El liberalismo y la difusión comercial

El liberalismo económico constituye la revolución del egoísmo y, hoy es duro abandonar esa idea porque todos avivan ser asfixiado por el nuevo comercio. Es una existencia frívola que figura un comportamiento de amonestaciones que diversifican una marea de expresiones que nos llevan a una amenaza sobre nuestro bienestar espiritual. Nuestra cultura sigue centrada en el consumismo y el crecimiento de grupos cerrados, es una manera de prosperar de una manera adelantada para lograr sostenibilidad., los cambios políticos influyen en ello y nos permite tener una visión estética de los recursos que se movilizan en el mundo para detectar las ofertas que cada productor le ofrece a un colectivo de consumidores.

El consumismo agota las reservas naturales y perjudica por carecer de identidad respecto a las generaciones pasadas, actuales y futuras., es un elemento deshumanizador porque nos perjudica el diario vivir y las tarjetas de crédito hacen su tarea de manera muy veraz. Es necesario cultivar la virtud y desarrollar integralmente los medios necesarios para ambientarnos en un mundo hostil y cara de pocos amigos.

Este consumismo nos lleva a una propaganda cautiva que nos atrapa de una manera innecesaria y nociva a veces. El sistema económico es una doctrina y disciplina que ha venido monopolizando hasta ahora la reflexión para lograr sus propios estatutos en deterioro de la producción, consumo y crecimiento de las ideas constitutivas del viejo mercado para concebir una actividad mercantil que soslaya los conflictos sociales o ambientales inherentes a un proyecto y proceso económico

Con la denominada sociedad industrial aparece la multiplicación y acumulación de bienes, con frecuencia innecesarios y superfluos tras la búsqueda de status. A este consumismo lo sigue la propaganda como un artilugio para manejar los resortes del mercado y de la producción. La austeridad de la vida es una exigencia ética y una virtud cristiana que nos permite formarnos a diferentes niveles y nos sitúa en un ambiente cerrado y público, donde la parte patronal nunca convergería con lo público.

El célebre modelo occidental impone a los cinco continentes la más alta tecnología y la ética más baja. Por eso, debemos llegar a la revolución del amor para eliminar todo egoísmo, es necesario vivir de nuestro espíritu e invertir para el desarrollo para lograr un equilibrio adecuado para el desarrollo y crecimiento de quienes ambicionen un mejor país. Por eso, debemos ser flexibles con nuestros prójimos y no tener resentimiento con el pasado, es necesario estar esperanzado en una liturgia de trabajo y programación que renueve nuestra fe en la patria y en el esfuerzo solidario de todo un pueblo.

Hay un incremento del consumo que ha originado una extracción de recursos que solo sirve para reorientar las opciones tradicionales de normas y consumo excesivo hasta convertirse en tabú.

Los enfoques económicos deben ser muy claros y tienen una fijación con el discurso económico y los marcos reflexivos de nuestro patrimonio socioeconómico., que, es un patrimonio cultural o de calidad ambiental socialmente deseado. Es identificar marcos para llegar a una economía de la naturaleza.

A mi juicio, el criterio y discurso económico debe complementarse para hacer que el discurso político se afiance en la voluntad del pueblo.


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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

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