Este debe ser el salario de un docente

Reina en el campo docente una epidemia de exigencias de aumento salarial. En este contexto adquiere pertinencia citar el Art.91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), especialmente su último párrafo: ..."El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica. La ley establecerá la forma y el procedimiento". Si nos apoyamos en el sabio espíritu de este artículo entonces pudieramos justamente demandar que el salario básico de un docente y una docente debe estar por el orden de los 57 millones de bolívares mensuales, que es el valor hoy, mientras escribo este trabajo, de una canasta básica, porque mañana no sabemos hasta dónde lo elevará la gigainflación.

Si comparamos el sueldo que en la actualidad devenga un docente y una docente de acuerdo a lo establecido en el Art.91 de la CRBV, no sólo queda al descubierto la flagrante violación a la CRBV por parte del Estado venezolano sino la incapacidad de los distintos parapetos sindicales que se han atribuido la defensa de los intereses del cuerpo docente, pero además queda al desnudo el cuadro de pauperización, es decir, de miseria, en la cual están viviendo hoy nuestros encargados y encargadas de inspirar y fomentar la producción de conomientos en nuestros niños y niñas y adolescentes. Lo que lamentablemente nos conducirá, por ejemplo, a que la sociedad venezolana jamás podrá estar capacitada soberanamente de darse una vacuna para salvarse de futuras pandemias o, enfrentar los retos sociales y económicos que nos impondrá el desarrollo de las nuevas ciencias y tecnociencias o, la defensa de nuestra identidad nacional sometida a las agresiónes del imperialismo, esto tan solo para señalar algunos ejemplos. Que falta hace Chávez.

Todo lo antes dicho no hace sino confirma que la conquista de un salario justo para los docentes y las docentes será una conquista lograda por éllos y éllas mismas, lo que pasa necesariamente por tomar plena de conciencia de ello, y en consecuencia forjar la unidad de todo el cuerpo docente modificando sustancialmente el arcaico modelo organizativo dejando que emerja la autoorganización, liberada de los pseudodirigentes. Además, hoy en día, hay que tener presente que la realidad tiene un comportamiento de creciente complejidad. En este sentido, las luchas que el cuerpo docente libre, no sólo deberán estar circunscritas a sus justas reinvindicaciones salariales y laborales sino contar con los vínculos puentes necesarios hacia el conjunto de las luchas sociales por la defensa de la soberanía e independencia cognitiva del país.

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Arnaldo Aguilar Dorta


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