Sadam Husein, él particularmente, pudo haber merecido la condena internacional, pero por esa razón ¿el imperio y sus aliados tenían el derecho de invadir Irak y asesinar a millones? Sin embargo, los grupos internacionalistas inmediatamente nos movilizamos para protestar la invasión. ¿Cuál es la diferencia ahora con Libia? ¡Nos comimos el cuento gringo del lobo!
La intervención no sólo tiene como objetivo el petróleo libio, un proceso de secesión, la apropiación del gas, del recurso hídrico tan requerido por Estados Unidos y Europa, sino que además busca romper con un bloque africano que entre otras cosas estaba encabezando con Libia la propuesta de una moneda para la compra del petróleo, con el fin de terminar con la dictadura del dólar. Con ello además se pretende sabotear los acuerdos Sur-Sur en los que Venezuela tiene puesta su esperanza.
De qué valen ahora las lágrimas y gritos desgarradores de dolor hipócrita. ¡Esa no es la solidaridad internacional que Libia merece!
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