El pobre Jesús Farías, por meterse a redentor, que lo es por el rol de mal apaga fuegos que desempeña, hacer de neoliberal, fondomonetarista y hasta monetarista, ha llevado leña de la buena.
Hay quienes le han creído el gran diseñador de la política económica gubernamental y hasta el gran cerebro y poder que controla lo que en el BCV se ejecuta. Y él hasta se la goza. Quienes sigan la vida política de Farías dentro de las filas de las fuerzas gubernamentales, el archivo de Aporrea es bueno para hallar huellas, encontrarían que ha tenido que hacer grandes esfuerzos y hasta pagar bastante, para mantener su nivel y hasta subirlo.
Tiempo atrás, cuando estaba en la Comisión de Economía de la AN, como vicepresidente, solía emitir juicios y opiniones, sin dejar de ser discreto, críticos ante las políticas inherentes a su desempeño, del gobierno y hasta las monetarias del BCV. Eso lo hizo en los tiempos de Chávez, siendo él, Farías, militante del PCV, partido al cual perteneció hasta por herencia paterna, dado su padre fue de los fundadores de ese partido junto a Gustavo Machado, ser mirado con demasiado interés, con el agrado de unos y el desagrado de otros; por él parecía hablar el PCV. Con posterioridad, habiendo cambiado de militancia, dado fue de los pocos dirigentes del PCV que se fue al Psuv, jugando el mismo rol de diputado y en la misma comisión, por algún tiempo siguió en la misma tónica, hasta que optó por cambiar de actitud o empezar a ver de otra manera el transcurrir de la historia venezolana.
Creo que Farías y eso no es del todo malo, depende de cómo y de los instrumentos con que juzguemos, no es quien mucha gente cree, tanto como para descargar sobre él y solamente sobre él, su odio porque vemos el salario aplastado.
Venezuela, en los dos últimos años, dicho así por tomar una referencia sustentable, ha venido experimentado un cambio notable. Las piezas del ajedrez se mueven de otra manera. Aquí ha habido un reacomodo clasista tan sustancial, que cuesta reconocer y hasta reconocerse. Quienes estaban antes en una esquina ahora están en otra. Y quienes andaban acompañados por una gente, es otra la que ahora le acompaña y aquella se fue para la otra esquina o se quedó allá sentada en el taburete que el boxeador usa en los momentos de descanso.
Ahora mismo, Juan Vicente León, el de Datanális, ha dado unos resultados, según los cuales el 40% de los encuestados dice que lo cosa anda bien, por lo que una buena cantidad de gente que antes le aplaudía, ahora para él pide la horca.
La oposición esa del G-4, todavía no se ha dado cuenta, que la clase social que le había venido sustentando, esa de Fedecámaras, encontró la manera de ponerse de acuerdo con el gobierno y, hasta anda en compañía de éste, buscando la manera de arribar a acuerdos con Estados Unidos, país este que, entre otras cosas, dado la guerra ruso-ucraniana y sus efectos, también en eso interesado está y no en seguir sosteniendo a quienes estuvo apoyando y financiando. Pareciera haber comprendido u otros factores se lo hacen posible, que es más seguro, urgente y barato llegar a acuerdos con el gobierno que seguir dando topetazos por culpa de la incompetencia de quienes habían venido siendo sus aliados.
Es como antes hemos dicho, el cuadro venezolano ha cambiado tanto, como los cambios de los estilos y conceptos en las pinturas de Goya o Picasso, de un cuadro a otro. Y en verdad, la realidad, obliga a quien sea a cambiar, más si esta es insoportable y se han cometido errores por demás.
Quienes antes parecían enemigos irreconciliables hoy, milagros de la vida o por los efectos del movimiento persistente del cual habla la dialéctica, hoy aparecen encontrados, pese sea lo más elemental, lo que no es tampoco un rendirse y menos arriar las banderas, pero sí reconocer que hay asuntos por corregir. Pese haya tontos que de eso no parecieran darse cuenta.
El salario, que es en buena medida una muestra de lo que hablamos, revela como quienes por él, antes aparecían distanciados, lo que incluye a Fedecámaras, el gobierno y hasta el propio Farías, ahora están como novios recién comprometidos y de acuerdo en mucho "hasta la pared del frente".
Al gobierno le han "convencido", desde el BCV, también a gente como Farías, que al salario, más que ponerle un "parao", hay que sujetarlo con cadenas sólidas, irrompibles, porque él pudiera hundir la economía venezolana. Pues la clase dominante, no está interesada en hacer ningún esfuerzo ni inversión ni nada, como tampoco EEUU, hasta tener la seguridad que en el gobierno haya abandonado aquellos sueños de Chávez, porque "toda la vida es sueño y los sueños, sueños son".
Los del BCV y Fedecámaras juegan en pareja. Llegaron acuerdos de recomponer la economía venezolana de conformidad a las normas clásicas del capital, como esa del monetarismo, donde todo el peso caiga sobre la clase trabajadora. El salario mínimo, que los empresarios no pagan, pagan un poco más, porque les sobra para hacerlo, es una referencia para mantener a sus trabajadores bajo una extrema explotación dándoselas de generosos, como que "pagamos mucho más que eso, más de lo que dispone la norma jurídica".
Y en este drama, mucha gente, por mantener el rol y cuidar su imagen vista bajo la lupa de Fedecámaras, opta por salir en defensa de todo eso. Y nadie mejor que Farías, un ex militante del PCV e hijo de un legendario luchador por los derechos de los trabajadores.
Y de este cambio, que incluye el anuncio de la "muerte" del interinato y de Guaidó, por parte de EEUU, por lo que él, Guaidó, llama a los gobernantes de ese país cínicos, porque después de ponerle a hacer de todo, hasta payasadas y crueldades, ahora lo dejan solo, mucha gente sonsa no se ha dado cuenta y creen que el gobierno sólo podría ganarles elecciones haciendo trampa, sin contar que ahora menos fuerzas tienen y que la unidad pudieran lograrla como por efecto de un acto de magia o por la atracción magnética de los tantos candidatos que, entre ellos, se disputan el derecho a ser presidente, pese la enorme carga de errores que cada uno de ellos porta.
Muestra de todos estos cambios, aparte de lo ya enunciado, es la "extraña", también lo diré así para no pecar de ordinario y procaz, conducta del sector dirigente del magisterio venezolano. En ese universo no hay quien se salve, pues los del gobierno y de la oposición juegan con la misma carta o han asumido y asumen la misma conducta. Eso no niega que, alguno que otro dirigente, se salga del redil, rompa la cuerda y haga sus denuncias o proteste.
La dirigencia de los trabajadores al servicio de MPPE llevan casi un año "discutiendo", las comillas porque al parecer eso no acontece, el contrato respectivo, mucho después de haberse vencido el anterior. Por lo poco que sale a la calle, pues pese el secreto, siempre hay fugas, eso es inevitable, hasta ahora no hay acuerdos sobre ninguna cláusula y tanto debe ser cierto, que nada informan. Se suele decir, hasta los opositores eso dicen, que están a la espera que el presidente dé el visto bueno, luego que la ONAPRE emita su opinión, a las propuestas sindicales o a los acuerdos entre la dirigencia gremial y los representantes o voceros del gobierno. Según eso, los acuerdos entre estos factores no tienen ningún valor, sólo son una propuesta para que ONAPRE y, al final, el presidente, decida por los trabajadores todos.
En conclusión, hemos llegado a un momento en el cual, por un lado Fedecámaras y por otro el gobierno, mantienen el control, particularmente en materia salarial. Pues es conocido que el ente empresarial, siente que nunca antes, ha estado más cerca de lograr sus metas de cambiar lo relativo a las prestaciones sociales. Y de esto depende, no de como dicen Farías y los monetaristas, esperar que aumente la producción, que el organismo empresarial acepte los incrementos de salarios.
Si todo esto es cierto, como parece ser, aquello de la tripartita, tan vilipendiada y combatida por el movimiento popular y hasta desechada por el presidente Chávez, era más justa y democrática que lo que ahora acontece.
Pero el lector debe poner interés en detectar algo sustancial e importante, como que en ese objetivo, están comprometidos varios entes, empresariales, autoridades y hasta la dirigencia gremial, sin importar sus vínculos políticos. Por eso esta, la dirigencia gremial, sin importar si es del gobierno u oposición, no hace ruido y espera con la "paciencia" divina de Job.