Cuando se estudian los 33 artículos propuestos para la Reforma Constitucional algo salta a la vista con fuerza irresistible: todos los artículos propuestos para la reforma guardan no sólo coherencia sino que una vinculación imprescindible con el fin último. Si nos despojamos del fetiche burgués de la democracia representativa y sus supuestos equilibrios y vamos al fondo, encontramos que la única forma de que la Comuna sea un poder constitucional más allá de la letra es precisamente asumiendo la pertinencia de toda la reforma en su conjunto.
¿Cómo podría ejercer la Comuna el poder que allí se consagra si en el marco de la Carta Magna la división de poderes heredada de los antiguos esquemas coloniales, como los cabildos por ejemplo, no transfieren poder a la Comuna? Parafraseando con algún cambio la frase del Libertador pero conservando su espíritu, podríamos decir que sería un poder virtual, nulo y estéril: “Llamarse jefe para no serlo es la peor de las desgracias”, figurar con un poder para no ejercerlo a plenitud sería peor que una desgracia, una burla cruel y una traición que a sí mismo se haría el pueblo.
¿Cómo se podría dar paso a la siembra de formas de producción, distribución, apropiación y consumo de bienes económicos si esta forma de propiedad no está expresamente consagrada en el Libro del Pueblo?, ¿cómo harían las Comunas para trascender los “puntos y rayas” de la heredada División Político Administrativa de la Nación si, por ejemplo, los familiares de una persona que muere en la población de Soledad deben tramitar el “papeleo” en la Capital de Anzoátegui, a cientos de kilómetros, teniendo a Ciudad Bolívar al otro lado del río y estando totalmente articulada en todo a esa ciudad?, ¿qué debe hacer la Comuna cuyo desarrollo, cultura y relaciones económico productivas están inexorablemente abrazadas a las de otra Comuna que está en otro Municipio?, ¿Serán los planes del Municipio A, su alcalde y autoridades los mismos que los del Municipio B y sus poderes constituidos?, ¿No habremos de encontrar la manera de trascender y romper esa camisa de fuerza absurda?, pongamos eso en todas las actividades propias de la vida comunal y veremos la impertinencia de no hacer estos cambios, ya tocaremos en forma sucesiva los otros.
Dejo de último -por ahora- el que más le duele a la oligarquía nacional y sus amos del imperio, ya el hecho de que les duela tanto es un signo para nuestro pueblo: lo que ellos aplaudan, malo para el pueblo, no lo digo yo, lo decía Jesús de Nazareth "Cuidaos del aplauso de los fariseos", es simple, lo que es bueno para el capitalista o el banquero no puede serlo para el explotado o el que tiene deudas, así de simple. Me refiero a la reelección continua del Presidente de la República. Vamos a ver. ¿No tiene derecho el pueblo a ejercer su poder soberano mediante el voto para decidir si quiere que un funcionario continúe a su servicio? Negarlo sería negar el poder soberano del pueblo, ¿hay algo más antidemocrático que eso? Por otro lado, ¿cuál es el temor de la burguesía y sus cultores de la alternatividad a todo evento?, Claro, la alternatividad a todo evento permitía que la oligarquía criolla cambiara de muñeco cada cinco años, la espera merecía la pena, si no controlaban este muñeco lo harían con el próximo chantajeándolo con sus medios, ¿no es cierto?. Me pregunto: ¿si el Presidente en el ejercicio del poder recibido del pueblo defrauda sus expectativas, no será este mismo pueblo el que en ejercicio de su poder lo sustituya?, ¿no será que tienen infinito temor a la voz del pueblo?, ¿no será que no se tienen alternativas de justicia e igualdad que cautiven la voluntad del pueblo?, ¿no están admitiendo a priori la impertinencia humanista de sus propuestas?, ¿no temen en realidad a la conciencia de un pueblo que cada día está más despierto y no les cederá por ningún concepto las conquistas alcanzadas ni sus sueños de igualdad y justicia?. Entonces tiene razón la burguesía nacional y el imperio: El pueblo votará por Chávez, no diez, ni doce sino las veces que sea necesario mientras éste encarne sus esperanzas y le permita ser ese instrumento sui géneris de su total empoderamiento. ¡Tienen razón, caramba, Chávez hasta el dos mil siempre!, ¡cómo les duele!
El pueblo venezolano ha ido sacudiéndose siglos de manipulación y ninguneo. Este pueblo cada día más es un pueblo con conciencia de clase, con conciencia histórica, un pueblo cada vez más despierto y difícil de engañar con espejitos y lentejuelas. Por la ignorancia fue manipulado y explotado por siglos -aunque también por la fuerza- pero eso se les está acabando. Vamos para nueve años en los cuales toda la superestructura capitalista: Educación, Cultura, Medios de Comunicación, etc., han usado todo su poder para confundir y desviar el camino de este pueblo, sorprendentemente, para propios y extraños, ese mismo pueblo cada día los cree menos. Una campaña –inmoral e inmisericorde de mentiras y manipulación- como no se había visto nunca en toda la historia de la humanidad: sacerdotes, obispos, empresarios, académicos, especialistas, universidades de prestigio histórico, partidos, periodistas, medios… todos a una como en Fuenteovejuna… todos... han sido usados con todos los hierros, ¡pero que desesperación!, cada día sienten que se hablan a ellos, entre ellos y para ellos, porque basta pisar el corazón de nuestros barrios, de nuestros campos, de nuestros pueblos para ver como este pueblo se ríe de sus consejas.
Así que, por eso repito mi consecuente posición respecto al Referendo para la Reforma Constitucional, vamos a no perdernos en leguleyismos y vericuetos; hagamos todo cuanto podamos por llevar la verdad hasta quienes sin ser oligarcas ni empresarios capitalistas aún están ciegos; hagámoslo con amor y respeto, pero centremos nuestros esfuerzos en afirmar y fortalecer la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo humilde y sencillo, el receptor y beneficiario mayor de sus propias conquistas.
