intelectual favorables a sus transnacionales.
Los TLC, son presentados como una beneficiosa tentación. En principio se venden como la posibilidad de entrar al gran mercado de 300 millones de habitantes que es EEUU; pero se ocultan las debilidades de los países pequeños; se omiten los perjuicios a los agricultores que en casos como el de México, ocasionó la quiebra de muchos de ellos y llevó a ese país a comprar rubros que antes producía. Los TLC, entre pequeños países, como los andinos, con EEUU, restringen la transferencia tecnológica, limitan el desarrollo farmacéutico en perjuicio de las personas enfermas, como por ejemplo los cero positivo, entre otros costos.
Una de las fallas del MERCOSUR, es la referente a la atracción de la inversión extranjera directa. Mientras que la Unión Europea, por ejemplo, fomenta la empresa regional, en el MERCOSUR sucede lo contrario: se privilegia la entrada de empresas transnacionales por encima de las subregionales. Esto ha traído como consecuencia, una disminución del número de empresas de los países del MERCOSUR y un crecimiento de las multinacionales extranjeras. Ahora bien, esas transnacionales no trasladan todas las fases de la producción, solo el ensamblaje o la comercialización, debiendo para ello importar materias prima o insumos de sus casas matrices. Todo lo contrario de lo que se espera de la inversión extranjera directa.
No obstante, la presencia de gobiernos de vanguardia en Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela, puede impulsar una verdadera reforma del MERCOSUR, que privilegie la integración de los pueblos, que redunde en beneficio para los trabajadores, estudiantes, indígenas, afros, mujeres y población en general; que impulse la complementariedad a través del desarrollo de la producción; que promulgue una nueva institucionalidad que responda al objetivo final de la integración política; que respete el medio ambiente y las herencias milenarias de nuestras culturas, únicas con capacidad de lograr la armonía con la naturaleza.
Esos objetivos, requieren de la voluntad política de los gobiernos y del convencimiento de los pueblos en los beneficios de un nuevo proceso de integración.
Un nuevo MERCOSUR es el camino a la integración suramericana.
28/03/06