El gobierno norteamericano de Donald Trump está advirtiéndole a Turquía que "se mueva con cuidado" en su ofensiva militar en el norte de Siria, alarmado porque los dos estados miembros de la OTAN podrían terminar en un conflicto abierto.
El presidente Trump y su jefe del Pentágono, James Mattis, ambos emitieron severos llamados esta semana al presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan, urgiéndole "moderación" ya que Ankara sigue adelante en su incursión militar cerca de la localidad d Afrín.
Turquía rechazó el regaño de la Casa Blanca insistiendo en que no se está moderando y que apunta a desplazar sus tropas más hacia el este para tomar la localidad de Manbij en manos de los combatientes kurdos sirios.
Es allí donde los norteamericanos tienen una considerable presencia de tropas en apoyo de la milicia kurda YPG. Turquía sostiene que la YPG son "terroristas" en cambio Washington sostiene que los kurdos son un fuerza delegada útil contra los terroristas del Estado Islámico.
El ministro de relaciones exteriores de Ankara, Mevlut Cavusoglu, aseveró que "los terroristas en Manbij (kurdos YPG) están de manera permanente haciendo disparos de provocación. Si Estados Unidos no los detiene, lo haremos nosotros".
El periódico The New York Times advirtió que un asalto contra Manbij "podría poner a las fuerzas turcas en conflicto directo con los tropas norteamericanas estacionadas ahí, con resultados impredecibles."
Por lo tanto, Trump y otros funcionarios están emitiendo serios requerimientos para que Ankara recapacite.
El atolladero entre dos miembros de la OTAN al borde de la guerra – adopta una faceta casi surrealista cuando uno considera que los aviones de guerra norteamericanos y turcos despegan desde la misma base de la OTAN en Incirlik al sudeste de Turquía.
Uno también se plantea –de manera irónica-- ¡¡Cómo el Artículo V de la OTAN podría aplicarse en este extraño escenario donde un miembro de la OTAN pediría a los otros 27 países miembros de la alianza militar que lo defiendan si es atacado –por otro miembro de la OTAN!!
Esta cabaretera situación es digna de la novela satírica anti guerrerista Catch 23 del autor Joseph Heller.
No obstante ese caótico enredo está lejos de ser gracioso. Esto podría encender una guerra en gran escala involucrando a Siria, Rusia y a Irán.
Casi perdido en medio de la miope cobertura de prensa, yace el hecho sobresaliente de que ni Estados Unidos ni Turquía deberían tener fuerzas militares operando en Siria. Sus presencias constituyen una flagrante violación del derecho internacional y de la soberanía nacional de Siria.
La pifiada ineptitud de Washington es en extremo culpable. El anuncio del Pentágono la semana pasada en el sentido que estaba armando a un Fuerza Fronteriza de unos treinta mil hombres empleando a los kurdos del YPG como soldados de infantería, fue lo que desató la furiosa reacción de Turquía.
El secretario de estado norteamericano, Rex Tillerson, trató esta semana de recular sobre la iniciativa de la Fuerza Fronteriza alegando que el plan del Pentágono fue exagerado por los informes de prensa. Eso no convence a nadie. No es la primera vez que la política de Washington en Siria y en otras partes del mundo es percibida como teniendo objetivos contradictorios o peor aun, siendo mendaz.
Temiendo que el enclave kurdo armado por los norteamericanos en la frontera siria pudiera expandirse en territorio de Turquía y consolidarse con los separatistas kurdos turcos del PKK. A Erdogan se le urgió que pasara a la ofensiva para que –como lo dijo él mismo—aplastar al "ejército terrorista" que está siendo organizado por Washington. Las preguntas que deben ser urgentemente respondidas con la fuerza del derecho internacional son: ¿Sobre qué base legal hay fuerzas norteamericanas en Siria? ¿Mediante qué mandato Washington está instaurando una milicia en Siria?
Precisamente ninguno.
Durante casi siete años Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han estado alegando que ellos intervienen en Siria supuestamente para derrotar a los grupos terroristas de Al Kaida, los cuales en los hechos son patrocinados de manera encubierta por ellos con el criminal propósito de provocar un cambio de régimen contra el gobierno del presidente Assad.
La guerra de siete años de duración ha sido en gran medida llevada a su fin mediante la intervención legal de Rusia, Irán y Hézbola del Líbano, quienes desalojaron a los agentes delegados a pedido de las autoridades sirias de Damasco.
Nunca ha habido ninguna justificación para la presencia militar de Estados Unidos en Siria. Actualmente existe aún menos pretexto. Las fuerzas de Washington deben retirar su presencia totalmente ilegal en el territorio de Siria. La derrota de las agrupaciones terroristas ha sido alcanzada principalmente por el ejército sirio apoyado por Rusia, Irán y el Hézbola.
Aquellos insurgentes que aún permanecen pueden fácilmente ser controlados por el estado sirio y sus aliados. Absolutamente, no existe ninguna necesidad para que Estados Unidos insista en estacionar tropas en Siria –aunque aceptáramos el falso reclamo de que Washington está combatiendo al terrorismo.
De manera creciente la intrusión norteamericana en Siria más parece una desvergonzada ocupación ilegal cuya agenda oculta es desestabilizar al estado sirio.
Washington necesita ser censurado y sancionado. Sus políticas son ilegales, criminales y son condenables bajo el derecho internacional. Es necesario que retire sus fuerzas militares de Siria – ahora.
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