Se deben suspender las elecciones

El enviado de obama, thomas shannon, vino en secreto a Caracas y así como llegó se marchó, cual felón que entra en casa ajena. Nadie explicó, nadie se dio por enterado. ¿A qué vino el enviado de obama? El silencio del gobierno autoriza conjeturas. Veamos.

Ya son dos visitas de este enviado imperial, por lo menos las conocidas. En la primera cambió la tónica del gobierno, las firmas se archivaron (otro misterio), aún no se sabe dónde están, el discurso fue más conciliador, la mano que empuñó el fusil se abrió para pedir diálogo.

Esta entrevista es un paso más de acercamiento con los gringos, que no es otra cosa que entrar definitivamente en la zona del capitalismo internacional, pagar el precio de permanecer, que es abjurar del Socialismo, del legado de Chávez: ¡claudicar!, ¿cómo hacerlo?

El deslizamiento es sutil, se apoya en la costumbre y en el basamento político del capitalismo: las elecciones burguesas. Es así, shannon vino a garantizar las elecciones burguesas, que el gobierno acepte los resultados de las parlamentarias y así devele el peligro de ir al Socialismo. Las elecciones burguesas son el mayor cerrojo de defensa del capitalismo. Mientras ellas existan el proceso revolucionario no termina de consolidarse, está en pugna con el capitalismo, lo lleva como un cuerpo extraño que corroe sus vísceras.

Lo anterior es más grave si la Revolución está en alto peligro de perder las elecciones, en este caso la estocada final al Socialismo estará consumada; la pérdida del poder traerá represión, intentarán borrar todo lo que es chavismo revolucionario, dejarán el cascarón socialdemócrata, habrá concluido el ciclo revolucionario, volverán las aguas pestilentes de la cuarta. Ahora, si la Revolución triunfa, la oposición gritará fraude (ya eso lo acusa la dirección del PSUV) y el gobierno tendrá que hacer nuevas concesiones, deslizarse más hacia el capitalismo.

Los gringos harán fuerza para que el gobierno pierda: darán instrucciones de arreciar el asedio, de ahondar las grietas de la debilidad socialdemócrata. Pensemos un poco. Bajo condiciones de guerra feroz (eso lo dice el gobierno), de amenaza de invasión (también lo dice el gobierno), el dólar en curso alocado, el acaparamiento distorsionándolo todo, podíamos asegurar que esas condiciones adversas influirán en la tan cacareada voluntad del pueblo. Si es así, vamos a unas elecciones en desventaja total, en condiciones de fraude, la expresión de la voluntad estará viciada.

Si la situación extraordinaria de asedio se agudiza en los próximos meses, se deben suspender las elecciones, la Revolución no puede aceptar que se manipule descaradamente a la masa. Y ahora sí, radicalizar al Socialismo, abandonar -como dijo Fabricio- el campo reformista, tomar las medidas que haya que tomar para resolver las dificultades económicas, convocar al pueblo, a la masa actuante para lo grande, para defender la Patria, el legado de Chávez. Debe haber una verdadera Revolución ética dentro de la Revolución. Pero si el gobierno dirigido por la socialdemocracia insiste en entregarse inerme al capitalismo, entonces se le agotó definitivamente el tiempo de pataleo, será vencido.

Si gana la oposición triunfa el capitalismo; si gana el gobierno, lo que es remoto, ese triunfo le costó tantas concesiones que también triunfa el capitalismo, y el gobierno tendrá que transformarse, inevitablemente, en represivo; allí está el precedente de Maracay, la ojeriza a los colombianos, la incomprensión del "bachaqueo", son señales de los tiempos que nos esperan por el camino socialdemócrata.

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Toby Valderrama


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