¡Exxon... no es posible!

–¡Doña’rroz !

–¡Dígame, Don Buche !

–¡Exxon… no es posible! ¿Por qué perdimos en Londres? Mis socios me están reclamando; es la primera vez que pierden una en un siglo de existencia. ¿Qué está ocurriendo? Nuestra misión como gobernantes del mayor imperio que haya conocido el mundo es asegurar que ninguna de nuestras empresas sufra algún tipo de pérdida en cualquier lugar del planeta. ¿Entiende lo que significa el haber perdido este juicio? ¡No es la cantidad de dinero implícito en el, sino el mal precedente establecido que nos impedirá seguir apoderarnos “legalmente” de los recursos naturales del planeta! Además, la baja de las acciones de nuestras empresas petroleras contribuirá a la quiebra que tanto hemos temido. ¡No está haciendo bien su trabajo!

–Don Buche, me esfuerzo al máximo; pero el mundo ya no es el mismo, cualquiera nos desafía porque ya conocen todas nuestras debilidades y no podemos estar invadiendo cuanto país posea petróleo. Ya ni siquiera somos capaces de financiar la guerra de Irak, a pesar de las grandes ganancias que les ha producido a nuestras empresas. El “Plan Colombina” no está dando el resultado previsto. La invasión a Escuazor no resultó como se había programado y en la OPCPT nos dieron hasta por el carnet del seguro social.

–¿La qué?

–La Organización Para el Control del Patio Trasero…

–¡Sí, sí, sí! Con esta preocupación olvido como la llamamos cuando estamos en confianza. ¿Cómo es posible que a esos “tercermundistas” ya no les asusten nuestras amenazas: ¡Votaron en contra nuestra! Bueno, continúe.

– A la Exxon le están recordando la historia que ellos creyeron olvidada. No sería raro que la lleven nuevamente a un juicio por contaminación del ambiente, y esta vez no podrá obtener un fallo favorable. ¡No le extrañe que nos lleven a todos a juicio, al terminar su mandato!

–¡No me traiga más preocupaciones!

– Bueno, no es todo culpa mía; además a usted le está ocurriendo como lo señalara nuestro ilustre Ralph Waldo Emerson…

–¿Y ése quién es?

–Nuestro filósofo más prestigioso.

–Yo pensaba que era Noam Chomsky. Si no hubiera sido por el Mulato, no me habría enterado de su existencia. No es tan ignorante como afirman nuestros testaferros. .. ¿Qué dijo el otro?

– “Lo que tú eres grita tan alto que no deja oír lo que tú dices ser”

–¿Y eso que tiene que ver conmigo?

–Que ya ha dicho tantas mentiras para justificar las invasiones que nadie le cree las acusaciones que promueve en contra del Mulato…

–¡No permito que me falte el respeto!

–Usted me pidió una explicación.

–Tiene razón; siga.

–Acusamos al Mulato de ser narcotraficante y él demostró que la droga la produce quienes ayudamos, y que somos los mayores consumidores del mundo. Lo culpamos de apoyar el terrorismo y nos resultó como mediador para conseguir la paz en la región donde nos más interesa una guerra para intentar rescatar nuestra economía. Lo señalamos como un despilfarrador de los recursos petroleros y nos sacó la cuenta de lo que gastamos en guerra. Le aplicamos el Manual, con el desabastecimiento de los productos básicos, y creo una nueva empresa para resolver rápidamente el problema. Le dimos órdenes a la Sociedad de Intromisión Política para que lo acusara de restringir la libertad de prensa y el respondió con un análisis del terrorismo mediático, del cual somos los promotores. Hay que tener en cuenta que es el único país del mundo donde no se lleva a juicio a nadie por ofender la majestad del cargo presidencial. Ya aplicamos todos los instructivos incluidos en El Manual de la Desestabilización y no logramos resultados que nos sean favorables.

–¡Tienes razón! Yo no soportaría tanta ofensa. Menos mal que nos evitamos ese problema con las leyes que yo he promulgado. El Manual hay que corregirlo y ya no tenemos tiempo… ¿Qué ha pasado con la computadora que les enviamos “full” de falacias?

–Ya no sabemos que sacarle, porque con el cuento del uranio el mundo entero se está riendo de nosotros; ¿quién va a creer que pretendían construir una bomba nuclear? ¡No hemos podido justificar las acusaciones contra Irán, que posee instalaciones tecnológicas apropiadas, menos a unos guerrilleros en la selva! Teníamos que decir que estaban comprando una bomba para lanzarla sobre Nueva Yoka.

–Eso no era conveniente, porque no podemos repetir el truco de los edificios morochos y el hexágono. Si “aquel” llega a la presidencia todo se volverá negro, cuando el mundo conozca la verdad.

–¿Y si le sacamos a la computadora una foto del Mulato y Obama planificando los atentados de los edificios morochos y el hexágono?

–¡No, si ya el Mulato advirtió que eso podría ocurrir! Cómo que nos leyó el pensamiento.

–¿Cómo va el trabajo mediático de nuestros agentes en el país del Mulato?

–¡Como la vaca de Doña Petra…

–¿Cómo es eso?

–¿Qué en vez de dar leche, lo que da es vergüenza?

–¿Por qué?

–¡Porque cuanta falsa información les ordenamos difundir es desmentida casi en el mismo momento que la emiten! Nuestros “expertos” en ciertas áreas, dan pena. Cuando los entrevistan en el Balón del Terror se lucen porque no tienen contrapartida; pero cuando van al canal del Mulato, se “les desinfla el balón”.

–¡Debemos actuar rápidamente, Doña’rroz!

–¿Por qué, Don Buche?

–Porque se nos acaba el gobierno y el Mulato está a punto de colocar un satélite que comprometería aún más el Plan Colombina. Además, no soportaría que todos los domingos repitiera en su programa que Florentino le ganó el contrapunteo al Diablo, y que éste tuvo que irse con el rabo entre las piernas.

–Eso no sería tan grave, porque nos perderíamos, Don Buche.

–¿A dónde? ¡Con medio planeta queriendo vengarse de nosotros! Por lo menos nuestros testaferros se vienen para acá cuando cumplen sus funciones.

– Con mi colorcito pasaría desapercibida en el país del Mulato. Así podría aprovechar los servicios médicos de Barrio Adentro, sin que me cueste un solo centavo.

– No sería mala idea; ojala yo también pudiera, porque producen un ron que me encanta.

– ¡Discúlpeme, Don Buche! Creo que últimamente está abusando de la bebida.

–Pero, ¿que hago con tantos problemas juntos? Parece que se van a cumplir las dos profecías.

– ¿Cuáles profecías, Don Buche?

– La de que yo me iría primero que el Mulato, y la de la debacle del sistema financiero mundial.

–Eso ratifica lo dicho por usted…

–¿Qué dije yo?

–Que Dios lo guiaba.

–¿Por qué?

–Porque fue un instrumento divino, al contribuir de manera decisiva a quebrar este país.

luiserangel@hotmail.com


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Luis E. Rangel


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