El imperialismo, en todas sus versiones mundiales, es un monstruo saqueador y asesino que no tiene límites. Pero también es tan estúpido como su naturaleza que no es otra cosa que la del desesperado buscando en cualquier rincón del mundo el seguro para su reproducción mercantil y los recursos básicos de su sobrevivencia. Con mucho menos “alma” civilizatoria que los viejos colonialismos, el imperio hoy por hoy es una bestia vacía que busca socios o impone a sangre y fuego –o la amenaza que es lo mismo- la sociedad servil de los pueblos. Una calamidad que se va rehaciendo y deshaciendo con el mismo tenor que la carita del negrito bufón que tienen en la Casa Blanca, muy simpático y jovial en sus inicios y ahora con una fantástica cara de viejo desgastado con ojos pálidos que perdieron entre los muros de sus verdaderos amos toda su picatezca inicial.
Bestias que ya no les interesa si tienen que apoyar a los nazis de Ucrania para imponer sus intereses por allá, o a los bárbaros de ISIS dentro de una tierra ancestral que si no fuese por el milagro que brota de las resistencias de los pueblos, la hubiesen envuelto entera en su polvo contaminado de uranio.
Muchos de los analistas, de las izquierdas y derechas, se la quieren dar de genios armando todos los días juegos de estrategia geopolítica de oriente y occidente, buscando aquí y allá cómo se mueven las curvaturas de cada agente de este poderoso imperio del capital: EEUU-Europa vs China-Rusia y nuevos acólitos por el sur, quien gana quien pierde, quien se agranda quien se achica. Muy interesante todo para un juego de sombis estratégicos que a la final no se sabe ni para qué sirven, sino para recordarnos lo chiquititos e insignificantes que somos quienes no estamos anotados dentro de los amos estatales y corporativos que son los grandes beneficiarios del asunto imperialista.
El imperio se mueve con lógicas de número, con un sinfín de instrumentos de cálculo que le dan la clave de sus movimientos, siempre determinados por la lógica de la succión voluntaria o impuesta de un nuevo quantum de espacio y riqueza fuera de sus propios límites. Eso es lo que los hace terriblemente destructivos pero a la vez estúpidos. Aquí los pueblos no existen salvo en la medida en que sirven para agrandar el quantum succionado, y para lo cual no hay ética ni principio de ninguna clase. ¿Y qué pasa cuando no funcionan así, cuando no les sirven a imperio alguno?. Son por supuesto acusados desde terroristas hasta viles maltradores de los DDHH y la libertad de expresión, marginados, y si no muerden mucho ignorados o pateados, utilizando todas las nervaturas del orden mundial que no se sepa nada de los terribles crímenes que operan contra estos pueblos, convirtiéndolos en víctimas que lloran sus penas rondando su queja por el mundo entero sin fuerza, sin vida. De esto esta colmado -y agrandándose todos los días- el resentimiento mundial contra estas bestias.
Pero insistimos quien se mueve con esta lógica a la final es un grandísimo estúpido. Y una prueba más de su estupidez está en que luego de gigantescas maniobras estratégicas y genocidas en el Medio Oriente desde que comenzó la primera invasión a Irak comenzando los años noventa hasta hoy, podemos decir que todo les iba muy bien porque todo ha sido destrucción, fragmentación, ordenes precarios impuestos y a su dirección, en un destino que no importa por los pueblos porque el quantum petrolero, gasífero que era el objetivo, ya está casi totalmente en sus manos. Pero no contaban con la astucia, y no precisamente del chapulín colorado, sino de la fuerza revolucionaria de los pueblos inesperados.
La situación terminó por reventarles en una pequeña zona al norte de Siria en la frontera con Turquía. Siria entre revueltas internas iniciales y luego la intervención del fascismo regional ético-religioso financiado por los países del golfo, Arabia Saudita y Turquía, armado por los EEUU, Europa e Israel, se hizo trizas. Lo que llamaríamos el “antimperialismo de la víctima resentida”, hace su apuesta por el gobierno Sirio, anotado con los intereses de Rusia e Irán. Pero en definitiva es la misma lógica, allí no ha habido nada que realmente hable en función de la emancipación de los pueblos. Es solo eso: la víctima resentida, representada en un gobierno harto cuestionado y neoliberal. Algo muy parecido a lo que pasó con Hussein en Irak, con el mismo origen de partido que es el Baas (vieja apuesta laica-nacionalista árabe, originada en los tiempos de Nasser y luego totalmente deformada en Irak y Siria).
La revolución que se desata desde Rojava
Una oscuridad generalizada es lo que veíamos asomarse, empeorada hasta el vómito por la emergencia de los bárbaros del ISiS en Siria, Irak y Libia. Apoderándose de bases petroleras y armando un descomunal ejército de fanáticos religiosos. Sucede entonces que en ese pequeño territorio Kurdo, que llaman Rojava, la resistencia inicial de las milicias del YPG y YPJ (milicias de hombres y mujeres autónomas) y el apoyo del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) originario de Turquía, y la Asociación de Comunidades del Kurdistán, impide que estos pueblos se deshagan en este trágico destino, forzado por la invasión imperial. Por el contrario ponen en movimiento una revolución socio-cultural que cambia por completo todo el panorama hegemónico del medio oriente. Se produce un proceso de liberación de la mujer (algo extraordinario en países donde aún privan formas de patriarcado feudal), destacándose como las milicias al frente de la resistencia, y su papel equivalente político y social. Se estimula una economía autogestionaria y cooperativa. Es decir, al interno de los cantones ponen desde toda su radicalidad su tesis libertaria de la Confederación Democrática, que se parece mucho a los primeros años de los soviets en la URSS o las colectividades anarquistas de la España revolucionaria de los años 30. Se integran todos los pueblos y religiones en comunidades autogobernantes que asumen el gobierno de los cantones desde una posición de no-Estado: no quieren ser Estado, son espacios autónomos de gobernabilidad directa y horizontal del pueblo que no se confunden con lo que han llamado “la modernidad capitalista y estatista” sino de “modernidad democrática”, socialista y libertaria.
Pero la revolución de Rojava le demuestra la imbecilidad al imperialismo en toda su profundidad desde el momento en que los bárbaros del Estado Islámico ISIS deciden atacar y tomar Kobane, ciudad principal de los cantones de Rojava. Desde Octubre la batalla es terrible, de milicias con solo ametralladoras y RPG enfrentadas a tanques y cañones, con capacidad aérea y de transporte absolutamente superior, además del apoyo estratégico y callado del Estado Turco que cierra sus fronteras. Todo parecía desmoronarse hasta que solo el heroísmo de una auténtica revolución con las mujeres al frente logran romper el cerco, retomar Kobane y liberarla por completo en el mes de Febrero, derrotando al ISIS (¡desesperados además porque asumen que quien muere en armas de una mujer jamás podrá ir al cielo!, pobrecitos). Mientras tanto el imperialismo, principal razón de la existencia de estos bárbaros, ante el mundo no le queda otra salida a su vergüenza que afirmar su supuesto apoyo a la resistencia en Kobane, ya que son “democráticos y modernos”. Falso, si a caso abran lanzado algunos armamentos, pero nada han hecho contra el ISIS, ni lo harán.
Quedaron moralmente destrozados, igual que el estado Turco, obligados a darle un apoyo de palabra a las organizaciones que todavía hoy consideran “terroristas” (el PKK para la OTAN es una organización terrorista, y quien los apoyo o se junte a ellos va preso, algo ya probado en España). El imperialismo quedó hecho un “tigre de papel”, un imbécil que ya no sabe ni cómo justificar su acción asesina en el medio oriente, y no por las lágrimas de las víctimas, que al igual que las Palestinas en nada les importa, sino por la irrupción libertaria y armas en mano, que el pueblo Kurdo ha podido mantener y convertirla en victoria liberadora, sostenidos en una revolución social que vale de ejemplo a toda la humanidad.
A la liberación de Kobane le ha seguido una contraofensiva que según las informaciones que tenemos son más de ciento y tantos poblados liberados a continuación por las YPG y YPJ. La contraofensiva continúa hasta llegar al eje estratégico de Kirdil en Irak donde estarían las bases petroleras en control del ISIS. Allí empieza a producirse una alianza forzada entre el Estado Sirio, el gobierno de Irak y la avanzada miliciana Kurda. Si esto se da el imbécil imperialismo quedará totalmente desarmado y la victoria, más allá del Kurdistán, de la “revolución de las confederaciones democráticas” en todo el medio oriente y el conjunto de sus pueblos (con la posibilidad de incluir a los judíos de Israel en ella como ofrece Ocalam, líder histórico de los Kurdos y del PKK en su proclama en favor de la “confederación democrática” como tesis política de liberación) puede tomar una fuerza que impactaría el mundo entero. Más allá de las tácticas de guerra lo que está ganando en el medio oriente es una revolución social y cultural profunda liderizada por esa parte de Kurdos que han abandonado todo nacionalismo y estatismo –y por supuesto todo fundamentalismo- y se han ubicado dentro de un horizonte histórico de emancipación a todos los pueblos del medio oriente, de sus liberación con todas las ataduras ancestrales feudales y la “modernidad capitalista”, poniendo su esfuerzo y su sangre en primer lugar de la batalla.
En estos días con la fiesta del Newroz, fiesta nacional de los Kurdos, dos millones de personas se han congregado en Erbil dentro de la Turquía kurda. Gentes y comunidades venidas de Iran, Irak, Siria, Turquía, se han congregado allí, para darle el apoyo a la lucha Kurda, a la liberación Ocalam, quien se consagra como un líder histórico 15 años preso en Turquía, a la propuesta del fin de la lucha armada en Turquía desplazando sus guerrillas hacia Siria e Irak. Entendamos que dentro de Turquía ¡todavía no está permitido hablar en Kurdo, mucho menos su reconocimiento!, sin embargo, se ha roto por completo el cerco político y cultural que ha costado la vida de miles en aquel país. Dos millones de personas han cantado La Internacional (¡retumbo de nuevo en orgasmos la tumba de Carlos Marx, me decía una compañera!), haciendo homenaje a una revolución que se hace en nombre de toda la humanidad, como ellos mismos dicen. Dos millones han desplegado una alegría y una música hermosa, un baile compartido de un pueblo milenario que desde hace décadas no veíamos por los pueblos del medio oriente.
La batalla continúa, nada está descrito dentro de una situación tan terrible como la que ha han creado todas las fuerzas imperiales en el medio oriente, apoyados por lo últimos cónsules y fanáticos, más el istmo imperialista de Israel. Pero ya sabemos, ante la insurgencia emancipadora de los pueblos el imperialismo es un imbécil sin ideas ni armas. ¿Podrá triunfar finalmente?, ninguna seguridad, más que el heroísmo del cual han probado estar dispuestos a entregar, para abrazar toda nuestra esperanza; todos nuestro corazón estos con ellas y ellos.
Que más sino darle todo nuestro apoyo concreto y organizado a ese acontecimiento milagroso de la revolución Kurda y su expansión. Y qué tristeza también que nuestro gobierno, en situaciones de tensión y amenazas frente a este imbécil imperialismo no se le haya ocurrido ni siquiera darle un saludo a ese pueblo ejemplar, saliéndose él también de la manipulación y la llorantina de las víctimas y atreverse a ir más allá de la lógica geopolítica de los intereses nacionales (Venezuela como país que el caso del medio oriente nada puede hablar sobre esta revolución por sus lazos con Turquía, con Irán, con Rusia, con Siria). Pero no importa, esa solidaridad y ese saludo se lo daremos como pueblo bolivariano, libertario y socialista, a fin y al cabo allá y aquí la revolución le pertenece a los pueblos no a los gobiernos que dicen representarla.
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