Se lo dijo el Comandante Fidel Castro al comandante Chávez: “Chávez, en Venezuela no hay cuatro millones de oligarcas”. Pero resulta que nuestro Comandante Fidel, para ese momento, olvidó aquél guiso rojo que hoy oferta el capitalismo desesperado en sus crisis de todos los calibres que vive por lo obvio, y grita a los cuatro vientos: ¡La lenteja tá barata, lleven dos!
Nunca en ningún país de América y que sepamos en el mundo, se ha pasado de una paupérrima situación socioeconómica en sólo doce años, a cubrir de esperanza una población que se vulneró por décadas de la manera más vil. Venezuela figura en este momento a nivel global, como el ejemplo de soberanía y dignidad, con una Fuerza Armada que comprendió su papel cómo hombres y mujeres uniformados del pueblo. En Venezuela el Hombre y la Mujer común redescubrió su valía y su expresión, cuando hoy, puede ser el principal protagonista y participar en todos los proyectos socioeconómicos del presente que son bastantes y cubren todo el territorio Nacional y estar atentos para involucrarse en los futuros. Educarse en Venezuela en todos los niveles académicos y tener ocupación una vez terminados sus ciclos de educación es fácil y para todo el mundo, aún para los extranjeros. Tener salud integral y externa, desde lentes y operaciones de la vista completamente gratis; tratamientos dentales y dientes gratis para reír sin traumas, hasta tener especialistas en podología que con todo el cariño y sin dolor, le sacan las uñas encarnadas y le curan los uñeros a la gente del pueblo, además, que las especialidades medicas de cualquier índole, se hizo accesible y sin costo para todos gracias a las Misiones medicas cubanas. Y la advertencia del comandante Fidel, a pesar de tener toda la razón y a pesar de todas las positividades que ocurren en Venezuela, se hace difícil comprenderla. ¿Por qué?
En Venezuela se ven protestas en las calles contra el Gobierno, y se ven a cada rato, pero son “protestas” de la clase rica, de la oligarquía que con el engaño, son acompañados en sus “protestas” por un pequeño número de alienados y mala gente que le sigue la corriente a ver qué pesca en los ríos que ellos mismos tratan de revolver. Y esas protestas de la clase rica, son ejemplarizantes para ellos mismos y son la reflexión del comandante Fidel. Sólo son menos de dos millones Comandante Fidel, ¿por qué parecen más de cuatro millones?
Sencillo aporreador, lo que pasa en muy sencillo. Muchos siguen buscando culpas en las filas del PSUV, en las bases que quieren a nuestro Comandante Chávez, en el Gobierno Central y los regionales. También culpamos el ataque salvaje y permanente de la oposición local e internacional, y en todas esas culpas tenemos parte de razón. Pero casi nadie ve que existe un problema legendario que se conoce con el nombre de: el platito de lentejas. Ese plato de lentejas también llamado el guiso rojo que la literal Biblia en sus metáforas espectaculares nos dice que Jacob engañó a Esaú y le quitó la primogenitura cuando le calmó el hambre y la pereza con la lentejita. Metáfora profunda e incomprensible para muchos, pero que encierra una gran verdad después de siglos y de seguro continuará proporcionándose a muchos, cómo en este preciso instante que Washington ofrece residencia permanente a los médicos cubanos que “deserten” de las misiones medicas que la revolución cubana lleva por el mundo repartiendo humanismo y solidaridad. Desgraciadamente muchos médicos aceptan la golosina todos los años y engrosan las filas de gusanos arrepentidos que se ven en las calles de Miami. Segurísimo que la misma oferta se le está haciendo a los médicos venezolanos revolucionarios recién egresados, y a los miles de jóvenes que hoy estudian medicina en nuestra Patria Socialista. Se trata de eso, del plato de lentejas.
Ese plato de lentejas que el capitalismo oferta a los cuatro vientos y muchos piden de a dos. Ahí están los científicos de la NASA por ejemplo, que con todo el potencial académico que tienen, se ofertan a servirle a quien les compra sus facultades mentales y a quien ellos mismos saben, los convierte en invisibles e insensibles para sus propios países; porque sabido es por raimundotoitomundo, que un 80% de los científicos de la NASA son extranjeros. Latinos, árabes, asiáticos africanos, europeos y los que nacieron en Estados Hundidos, son descendientes de extranjeros, porque bien sabemos que las toneladas de droga consumida por los norteamericanos, los mantiene en una traba permanente y no les permite educarse como manda la ley terrena y sólo los extranjeros tiene la oportunidad de convertirse en cerebros autorobados y comer la lenteja. Y los científicos de la NASA, los tecnólogos, profesionales y mal pensantes, se dejan cotizar barato y están al servicio de quien humilla a los pueblos de donde descienden, y lo hacen por el plato de lentejas.
Y mientras nuestra cosa socialista y todos los revolucionarios, incluidos nuestro Comandante Chávez, no radicalicemos medidas tangibles de pueblo socialista de verdad, y mientras el capitalismo se pasee agarrado de la mano con nuestra cosa socialista por la tierra venezolana, esperanza del mundo, el plato de lentejas será la golosina que compre la primogenitura revolucionaria. Comandante Fidel, son menos de dos millones, lo que ocurre es que la lenteja tá barata y el capitalismo ofrece dos. Eso que el cientifismo de las estadísticas capitalista nombra cómo fuga de cerebros, no es más que la lenteja barata. En nuestra Venezuela lo vemos a cada rato, cuando los contrarevolucionarios vestidos de rojo, se ofertan como quintas columnas, pero alcanzamos a verle la boca sucia del guiso rojo.
¡Patria socialista o muerte!
Chávez es socialismo!