Basta de retórica anti-imperialista, fuera las multinacionales de Venezuela

Así pagan el Rey, Zapatero, Repsol, Banco Santander, Telefónica, BBVA y el Diablo a quienes bien le sirven

Necios. Si. Necios todos aquellos que siguen impulsando la fábula de la lucha por un mundo multipolar supuestamente en contraposición a la hegemonía norteamericana. Es la misma trampa que montó Stalin en la extinta Unión Soviética, el mariscal Tito en la cárcel de pueblos que fue Yugoslavia; Mao Tse Tung en la China continental o Fidel Castro en Cuba y América Latina.

Estos sempiternos reformistas en su empeño por congeniar y convivir con el imperialismo, antes que enfrentarlo y derrotarlo a escala mundial, siempre se ocuparon de demostrar política y teóricamente que es preciso aliarse a supuestos imperialistas progresivos para producir, avanzar o consolidar revoluciones. Pero la realidad que es tozuda, una y otra vez demuestra cuan equivocada y peligrosa resulta ser para las revoluciones y para los seres humanos esta falacia conciliadora de quienes pretenden un socialismo de nuevo tipo, plegados a los intereses de los empresarios, las multinacionales y los gobiernos imperialistas.

Para no ir muy lejos, esa es la lección que muchos honestos trabajadores y luchadores revolucionarios venezolanos aprendimos del debate suscitado este sábado 10 de noviembre en el marco de la clausura de la XVII Cumbre Iberoamericana. Allí, el Rey, con la soberbia propia de un representante de las multinacionales mundiales y del estado español, mandó a callar al Presidente Chávez. Acto seguido, el fiel escudero “Sancho” Zapatero, pidió respeto al fascista Aznar, en tanto que la ungida por las multinacionales como presidenta de los chilenos, Bachellar, trataba de recortar el tiempo en las intervenciones para evitar un mayor recalentamiento de la discusión política.

Mientras esto sucedía, Cristina de Kirchner, la ahijada del FMI y vocera en Argentina de Repsol y del Grupo Rockefeller, miraba para otro lado como si la discusión no tuviera nada que ver con ella. Por supuesto, ninguno de estos connotados “chupamedias” estaba dispuesto a ofender la estirpe real, quien todos los años, se pasea por nuestros países, de foro en foro iberoamericano, para revisar los negocios de sus patrocinadores: Repsol, BBVA, Banco Santander, Telefónica, y un largo etcétera.

Mandando a callar y pidiendo respeto a los asesinos es como el diablo, o en este caso el Rey, Zapatero y las multinacionales le pagan a quienes bien les sirven. Ese refrán de nuestros abuelos tiene plena vigencia en el caso venezolano, por cuanto aquí se les ha abierto de par en par las puertas a los representantes de las multinacionales españolas. Es bueno preguntarse entonces, ¿es ese mundo multipolar por el que los necios reformistas y los empecinados burgueses nacionalistas invitan a construir en el mundo?

Es bueno que recurramos a la memoria. Hace pocos años, tres para ser más precisos, desde Maiquetía hasta el Centro de Caracas, todos los postes de luz y las pasarelas estuvieron engalanadas con la figura del “pinocho” Zapatero, a quien se le daba colorida y aplaudida bienvenida a nuestro país, en ese loco afán por romper supuestamente la hegemonía norteamericana, brindándole toda suerte de oportunidades y garantías al representante de las multinacionales alternativas o bipolares españolas, emparentadas con capitales norteamericanos.

Al final de la visita todos supimos que no se trató de una vista visita protocolar o de presentación de credenciales del recién posesionado por aquél entonces como presidente de los españoles. Fue de conocimiento público que tras la estela de humo de su rauda partida, quedaron estampadas las firmas en muchos convenios en las que se les brindaban todas las condiciones a las mismas multinacionales que hacen posible la reunión anual de los presidentes iberoamericanos: Repsol, BBVA, Banco Santander, Telefónica.

Si algún estudioso, economista, historiador o estadístico, se diera a la tarea de revisar las ganancias de las empresas en Venezuela en estos tres últimos años, rápidamente se va a encontrar con la ¡oh sorpresa!, que Repsol, BBVA, Banco Santander y Telefónica, ocupan los primeros lugar en el ranking.

Pero no sólo es un problema en Venezuela. Hace poco más de un año cuando en Bolivia se abrió la discusión sobre la nacionalización chucuta de los hidrocarburos, la empresa más beneficiada, otra vez, fue la inefable Repsol y los cotizados bancos antes mencionados.

Pero ¡ay bendito!, esta triste historia se repite de década en década y para ejemplo recordemos lo acontecido en la Nicaragua de los años 80. Por eso sorprende escuchar al presidente Ortega haciendo gala de buena retórica “anti-imperialista” en ese palco de sumisión a las multinacionales españolas, pero que se le olvidó que él y su organización el FSLN fueron los grandes promotores, luego del triunfo de la revolución sandinista, de la coexistencia pacífica con las multinacionales mediante el esquema las empresas mixtas. Gracia a esa política y a su capitulación cada vez más desenfrenada a los empresarios, fue derrotada la revolución y el FSLN salió del gobierno, permitiendo que el neoliberalismo privatizara en un santiamén las pocas empresas bajo control estatal en Nicaragua. Poca moral tienen muchos presidentes para posar de anti-imperialistas, pavoneándose ante la televisión mundial como supuestos enemigos de las multinacionales, cuando han sido precisamente ellos quienes en su docilidad y experiencias extremas de “Tercera Vía” entregaron los recursos de los países a las multinacionales, bajo la careta de las empresas mixtas.

Este largo y aburrido escrito, no termina de justificarse si sólo se habla de lo mal que pagan los enemigos, el Rey o el Diablo por los favores recibidos. Tiene sentido esta reflexión si de cara al debate sobre la reforma constitucional en nuestro país nos preguntáramos: ¿existe necesidad o tiene conveniencia política, exaltar a rango constitucional las susodichas empresas mixtas?

Muchos se han rasgado las vestiduras afirmando que a partir del Primero de Mayo de 2007, se le puso control a las multinacionales con el decreto de nacionalización de la faja petrolera del Orinoco. Si eso es tan bueno y tan positivo, habría que preguntarse qué es lo que explica que las multinacionales hayan aceptado sin mayores reparos la fórmula gubernamental de 60-40 de porcentajes de inversión. La única respuesta, posible por la cual las multinacionales aceptaron es que pasaron de ser contratistas a propietarias del suelo, el subsuelo y sus productos, al ser socias de PDVSA. Ahora, las malditas multinacionales tienen mayores ventajas en nuestro país.

Con seguridad no habrá de faltar algún adelantado que trate de explicar que ello no es así, argumentando que la prueba de que las multinacionales no han sido favorecidas es que la Exxon se ha retirado del proyecto. Con todo el dolor de mi alma quiero decirle a quienes esgriman este argumento, que la mayoría de acciones de la Repsol es de la Exxon. Es decir Repsol no es más que una simple subsidiaria de la multinacional norteamericana, sólo que ésta aún se cubre bajo el manto de la bandera del Estado Español, cuyos colores representan el amarillo del oro que nos saquearon durante siglos y el rojo de la sangre que nuestros pueblos han tenido que verter para defender la soberanía.

Por eso sencillamente seguiremos repitiendo que unipolar, bipolar o multipolar, el mundo sigue siendo capitalista, controlado por multinacionales y que para poder avanzar hacia el socialismo tenemos que romper con ellas y derrotarlas a escala internacional si es que de verdad le queremos ofrecer un mundo digno a nuestros descendientes. La simple retórica anti-imperialista no basta.


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