Hechos interesantes están ocurriendo
en el mundo y uno de ellos, el más vistoso, es que el gorilismo hondureño
tiene el juego trancado y la cochina ahorcada. Por desgracia se están
desquitando con el pueblo que es el origen y el destino de todo proceso
revolucionario en la actualidad.
Los derechistas del hermano país,
que tenían por virtud de una constitución que ellos hicieron, el poder
de destituir presidentes, nombrar tribunales, pagarse y darse el vuelto,
tal vez no temían tanto a una consulta popular como a la probable pérdida
de la mayoría en el congreso, si el ascendente liderazgo de Zelaya
llevaba, en su portaaviones, a un equipo dispuesto a fajarse por la
constituyente, es decir, por una transformación a fondo del sistema.
Algunos eventos como la intención
expresada de luchar contra el narcotráfico y la posibilidad de desalojar
la base militar yanqui son otros elementos sobresalientes pero, sobre
todo, como decía un gorila, estaba el hecho de que el presidente Zelaya
metió a Honduras en el ALBA. “Por el componente militar” -dijo
el tiranuelo.
Pero no solamente se trata de
eso. El ALBA es una organización de Estados soberanos que cada día
crece más y es un fuerte indicador de la tendencia hacia la izquierda
en nuestra América del Sur (¿Y quién sabe qué puede pasar en EE
UU?). Es una asociación solidaria y no competitiva, es una verdadera
cayapa para ayudarnos y defendernos entre todos.
Uno de los últimos anuncios
que se conocieron antes del golpe fue que el ALBA podrá tener un sistema
común de patentes. ¿Qué significa eso? Que las empresas transnacionales
ven el “peligro” de que sus privilegios monopólicos sean derrotados
en aras del interés de los pueblos.
Con la muy de moda gripe porcina
– mexicana – H1N1, que sacó de la crisis a las farmacéuticas poniéndolas
a ganar dinero, con la venta de vacunas después de una terrorífica
campaña mediática, puede pensarse que las patentes, con el derecho
a monopolio que traen, son dañinas para la salud, sobre todo en estos
momentos de crisis del capitalismo.
Liberarnos de un sistema de propiedad
intelectual concebido totalmente para beneficiar a las empresas transnacionales,
apuntalando la soberanía de nuestros países y poniendo por encima
de todo al pueblo, necesariamente ha de propiciar una era de desarrollo
tecnológico tal, que no sólo Venezuela se convertirá en potencia.
Con el grupo de países del ALBA
-que va en aumento- y la unión de gobiernos revolucionarios y progresistas
se está creando un polo de poder político capaz de latirle en
la cueva al mismísimo imperialismo, y eso quedó demostrado con el
desarrollo del golpe contra Honduras y la subsiguiente reacción en
cadena de respaldo al Presidente Zelaya, en el cual hasta el imperio
tuvo que doblar la cerviz y, aunque fuera en murmullos, hubo de admitir
que fue ilegal la asonada militar que propició y que no puede mantenerse
sin el oxígeno yanqui.
Es sólo un botón de muestra de lo que significa ALBA: Un polo que surge en la conformación de un mundo multipolar, contribuyendo a romper el dominio unipolar que tuvo su paroxismo en los años noventa y desde el 11 de septiembre de 2001 va en caída libre.
andrea.coa@gmail.com