Un triunfo que huele a derrota

Hoy rompo mi promesa de no escribir más sobre política venezolana, pero desde la distancia, como dicen en Venezuela, hoy en día “veo el coleo desde la talanquera” y quiero dejar a ustedes la visión de quien no está inmerso en la pelea sobre lo que acaba de suceder…

Pasó lo que tenía que pasar, tanto una necia e incapaz oposición como un gobierno ciego de soberbia perdieron las elecciones… Pero lo más triste es ver como uno -en medio de su sandez- y el otro -en medio de su petulancia- pregonan a los cuatro vientos un pírrico triunfo; triunfo que lo único que provoca es pena ajena a quienes les escuchan.

La mentecata oposición pasó de tener unos menos de ochenta asambleístas en el 2005, a unos sesenta ahora, número que sólo les servirá para hacer el ridículo que siempre hicieron; y por otro lado a las triunfalistas fuerzas del gobierno se le desaparecieron casi dos millones de votos, y al final no alcanzaron aquellos cacareados dos tercios de la asamblea… Las cifras por si solas representan el retrato de un fracaso… Un fracaso limpio, impecable y magistral… el cual no da pie a ningún punto de discusión…

Tanto oposición como gobierno dan muestras de una terquedad digna de toda una antología –o de una oda- al fracaso… Está visto que, definitivamente, no aprenden ni a trancazos, y demuestran en forma ejemplarizante, lo valedero de aquella afirmación de José Ingenieros que decía algo así como: “En Latinoamérica, la política es el último recurso que le queda a los mediocres”

¿Será qué son esos personajes funestos, tercos e incapaces todo lo que le queda a los venezolanos?...



Por un lado aquellos quienes se dicen “de oposición” confiaron ciegamente en ese atajo de papanatas totalmente ignorantes de la realidad nacional; grupo de apátridas, vendidos al imperialismo gringo… Si, pobres aquellos venezolanos, quienes tienen todo el derecho de adversar a Chávez y solo pueden depender de una pandilla de hampones e inmorales, comenzando por la cúpula corrupta de la iglesia católica, los patiquines de una oligarquía explotadora y los hamponcetes asilados allende las fronteras…

Y por otro lado, quienes creemos en el socialismo, en un gobierno para –y con- los pobres ¿Deberemos seguir tragando tanta ineficiencia?, ¿Viendo acciones producto tan solo del ensayo y el error?, ¿Presenciando, dentro de la cúpula gubernamental, enroques de incapaces en puestos de alta relevancia?, ¿Soportando, como en La Asamblea, un grosero nepotismo?... Y sobre todo, ¿Siendo testigos de un espantoso y horroroso mesianismo, orquestado por lambiscones adulantes; mesianismo que raya ya en lo grotesco?… ¿Seguiremos presenciando la política de focas -o perros de taxista-?... No creo que quienes estamos con el proceso nos merezcamos ese escenario…

Venezuela tiene una oposición la cual se niega a reconocer que en Venezuela la mayoría son los pobres e insisten en abrogarse una mayoría que nunca han tenido… Aquellos burgueses y clase media aburguesada quienes se acostumbraron ver los cerros con desprecio y la provincia venezolana como algo que no era de su incumbencia… Personajes quienes aún piensan que en los ranchos viven vagos y delincuentes y que los pueblos venezolanos tan solo sirven para obtener buenas cachifas…

Pero resulta, que muchos personeros del gobierno parecieran que pensaran igual o que no lograran ver -y más que verlo, entenderlo- que esta Venezuela moderna es otra, que el pueblo despertó, que ya no acepta cuentas de colores o espejitos… que si bien la época de brincar charcos, de la dadiva de láminas de zinc o de sacos de cemento pasó; también pasó el tiempo que al pueblo se puede engañar con falsas promesas y con proselitismos baratos, con shows histriónicos o circenses…

Mucho se ha avanzado, el pueblo –gracias a la Revolución- éste se ha instruido, y ojo, hay que descuidar la inteligencia natural del venezolano, esa que muchas veces supera a la de sus políticos. Ese pueblo ha aprendido a exigir responsabilidad, coherencia y eficiencia a sus líderes, y la única forma que tiene de recompensar o castigar es con su voto, el cual o lo da o lo niega según su libre albedrío.

Ese pueblo, quien logro su protagonismo, no va a dejar que nadie se lo arrebate… La “oposición” y el “gobierno” deben comprender que si quieren ganar el favor de la población –ganar sus votos- deberán presentarse llana y sinceramente y no con promesas fatuas, vanas o vacías que solo representan una posición hipócrita y advenediza para su propio beneficio o el de grupos; el pueblo llano –esa mayoría- intuye la falsedad, la lee el rostro, la mirada de los líderes; o como se dice en buen venezolano “no come coba”…

Claro que el actual gobierno tiene una serie de logros, encomiables, pero no es menos cierto que ha contado con recursos más que suficientes para alcanzarlos –como era su obligación- ya se encarga el propio gobierno de enumerarlos hasta la saciedad… Tampoco quiero comenzar a enumerar los fracasos producto muchas veces de un ridículo mesianismo, ni tampoco mencionar los “argumentos” muchas veces ridículos para justificar los fracasos de personeros que son “premiados” con enroque por sus metidas de pata… Lo que sí quiero resaltar que ese pueblo si es capaz de comparar las dos posiciones, y aprendió a entender lo que es obligación de quien gobierna, y que juzga severamente el fracaso de sus personeros…

No es precisamente quien les escribe quien está llamado a mostrarles el camino a los líderes mentecatos de uno u otro lado… Aún cuando recuerdo que a raíz de nuestra única derrota electoral, escribí un artículo que titulé “Ellos no ganaron, nosotros perdimos”, me permito ofrecerles -a ambos- ese título para que recapaciten, y traten de ver, en el resultado de estas últimas elecciones, las causas de su fracaso… Tal vez así puedan mejorar su empeño para el bien de ese pueblo al cual se deben.

Y por último, felicidades, pueblo de Venezuela… quien dando muestras de su natural sapiencia, dio una lección, por igual, a uno y otro bando… Ojalá estos nuevos líderes, recién electos, puedan –con esta experiencia- administrar responsablemente ese compromiso que hoy el pueblo le coloca en sus manos y formen una asamblea donde puedan encontrar aquella síntesis que beneficie al común y no a mezquinos intereses de pocos, logrando así mejorar aquellas cosas las cuales, por un motivo u otro, aún no funcionan como debería ser.

sbeh.org@gmail.com


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J. W. de Wekker Vegas

Activista venezolano-holandés. Alias Jota Dobleve.

 jotadobleve@gmail.com      @JWekker

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