Faltando pocos días para la realización de las elecciones regionales en Venezuela, Thomas Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, en un evento organizado por el diario El País, de España, refiriéndose al tema venezolano, declaró que hay que esperar que el pueblo "hable y decida" en las elecciones del 15 de octubre.

Mensaje imperial

Habló Shannon, habló el imperio. Así hay que entenderlo. De esta expresión del alto funcionario estadounidense hay que colegir la real postura que su gobierno asume ante la presente coyuntura venezolana, con lo cual, de paso, le está enviando un mensaje directo, público y notorio a los acólitos imperiales tanto a los que tienen en el interior del país como a los que están esparcidos en el subcontinente latinoamericano.

El envío de este mensaje, si bien, lanzado en un evento aparentemente no oficial o informal, a través de un mecanismo que los voceros gubernamentales gringos acostumbran utilizar para dejar colar sus posturas, lo hacen a sabiendas que va a tener eco en los receptores a quienes va dirigido, para ello cuentan con la extendida y efectiva plataforma mediática por medio de la cual difunden sus lineamientos a todo el globo terráqueo.

Ahora bien, qué dice el imperio en la voz de Shannon, cuál es el mensaje imperial que se está enviando, pues, sencillamente, que dependiendo de los resultados en las elecciones regionales se pondrá el énfasis en el tipo de dispositivo que han venido implementando para el logro del objetivo estratégico que tienen trazado para con nuestro país, como es el aniquilamiento de la revolución bolivariana.

En otras palabras, si los resultados les son favorables a las fuerzas de la reacción opositora, obteniendo la mayor cantidad de gobernaciones o una sumatoria mayor en votos, continuarán, por supuesto, con la política de desgaste a la que tienen sometido al gobierno nacional, con la guerra económica, la inflación inducida, el cerco económico, comercial y financiero internacional, etc., pero despejando y presionando el camino para propender a su derrota en un proceso electoral adelantado.

En cambio, si son las fuerzas patrióticas las que surgen triunfadoras de esta liza electoral, como a nuestro entender, objetivamente, está planteado, entonces el dispositivo en el que se hará más énfasis es en el de llevar a su máximo nivel de presión la diversidad de acciones desestabilizadoras, tanto dentro como fuera del país- incluyendo la guerra civil y la intervención militar extranjera- que han venido desarrollando en función del derrocamiento del gobierno bolivariano y de la extinción, de raíz, de la gesta revolucionaria emprendida por Hugo Chávez.

Dispares en lo táctico

La interpretación del mensaje de Shannon nos permite entender, además, las dos posiciones políticas adelantadas por la derecha opositora venezolana, dispares en lo táctico coyuntural pero coincidentes en el objetivo estratégico. Por un lado, la posición de los irreductibles en sus propósitos de acelerar el derrocamiento del proyecto bolivariano, expresada en eso que llaman la resistencia y que mantienen una postura abstencionista frente al proceso electoral vigente; llaman a la abstención y claman por continuar y profundizar las acciones guarimbéricas, terroristas, paramilitares, de sabotajes, subversivas y criminales que pusieron en práctica entre los meses de abril y julio, con el saldo lamentable por todos conocido, y que fue contundentemente derrotada, en el terreno político, con la respuesta de rechazo que les infirió el pueblo venezolano con su participación masiva y protagónica en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por el Presidente Nicolás Maduro Moros.

Y, por otro lado, la posición de quienes participan en el proceso para la elección de gobernadores, que, si bien, no llegaron a desligarse públicamente de quienes continúan postulando el terrorismo político, sí optaron por presentar candidatos y salir a pedirle el voto a los venezolanos, en la creencia de que estos harán abstracción de los devaneos e ímpetus violentos y terroristas que caracterizaron su accionar en los meses precedentes, poniendo en jaque la paz social.

Huevos en canastas

Como es conocido, por su manera de conducirse históricamente en el amplio mundo, el imperialismo, al trazar sus objetivos estratégicos, claro está, en el marco de las contradicciones de los intereses comparecientes entre los elitismos que lo conforman, plasma escenarios para su actuación a largo, mediano y corto plazo en función de los cuales se activa y se orienta, teniendo presente tanto la finalidad trazada como la realidad geopolítica y la consideración de las circunstancias específicas que se mueven en el país o región en cuestión; en otras palabras, como no siempre pueden manejar todas las variables intervinientes en la realidad en que actúa, la política imperial serpentea según el desenvolvimiento de los hechos en un determinado momento.

Teniendo presente este marco de referencia, podemos entender que el imperialismo, como han señalado analistas acuciosos, no "coloca todos sus huevos en una única canasta" sino que se mueve simultáneamente en varias direcciones, conducentes todas a la concreción del objetivo perseguido, aunque en algunos momentos luzcan como contradictorios los derroteros seguidos.

Financian a unos y otros

En nuestro caso, así como, declaran a "Venezuela como amenaza extraordinaria a la seguridad exterior de los Estados Unidos", arrecian el cerco económico y financiero, establecen sanciones a altos funcionarios del Estado, aumentan la presión en organismos multilaterales (OEA, UE, FMI, etc.,), desatan una permanente y creciente campaña mediática de desprestigio en contra del país y del gobierno bolivariano, orquestan un arco de bases militares en torno a Venezuela, estimulan la presencia y el accionar de grupos paramilitares colombianos en el territorio nacional, instrumentan la posibilidad del magnicidio, estimulan y financian el sabotaje de servicios públicos básicos (electricidad, telefonía, transporte, etc.), desencadenan una agobiante guerra económica (desabastecimiento, escasez de productos, dólar today, inflación inducida, etc.), desarrollan una sistemática guerra mediática y psicológica, ponen al servicio de su política a las élites eclesiástica, académica, gremial empresarial, auspician y financian el terrorismo, la violencia, las guarimbas, fomentan la zozobra, el miedo, el odio entre los venezolanos.

Y en la presente coyuntura electoral, alimentan a los sectores ultra radicales opositores a que aúpen la abstención y, al mismo tiempo, estimulan y financian a partidos políticos para que participen en las elecciones y pujen por ganar gobernaciones que le puedan servir de bases operativas para futuras acciones políticas y subversivas, según sean las circunstancias.

Y junto con ello autorizan a sus operadores políticos para que mantengan conversaciones con el gobierno bolivariano en aras de mantener abierta la posibilidad del diálogo que desde hace tiempo ha venido planteando la dirección política de las fuerzas revolucionarias, en aras de la paz y la convivencia social.

La voz de Dios

Como se puede ver, al decir de los Robertos, el imperialismo navega en un mar de hechos y maniobras, en ciertos casos, aparente de contradicciones pero, sin dudas, con un rumbo trazado que apunta a un señalado y consensuado objetivo imperial: impedir a toda costa la consolidación de la revolución bolivariana y propiciar su aniquilamiento. Este es un requerimiento del imperialismo estadounidense a la luz de sus necesidades geoestratégicas y de la realidad geopolítica mundial.

La voz de Shannon, es expresión del punto de inflexión en que se encuentra el imperialismo ante la opción electoral que ha de tomar el pueblo venezolano, una variable no controlable por las élites imperiales. Frente a la voz del imperio, realmente, la que nos interesa es la voz del pueblo, que es la voz de Dios.