Los últimos acontecimientos políticos en nuestro país nos han confirmado-para quienes tuviesen alguna duda- que la derecha apátrida y deshumanizada, no se detiene ante nada si se trata de crear confusión y generar desestabilización e intranquilidad al pueblo venezolano. En esta oportunidad el motivo fue el argumento de vacío de poder producto de la enfermedad del presidente Chávez, algo que les ha servido para mostrarse tal cual son: como zamuros o zopilotes revoloteando alrededor de la presa. En este caso la silla de Miraflores.
Como revolucionarios y militantes de esta causa nos corresponde por un lado cerrar fila como un solo hombre en torno a la defensa de la revolución, incrementando y fortaleciendo el trabajo político organizativo y por otro tomando conciencia de que esta lucha no tiene vuelta atrás, que con esta oposición no cabe diálogo ni consideración posible. Demasiado han sido ya los llamados y las manos tendidas para que se incorporen a un trabajo político serio y responsable en función del país y sus instituciones democráticas, condición sostenida y avalada por un pueblo que ha dado ya suficientes pruebas de vocación democrática, cosa que por desgracia no se puede decir de ninguno de los miembros de esta oposición enferma de odio, insensatez y egoísmo, lo que solo les ha proporcionado derrotas y decepciones entre sus filas.
Un elemento que no debemos descuidar es el carácter global de estas posturas de la derecha, es el mismo formato aplicado en Argentina por empresarios y terratenientes, igual que hacen los dueños de la gran prensa en Ecuador y sectores empujados por la CIA en Bolivia, Nicaragua, es la misma estrategia que sacó de la presidencia a los presidentes Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay. Esto nos obliga a nosotros los venezolanos a trabajar también con visión continental, para organizar y crear un movimiento a nivel de América Latina capaz de responder de la misma forma a nivel del continente con todos los movimientos antiimperialistas que afortunadamente han venido surgiendo en la región, producto de los gobiernos revolucionarios con que contamos.
Al frente de esta tarea tiene que estar el movimiento de los trabajadores de Nuestra América, sin desconocer los otros movimientos sociales que también tienen que jugar un gran papel en este bloque antiimperialista liderado por los trabajadores de la ciudad y el campo. Sector que ha venido trabajando esta posibilidad mediante los diferentes contactos y eventos que se han realizado tanto en nuestro país como en otra parte de la región. Cuando vemos la presencia en nuestro país de los presidentes del Alba, no podemos evitar sentirnos orgullosos y apoyados. Apoyados al saber que no estamos solos en esta lucha contra el imperio y orgullosos porque estos organismos son producto de la visión futurista y la claridad política que junto a otros líderes latinos puso en práctica nuestro comandante Chávez. Por eso aprendamos la lección, el Alba, la Celac, Unasur, Telesur y todos estos organismos hoy son un escudo contra la reacción que nos acecha a cada instante, han jugado su papel y lo seguirán jugando cada vez que haya que decirle al imperio que ya no somos uno, sino que somos
Ahora bien, los movimientos sociales no podemos dejarle ese trabajo solo a los presidentes ni a los organismos multilaterales; por el contrario, esos organismos y esos encuentros de presidentes deben apoyarse en fuertes estructuras políticas creadas por la unidad de los movimientos sociales de toda la región, con sus Direcciones, sus Comisiones de trabajo, sus planes a corto y largo plazo; y con la incorporación de instrumentos de masas intercontinentales de trabajadores, campesinos, estudiantes, profesionales, indigenistas etc., que fortalecerán la capacidad de resistencia a los ataques y permitirá dar respuesta rápida y eficaz a los enemigos del socialismo, cuya tesis por fortuna, ha sido levantada y acariciada como una sola bandera por nuestros pueblos. Los hechos nos dicen que esta tarea no podemos postergarla más, esta pelea termina cuando haya un vencedor y un derrotado y la unidad es parte fundamental para que no seamos nosotros los derrotados.
El mundo que queremos construir es nuestro mundo; el de ellos es otro. El de ellos existe desde hace más de Quinientos años, donde se prohíbe pensar y labrarte tu propio destino, donde los dueños de las riquezas sostienen que hay unos eternos ganadores y unos eternos perdedores. -Por supuesto los ganadores son ellos, -que todo se debe al destino, que la riqueza de los ricos nada tiene que ver con la pobreza de nuestros pueblos, que los ricos no tienen nada de que arrepentirse, ni los pobres nada de que quejarse. Hace Quinientos años nos hablan así que los males de un país son de ese país y nada tiene que ver el otro.
Como afortunadamente hoy sabemos que no es así, que las fronteras son barreras para nosotros y no para ellos. Entonces nosotros vamos a construir nuestros ejércitos de hombres y mujeres con una sola bandera, por la independencia y la liberación de nuestros pueblos.
La unidad de los trabajadores latinoamericanos es la garantía de la vigencia y el avance de estos procesos revolucionarios que hoy alumbran el sueño de Bolívar como lo fue más y mejor porvenir para nuestra gran patria, América hoy cristalizándose en Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina y Venezuela, de la mano de sus genuinos líderes. Ejemplo de lucha, dignidad y principios revolucionarios a toda prueba.
Enero 2013