El ciudadano José María Aznar en reciente visita a la ciudad de Bogotá, presentó el proyecto político diseñado por FAES, organización dirigida por el mencionado, titulado: “América Latina: una agenda de Libertad (Libertad en mayúscula)”. En el acto estuvo presente el Señor Presidente de la República de Colombia, Dr. Alvaro Uribe Vélez. En su discurso de presentación, Aznar, esbozó, literalmente, las ideas fundamentales de su teoría-propuesta política como representante de la derecha europea. Antes de entrar a referir, con citas, el texto expuesto por Aznar, nos vemos en la necesidad de proponer algunas ideas que, por ahora, consideramos apropiadas para la investigación, la discusión y conclusiones para tratar de demostrar el concepto de “neo-imperialismo” que estamos proponiendo en el título de este artículo.
El Poder que realmente gobierna y dirige las políticas de los gobiernos de turno en los Estados Unidos de América está en conocimiento de la importancia de los cambios políticos que se vienen gestando en América Latina, Centromérica y el Caribe. Podría ser que desde el 27 de febrero, con el llamado “Caracazo” (concepto político que pareciera no tener ¿autor?), se vienen desarrollando una serie de sucesos políticos que han llevado a la toma de conciencia de amplios sectores sociales en diferentes países de la Región. Esta toma de conciencia de las sociedades latinoamericanas, centroamericanas y caribeñas es un aflorar de los subconscientes colectivos anti-norteamericano que están presentes en el Continente Americano desde las políticas de la Doctrina Monroe y su corolario del “Big Stick” (“Gran Garrote”) del Presidente Theodore Roosevelt.
El “Poder”, al cual nos referíamos mas arriba, ha considerado que necesitaba un socio político-ideológico que llevara a las puertas de los Palacios Presidenciales de la Región Americana, el discurso de la “institucionalidad y la democracia”, “libertad”, “respeto a la dignidad de la persona”, y del “libre mercado”. Superando las contradicciones pasadas, el “Poder” tuvo que llegar a un acuerdo con esa “derecha progresista” que representaba la “derecha española” con una profunda experiencia en tratar con las políticas sociales aún cuando éstas provinieran de las políticas propuestas por la “social-democracia”. Una “derecha franquista” profundamente anti-comunista y, además, militante.
La realidad internacional obligaba al gobierno de turno de los Estados Unidos de América a proponer políticas en el marco de las políticas imperialistas globalizadas que consolidaran el poder del “Poder”. El análisis llevaba al “Poder” a considerar el desarrollo sostenido de la economía de la República Popular China, con cambios sociales profundos, dentro de los esquemas de políticas diseñadas por el Partido Comunista Chino. ¡mal ejemplo para los países del Tercer Mundo!
Además, los cambios socio-económicos en la India indicaban que su economía iba a crecer a signos parecidos al crecimiento de la economía china, es decir, a un promedio inter-anual de un 9% del PIB. No hubiera importado si se trataran de países con poblaciones NO significativas; pero no es así. Ambos países alcanzan una población de más de 2.300 millones de habitantes. Esta realidad iba a alterar el “mercado de materias primas”, como, por ejemplo, petróleo, hierro, aluminio, alimentos, agua, entre otros, por señalar, quizás, los mas significativos. ¿Qué hacer?
El “Poder” de los Estados Unidos de América conocía la matriz de opinión adversa al “poder constituido” norteamericano en un muy amplio sector de las sociedades Latinoaméricanas, Caribeñas y Centroaméricanas. Se necesitaba un socio que, por razones históricas, tuviera un cierto grado de aceptación con los países del Continente Americano. Un socio que además ofreciera “la zanahoria” de la “Puerta de Entrada a Europa” a las economías exportadoras del Continente Americano. Ya el “Poder green-go” había consolidado sus relaciones con los países de la Europa insular y nórdica. Pero necesitaba de “materias primas” para mantener su economía y la de sus socios europeos. En el caso de éstos últimos, la “Caída del Muro de Berlín”, les abría las “puertas” a dos temas fundamentales: el petróleo ruso y la presencia en el futuro desarrollo petrolero del Mar Caspio.
El 11 de septiembre fue la fecha clave; el “hecho histórico”, como diría E. H. Carr, para la colaboración entre el Gobierno Republicano de George W. Bush, hijo y el Gobierno Monárquico del Partido Popular de José María Aznar quien así lo capto: “…el 11 de septiembre…se había atacado a Estados Unidos…desde el punto de vista español, el 11 de septiembre tuvo consecuencias muy importantes…había llegado el momento de que España manifestase su posición…yo no quise participar en esa carrera de apoyos generales…(sino que)…no viajé a Washington hasta noviembre...luego vino la intervención a Afganistán…(pero)…hasta la intervención en Irak…(fue cuando)…empezó a romperse la cadena de solidaridades…(hacia Estados Unidos de América)”. (Aznar, José María. “Ocho años de Gobierno: una visión personal de España”. Ed. Planeta, 2004, pp. 144-147) El Gobierno de Aznar se “cuadró” con Bush, hijo.
Consideramos que, producto de esa adhesión a las políticas expansionistas norteamericanas del Gobierno de George W. Bush, hijo, se diseñó la “colaboración incondicional”, en ambos sentidos, de la derecha anglo-sajona y la derecha española. Con ello y gracias al Gobierno de Aznar, España pasaba de ser un país por la “gracia de Dios”, a un país por la “gracia de “La ética protestante y el espíritu de capitalismo” de Max Weber” pero, muy posible, con las bendiciones correspondientes.
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