El pasado domingo 24 de septiembre el gobierno de Donald Trump aplicó nuevas sanciones contra el pueblo de Venezuela. Ésta vez, en el ámbito migratorio, al suspender y condicionar la entrada de venezolanos a suelo estadounidense a partir del próximo 18 de octubre, es decir, tres días después de las elecciones a gobernadores previstos por el CNE.
Evidentemente, que ese veto migratorio imperial tiene un fin político-electoral, porque busca intimidar a ese pueblo venezolano que apostó por la paz el pasado 30 de julio al elegir la Asamblea Nacional Constituyente. Trump quiere que los más de 8 millones de venezolanos no voten por los candidatos de la revolución el próximo 15 de octubre.
Como vemos, prácticamente ha develado que la Casa Blanca es el Jefe de Campaña de la Mesa de la Unidad Democrática, ya que por medio del terror e intimidación pretende doblegar la voluntad popular de los votantes que no creen en los candidatos de la derecha. Porque el pueblo sabe muy bien que esos candidatos son los mismos que generaron el terror, promovieron el saqueo, la muerte, la quema de personas vivas y la destrucción de la infraestructura militar y pública hace apenas dos meses atrás.
Los venezolanos patriotas no nos vamos a quedar mirando como el Imperio del Norte nos falta el respeto, nos humilla y desata su odio contra nuestro pueblo. La mejor demostración de patriotismo, unidad, batalla y victoria la debemos dar el próximo 15 de octubre cuando le digamos a Donald Trump que no le tenemos miedo, que los venezolanos decidimos ser libre al igual que hace 207 años atrás; que estamos con la revolución bolivariana y chavista como lo demostramos el pasado 30 de julio, y que obtendremos la victoria en las 23 gobernaciones.
Mientras tanto, la Asamblea Nacional Constituyente sigue trabajando arduamente para liquidar, de una vez por todas, de la faz de la Nación, los vestigios de la economía parasitaria, improductiva, ineficiente, chupa dólares petroleros, contrabandista y bachaquera que representa los gremios tradicionales como Fedecámaras, Consecomercio, Venamchamp, Fedenaga, Fedeagro, entre otros. Porque han demostrado en los últimos años que son gente mala, que generan zozobra, terror económico y angustia a la población. Realmente no aman al país. Lo prioritario para ellos son sus intereses particulares y los del imperio. Por eso le hacen el juego a Dólar Today.
Lo que quieren es que el gobierno les siga liquidando los dólares que genera la industria petrolera para sacarlos del país y quebrarlo como lo han venido intentando en los últimos 17 años. ¡Si quieren dólares, y ahora yuanes, primero deben generarlos¡
En ese sentido, proponemos para el gobierno revolucionario, que a partir de ahora, aquella empresa del sector privado que necesite parte de las divisas que genera el Estado petrolero en nombre de todos los venezolanos, para importar bienes finales o intermedios con fines de generar productos terminados en el país, primero, tienen que hacer como lo hacen las empresas en el resto del mundo: Pedir un financiamiento en divisas a un tiempo y a una tasa de interés preestablecida. Para lo cual, previamente, tienen que dejar como garantía las acciones de sus empresas, y al mismo tiempo, deberán presentar un proyecto de inversión productivo que garantice el destino de esas divisas para la producción nacional, y el debido retorno del capital a las arcas del Estado en el futuro, que por supuesto tiene que ser también en divisas…
En fin, si algún empresario privado quiere dólares, euros, yuanes, yenes o pesos para financiar sus importaciones, tendrá que devolverlos en el tiempo previsto más los intereses establecidos para tal financiamiento. Esa es la única garantía que tenemos los venezolanos que la riqueza común, el patrimonio común de todos, que es la riqueza petrolera, sea devuelta por los empresarios importadores.
Con esta propuesta se estaría garantizando el cumplimiento de la Constitución vigente, en su artículo 311, que reza: que "El ingreso que se genere por la explotación de la riqueza del subsuelo y los minerales, en general, propenderá a "financiar" la inversión real productiva".
Creemos, que de esta forma se estaría ayudando a revertir el modelo económico parasitario y rentista impuesto por el gobierno de los Estados Unidos y aceptado por los gobiernos de la IV República desde 1939. Un proceso iniciado con la aplicación del muy poco conocido en la actualidad, el llamado "Tratado de Reciprocidad Comercial que duró hasta 1972, y con la firma de una serie de acuerdos suscritos entre ambos países, como la Alianza para el Progreso, la Política de Sustitución de Importaciones, las Políticas Neoliberales y su Paquete de Medidas Macroeconómicas orientadas por el FMI, la Apertura Petrolera, entre otros planes diseñados e impuestos por medio del chantaje o acuerdos oscuros por el Imperio del Norte. Que lejos de beneficiar a nuestra economía, impulsar nuestro desarrollo industrial o modernizar el aparato productivo nacional, más bien beneficiaron a la sociedad estadounidense.
¿Y quiénes han sido los grandes ejecutores de esas alianzas leoninas para el país?: los gremios empresariales tradicionales, que han chupado y chupado dólares en los últimos 78 años, disfrutando de la renta petrolera, fortaleciendo la cultura del consumo de lo importado y no generando mayor niveles de industrialización ni riquezas para el país.
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