¿Por qué la guerra contra Siria y el descrédito del gobierno de los EEUU?

Para nadie es un secreto la desproporcionada inversión en armamento por parte del gobierno de los Estado Unidos de América, que alcanzó su máximo tope en el 2011 con un gasto armamentista cercano a 700.000 millones de dólares, según informe de ese mismo año, del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés). Seguido por China y Rusia, que someramente se aproximan a una quinta parte del gasto militar Estadounidense.

Esta política armamentista y de despliegue imperial por parte de los Estados Unidos se ha sostenido lastimosamente, a pesar de quedar al descubierto ante la comunidad internacional, que la invasión a Irak fue infundada, sobre la base de supuestas armas químicas que nunca se encontraron. Muerte y violaciones de derechos humanos auspiciada por Norteamérica en Afganistán, Yemen y Libia, éste último país con un congelamiento de las reservas internacionales de casi 200 mil millones de dólares, por parte de bancos de norteamericanos y europeos, de las cuales no se sabe que paso con dichas reservas provenientes de la renta petrolera Libanes.

Ahora recientemente se pretende continuar la hostilidad y el belicismo con las pretensiones de intervención en Siria, con un bombardeo aéreo “relámpago”, caiga quien caiga. Algo así como que dispara primero y pregunta después. Así no se arriesga el deceso de sus soldados americanos en tierra árabes, una forma bien particular de discriminar que vidas tienen valor. Estas acciones constituirían nuevamente una oleada de fatalismo, miseria y tragedia. Todo se sustenta en la lucha contra el terrorismo y el supuesto uso de armas químicas por Al Assad contra grupos subversivos.

Debemos recordar que, Estados Unidos es uno de los pocos países en no adherirse a la Declaración Universal de los Derechos Humanos que fue acordada en 1948. Además, de ser junto con Somalia los países que se abstuvieron de sumarse al Pacto Internacional de los derechos del niño, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas hace exactamente 20 años. Pero irónicamente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), tiene su sede en Washington, principal financista de éste organismo.

Asimismo recordemos que EE.UU, utilizó armas de destrucción masivas en las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki en 1945 dejando miles de muertos y grandes impactos ambientales. La intervención militar en Vietnam (entre 1957 y 1975), con el conocido uso del agente naranja (bomba química). Esta es la doble moral con que se pretende defender una intervención militar en Siria por las razones que ellos aducen.

No es aceptable y admisible la guerra como la única instancia para resolver un problema de grandes magnitudes, como lo es el conflicto interno Sirio, por el contrario es profundizar o complejizar el problema interno ya existente. Es una extraña forma de buscar paz con guerra.

Norteamérica y sus aliados pretenden seguir violentando el derecho internacional y el descrédito de los organismos multilaterales, en especial la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La desvergonzada actitud del gobierno de los EE.UU, ha quedado en evidencia en estos últimos años, por el contrario contribuye a masificar el sentimiento de repudio sobre ellos y sus nefastos actos bélicos.

Es importante tener en cuenta que ante las más de 1400 personas que fallecieron en el supuesto ataque químico en Siria, se requiere la investigación pertinente por los organismos internacionales que hasta ahora hay, en éste caso la ONU que ya envío el personal especializado a territorio hostil. La cuestión fundamental que deriva de esto, es que la credibilidad de EE.UU sobre pruebas de ataque químico por Al Assad, no son confiable. Esta en descredito luego de lo que paso con Irak.

Es razonable que de ser comprobado el ataque químico e identificado los autores del mismo, éstos deben ser sancionados con el mayor peso de la ley, pero la punibilidad debe recaer sobre personas involucradas y responsables directos, no sobre la totalidad de la población, que en últimas sigue siendo la más golpeada por el belicismo incontrolable.

El papel que ha jugado China y Rusia, ha sido de gran importancia para la contención, de las acciones con pretensiones guerreristas tanto de EE.UU, como de Reino Unido y Francia. Ahora en especial cuando el gobierno británico no fue autorizado por su parlamento, aunque la búsqueda de apoyo para la intervención militar ha sido su segunda estrategia, pero sin mayores resultados.

El imperialismo parece tambalearse en el descrédito, basta recordar el caso de Edward Snowden y ahora la falta de apoyo internacional para incursionar militarmente. Este intento bélico contra Siria, podría tener otras explicaciones contrarias a las aducidas por los principales impulsores de la intervención militar. Indaguemos un poco al respecto.

El sistema económico de libre competencias (capitalista), naturalizado y con pretensiones absolutista se encuentran en uno de sus puntos coyunturales más dramáticos, la deuda pública que azota vorazmente a los EE.UU y parte de Europa es incontenible.

Esa deuda es producto del desplazamiento de la economía real por la economía especulativa-financiera, basada en la desregulación de los mercados financiero. Es un producto de la alquimia del dinero y la reproducción capitalista del mismo (maximización de la ganancia sin límites), como bien diría Karl Marx. Deuda que ahora se pretende reducir con los ajustes estructurales, con un recetario de políticas fracasadas impulsadas por el Fondo Monetario Internacional, que implican la disminución del gasto público y por ende recortar drásticamente la inversión social. Es obvio que dichas medidas no han funcionado.

Por el contrario la decisiones de ajustes estructurales, ha constituido una disminución a su más mínima expresión del Estado de Bienestar Europeo, el ejemplo más notable es la baja de salarios, así como el aumento del desempleo a una tasa de 25% como es el caso de España. Es la resurrección o una extensión del neoliberalismo en pleno siglo XXI, en el cual lo más afectados siguen siendo los grupos más vulnerados y excluidos de la historia.

Asimismo no podemos obviar que Siria, Irak e Irán firmaron acuerdo para construcción de un gasoducto en el Medio Oriente capaz de transportar gas natural desde el sur de Irán hasta Europa, lo cual colocaría a Irán como una de las principales potencias energéticas del mundo, y sabemos el elevado grado hostilidad de sus relaciones con EE.UU. Es razonable que los aliados de Occidente apoyados por los norteamericanos no están contentos ya que son ellos, los que abastecen de gas y petróleo a Europa desde el Golfo Pérsico, (vía Qatar y Arabia Saudita) incluyendo el principal transportista de gas, actualmente: Turquía. Es decir que éste gasoducto genera un cambio significativo en el mercado mundial energético a favor de un grupo empresarial distinto.

La sobreproducción y sub-acumulación del actual sistema pretende solventarse con destrucción, guerras, saqueos de recursos y mayores excedentes para la industria armamentista. Esta grave crisis, más que financiera, es estructural, y civilizatoria. Quizás nos insta a ser más creativos ante la angustia, y desafiarnos a nosotros mismos como bien diría el gran físico Albert Eintein.

Es necesario buscar y visibilizar alternativas más sensatas y menos siniestras para un mundo más ecuánime. El salvataje del actual sistema y especialmente de sus grupos de poder no puede ser más exclusión, guerra y muerte. Este punto neurálgico debe ser capaz de ser comprendido como una puerta para realizar cambios significativos en el actual sistema.

La comunidad internacional sin duda tiene que repensarse seriamente las regulaciones del sistema financiero, así como las medidas necesarias para resguardar los derechos humanos y hacer respetar las convenciones internacionales, que siguen siendo pisoteadas por el imperialismo desmedido. Esto amerita que las instancias internacionales deben pasar por un proceso de refundación, de cambios profundos, que expresen la plurinacionalidad y pluriculturalidad de los pueblos del mundo.

Quizás ésta situación de injerencismo genocida que se intenta repetir en Siria y las 7 bases militares de EE.UU en tierra Colombiana, nos permitan reflexionar sobre la importancia del fortalecimiento que deben tener la CELAC, MERCOSUR, UNASUR y el ALBA como nuevas instancias de dialogo de los pueblos del Sur. La necesidad de profundizar nuestros lazos de alianza en materia económica, política, cultural, y sobre todo de seguridad y resguardo de la soberanía y autodeterminación de los pueblos garantes de la paz.

Las nuevas instituciones y países involucrados en éste proceso de integración Sur, deben ser capaces de ser vanguardia de transformación acelerada de las instancias internacionales preexistentes. Es sumamente importante marcar un rechazo contundente a la guerra, a más muertes, y ayudar a establecer un precedente en contra de la injerencia internacional imperial, sin que esto signifique justificar muertes o genocidio de ningún tipo. Pensar en un mundo más equilibrado, no es una cuestión azarosa, sino absolutamente necesaria.



edersjoel@yahoo.com


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Ederson Joel Quintero


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