El Pentágono decide consultar con "científicos sociales" ¿Cambiará la política militar de EE UU para Suramérica, Centromérica y el Caribe?

El New York Times, en su edición electrónica, del 18 de junio, 2008, en la sección “Arts” ha publicado un artículo de la periodista Patricia Cohen, titulado: “Pentagon to Consult Academics on Security” (“El Pentágono [decide] consultar a los académicos [en ciencias sociales] sobre asuntos de seguridad”). ¡Tamaña sorpresa! Es decir, el sector militar norteamericano ha llegado a la conclusión (de nuevo) que es necesario referirse a los “intelectuales” para buscar soluciones a los problemas referentes a: “asuntos relacionados con el desarrollo de lo militar en China”; Iraq; terrorismo, y “religiones fundamentalistas” (deberían comenzar analizando el pensamiento de George W. Bush, hijo).

El Secretario de Defensa, Robert M. Gates, comparó la actual decisión ejecutiva del estamento militar a la iniciativa tomada por el Gobierno norteamericano, durante la Guerra Fría, después del lanzamiento del Sputnik en 1957, de ”…elevar el nivel intelectual…” en la toma de decisiones político-militares del Pentágono. Como curiosidad, se ha denominado a tal programa con el nombre de Minerva, la diosa romana de la “sabiduría, las artes, las técnicas de la guerra”.

Resulta evidente la influencia, en el programa “Minerva”, de la Secretaria de Estado, Dra. Condoleezza Rice, quien, como intelectual, participaba, junto a Robert Gates, durante la “Guerra Fría”, como experta en los “asuntos soviéticos”, en los análisis y propuestas para la toma de decisiones políticas junto a intelectuales de diferentes instituciones (think tanks) y universidades relacionadas con las políticas de “seguridad y defensa” del Poder del país del Norte. Su influencia, en las actuales circunstancias, en la toma de decisiones de la Secretaría de Defensa norteamericana, con respecto a las nuevas realidades geopolíticas y geoestratégicas mundiales podría ser considerada bajo dos elementos: su influencia sobre las decisiones que en política exterior toma el Presidente Bush; y, la segunda, podría sustentarse en su comentada posible participación en la actual campaña electoral como compañera de fórmula de John McCain. Pero lo importante en este marco, es la decisión de incorporar, de nuevo, a la intelectualidad norteamericana en el particular mundo de las políticas del Imperio. Como resultará de interés, para su análisis, ver a cuales “think tanks” y universidades que se le solicitarán los análisis y quiénes serán los miembros de esas instituciones privadas que participarán en tales escenarios. Se debe acotar la importante influencia, en ese sector de intelectuales norteamericanos, los denominados “neo-marxistas”.

Siguiendo la línea de pensamiento expuesto, comenta el Secretario de Defensa Gates que “…we are interested in furthering our knowledge of these issues and in soliciting diverse points of view, regardless of whether those views are critical of the department’s efforts…” (“…estamos interesados en aumentar nuestro conocimiento en estas propuestas [las arriba expuestas] y solicitar diversas opiniones [de tales propuestas de análisis], sin importar que estas opiniones sean críticas a los esfuerzos (sic) de la Secretaría [de Defensa]…”) Tal amplitud nos permite creer que comienza a verse en la “Alta Política” de los intereses reales de los Estados Unidos de América [El Poder, según lo califica Mûller Rojas] de la necesidad de buscar los caminos que los lleve a las soluciones estructurales que comienzan a afectar las políticas imperialistas y al propio poder del Imperio.

En contraposición a la propuesta del Secretario de Defensa Gates, el antropólogo Hugh Gusterson, de la Universidad George Mason, comentó que “…one reason the State Department misread Vietnam so badly in the early 1960s is that the liberal experts on East Asia were purged under McCarthyism,” he said. “I fear that a conversation about the sources of violence and terrorism run under the auspices of the Pentagon might be similarly misshapen…” (“…una de las razones [de los equívocos] del Departamento de Estado [de los Estados Unidos de América] fue cuando interpretó, erróneamente, la [realidad en curso en] en Vietnam en los comienzos de los años 1960 debido a que los expertos en Asia Oriental [considerados, políticamente, como] liberales, fueron perseguidos por el Macartismo…me temo que una conversación acerca de las razones sobre las causas [que originan] la violencia y el terrorismo, bajo el patronato del Pentágono, podría tener las mismas consecuencias [que durante el post-marcartismo]…”)

¿Cuáles serían las áreas de análisis que la Secretaría de Defensa necesita del análisis de la intelectualidad norteamericana? El proyecto Minerva “…was seeking scholars who can, for example, translate original documents, including those captured in Iraq; study changes in the People’s Liberation Army as China shifts to a more open political system; and explain the resurgence of the Taliban…” (“…está buscando intelectuales que puedan, por ejemplo, traducir documentos originales, incluidos aquellos capturados en Iraq; estudiar los cambios en el Ejército Popular de Liberación [de la República Popular China] conllevados con el proceso de cambios [en China] hacia un sistema político más abierto [no se refiere a cambios democráticos según el concepto occidental de democracia]; y, explicar [las razones] del resurgimiento de los Talibanes…)

En ese mismo orden de ideas, el proyecto Minerva está “….looking for computational models that could illuminate how groups make what seem to be irrational decisions, and decipher the way the brain processes social and cultural norms…” (“…buscando modelos [programas] que permitan entender como los grupos [políticos de corte terrorista] toman decisiones que, aparentemente, parecen irracionales, y descifrar la lógica de los códigos del pensamiento cultural y social [de los actores políticos adversos a las políticas de los Estados Unidos de América]…”)

El Presidente de la Universidad Pen State, Graham Spanier, considera que el proyecto Minerva “…provides a lot of opportunity for people in the social sciences and humanities to solve national-security-related questions…” (“…le da la oportunidad a la intelectualidad de las ciencias sociales y humanísticas a resolver problemas relacionados con los asuntos de seguridad nacional…”) So! La mesa está puesta!!

Pero ¿dónde queda la América Latina; es decir, para ser precisos, Centroamérica, El Caribe y Suramérica, dentro de esta preocupación geopolítica y geoestratégica de la Secretaria de Defensa y el Pentágono? Fácil respuesta. No somos “un problema” somos el “patio trasero” del Imperio y, ellos, tienen la Cuarta Flota, bombas nucleares y a los “uribistas”.

El Council of Hemispheric Affairs (www.coha.org) publicò en su página del día 17 de junio, próximo pasado, un artículo titulado: “U.S. Ambassador Maintains: “Without a doubt. There are possibilities in Colombia (for a US military base)” (“El Embajador [William Brownfield] de Estados Unidos sostiene: “No hay ninguna duda. Hay las posibilidades en Colombia [de una base militar norteamericana]) En ese orden de ideas, comenta el artículo que “…In an April 22 meeting between Santos and US ambassador to Colombia, William Brownfield, the Colombian defense minister was informed that due to an improvement in the country’s human rights performance, as well as in its military operations, the veto against the military base at Palanquero, that in effect, de-certified the base from receiving U.S equipment, had now been lifted. According to Santos, the US now aims to provide intensified assistance in Bogota’s fight against narco-trafficking and terrorism as a result of the removal of this veto…” (…en una reunión del día 22 de abril, próximo pasado, entre Santos [ministro de defensa de Colombia] y el Embajador norteamericano, William Brownfield, el ministro de defensa colombiano fue informado que a consecuencia de las mejoras en los Derechos Humanos en Colombia, como también en las operaciones militares, el “veto” contra la base militar en Palanquero, que estaba vigente, de recibir equipos para operaciones militares, ha sido abolida. Según Santos, los Estados Unidos ahora pueden intensificar su asistencia militar en la lucha que sostiene Bogotá contra el narco-tráfico y el terrorismo gracias a la derogación del veto…”)

Para Suramérica, el Pentágono y la Secretaría de Defensa de los Estados Unidos de América, no es necesario consultarle a los intelectuales norteamericanos…podrían contaminarse con las ideas de Chávez… 
 

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Miguel Angel del Pozo


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