Por segundo año consecutivo, 2022 y 2023, que recuerde de las últimas décadas, el magisterio venezolano de todos los niveles y modalidades reinicia actividades administrando una verdadera cátedra de civismo y principalmente en lo atinente a la defensa de los derechos humanos (estos salarios de hambre constituyen una clara violación de los derechos humanos, además condiciones laborales y seguridad social precaria) y aún con estos paros y marchas son una defensa del derecho a la educación de niños, adolescentes y jóvenes. Ello a pesar de las carantoñas y amenazas de los jefazos y policías, más por el fastidio de cumplir sus roles de esquiroles que por otra cosa; de tan alienados que están en sus proclamas y consignas de medio pelo, que no resisten el más mínimo análisis racional, porque ¿cómo es que la familia e hijos del docente deban padecer miseria y financiar con sus precarios sueldos la educación formal de toda la comunidad?
Con razón Fernando Savater en El valor de educar sostiene que la educación constituye un espacio óptimo para la reflexión y, por eso mismo, para el ejercicio de la filosofía: evidenciar las contradicciones sociales, de manera particular los discursos políticos-pedagógicos en boga, sobre todo por quienes detentan el poder en determinadas épocas, así como articular nuevas propuestas sobre la formación del hombre, que es un desafío permanente en términos de la obra clásica de Federico Froebel o más recientemente tiene libro de igual título el Dr. José Rafael Acosta-Sanabria.
Lo cierto es que la educación inicial, primaria, media general, especial, técnica-profesional y universidad, este 9 de enero de 2023 hizo retumbar las calles con gritos y adornar con pancartas el paisaje urbano exigiendo un necesario y significativo aumento salarial acorde con la actual hiperinflación que los genios del equipo económico de Maduro no pueden abatir, pero no sólo es eso: demás exigen muchas otras reivindicaciones, por lo que como señalara un compañero "Peroraron fue bello"; con la excepción de los institutos de administración privada (donde por lo general se dice que estudia la prole de los "altos dirigentes del oficialismo"), donde los docentes junto al resto del personal al parecer les asignan bonos en divisas (dólares, según fuentes orales que dice un amigo mío para referirse a los rumores o "corrillos").
Tampoco se unieron a la concentración alguno que otro centro de educación pública u oficial cuyos docentes, obreros y administrativos muy ideologizados, también llamados "comprometidos" (misiones Ribas, Sucre y universidades Árbol). Asistieron a sus clases muy dignos, pues tal vez consideran que ellos están por encima del promedio, son mejores que los demás o será que, ay Dios, son "eunucos políticos" y han hecho "votos de pobreza, castidad y obediencia" al patrón-Estado-maula; porque no creemos que nadie se siente cómodo comiendo solo arepas de harina amarilla de la bolsa clap o que sus zapatos sean de cartón, como los de Manacho y otras lindezas por el estilo. Nadie es tan precario intelectualmente, ni borregos trasnochados, cabezas de auyama y sangres de horchata, que creen a pie juntillas en que todo se debe a las sanciones; pero, como fuere, lo que es público y notorio es que la dirigencia del gobierno, anda con muy buenas "perchas", gordos y en tremendos carros, ¿cómo harán? ¿No los vimos bien trajeados y emperifollados en la instalación de la Asamblea Nacional y hablando puras generalidades?
Respecto a las mejoras, tenemos serias dudas, porque Maduro trata a los maestros sin ningún cariño, como dice el narrador de béisbol César Arriba y además parece que está rodeado por ministros que odian el conocimiento, recordando la anécdota del escritor Pío Baroja, quien en el "Café Levante" el 13 de mayo de 1904 dizque sorprendió a sus contertulios, dice una fuente electrónica, asegurando que en España "como los siete pecados capitales, hay siete casos de españoles que se concentran así: los que saben, los que no quieren saber, los que odian el saber, los que aparentan saber, los que triunfan sin saber y los que viven gracias a que los demás no saben"…
Interprete cada quien a su libre albedrío esa disertación, pero es claro que existen "Las élites distraídas", como titula Luis Sánchez-Merlo una crónica en el diario El País (España, 3 de agosto de 2015) donde comenta la anterior cita: la arrogancia de quienes creen tener todo el poder los hace soberbios, no escuchan el clamor popular y, para el caso de la educación en Venezuela, se ha llegado a pensar que los ministros de educación, así como otros, tal vez el de finanzas y planificación ¿odian el saber?, porque primerio no asignan el necesario presupuesto justo a las universidades, además de mantener a los docentes y otros trabajadores universitario en la inopia, dice un amigo, "comiéndose un cable", están al parecer plenamente convencidos de que se la están comiendo (ellos, pues, en sus altas funciones disfuncionales). Así son las cosas, diría don Oscar Yanes, en este día, semana y mes del maestro en Venezuela.
Según reciente nota periodística, Freddy Bernal en www.aporrea.org (10/enero 2023) dice creer que el gobierno estaría "evaluando un ajuste salarial sustentable en el tiempo", veremos qué quiso decir, porque hablar así es como los acertijos del Oráculo de Delfos, que en sí no aporta nada, depende de cómo se interprete eso de que "Si alguien está consciente con todo el dolor de la necesidad de la clase trabajadora es el presidente Nicolás Maduro, que viene de ser un obrero", expresó, seguidamente añadió que "él con grandes esfuerzos hizo un aumento del salario el año pasado. Pero vinieron dos páginas de Estados Unidos y destrozaron otra vez el salario".