Corriente de izquierda y colapso de la burocracia

El debate político dentro del proceso bolivariano, luego del resultado electoral del 26 de septiembre, ha permitido el nacimiento de una serie de propuestas que apuntan a la conformación de una Corriente de Izquierda Radical dentro de la revolución. Diversos camaradas han opinado en esa dirección, como es el caso de Eduardo Samán, Stalin Pérez, Julio Escalona, Iris Varela, Carlos Betancourt y otros. De la misma forma, multitud de colectivos en todas las ciudades y pueblos de Venezuela se han reunido una y otra vez debatiendo democráticamente las consecuencias políticas de los resultados electorales del 26-S, concluyendo en la mayoría de los casos en la necesidad de organizar nacionalmente las posiciones revolucionarias dentro del proceso bolivariano, como corriente radical que permita actuar en pro del fortalecimiento de la revolución y contra las corrientes burocráticas y corruptas que amenazan con desviar al proceso por caminos reformistas-burgueses o lo que sería peor, colocan en peligro el triunfo electoral del presidente Chávez en el 2012.

Simultáneamente, se han realizado una serie de movilizaciones obreras y populares exigiendo la profundización socialista del proceso y la corrección de sus vicios burocráticos, cuya máxima expresión ha sido la marcha convocada por la UNETE el 9 de noviembre en Caracas, en la cual casi 10.000 trabajadores se movilizaron exigiendo a la Asamblea Nacional la aprobación de la Ley Orgánica del Trabajo, a la vez que daban su apoyo a las expropiaciones realizadas por el gobierno nacional, exigiendo la profundización del control obrero en todas las empresas en manos del estado.

Dicha marcha no fue recibida ni por la Asamblea Nacional ni por la Vicepresidencia de la República, en clara demostración de que la burocracia no ha entendido el grave riesgo en que se encuentra la revolución. Una serie de ataques hacia estas marchas, hacia las propuestas de control obrero, hacia las peticiones reivindicativas de los trabajadores y campesinos, hacia la propuesta misma de crear una corriente radical, provenientes de paladines de la burocracia chavista, como lo son quienes escriben anónimamente en el Grano de Maíz, también constituyen lamentables respuestas que demuestran que el ejercicio del poder los ha alejado de la realidad popular y han terminado razonando de manera similar a los burócratas stalinistas del colapsado régimen socialista soviético.

La necesidad de una CORRIENTE DE IZQUIERDA RADICAL dentro el proceso bolivariano proviene de la lectura que hemos hecho de los resultados del 26-S:

1. El crecimiento en votos de la derecha, y el descenso en votos del chavismo, hasta el punto de existir apenas una pequeña diferencia de cien mil votos entre gobierno y oposición, hecho objetivo que nadie puede dejar de reconocer, abre la posibilidad cierta de una derrota revolucionaria en el 2012.

2. Que la derecha aumente en votos, y la revolución disminuya, es reflejo de una pésima gestión gubernamental que ha desaprovechado el contexto histórico favorable que tanto a nivel nacional como internacional le ha tocado vivir a la revolución bolivariana. Circunstancias favorables como la profunda crisis económica que vive el capitalismo mundial, el crecimiento exponencial del respaldo popular a gobiernos de izquierda en casi toda América Latina, el colapso que las distintas representaciones políticas de la burguesía han tenido en nuestro país (partidos políticos, medios de comunicación, organismos empresariales, cúpula eclesiástica, burocracia cetevista y militares de la cuarta), han sido desaprovechadas por el gobierno bolivariano, y en vez de ir cada vez en aumento el respaldo popular hacia la revolución, el mismo ha comenzado a retroceder peligrosamente, mientras avanza en iguales términos el apoyo a la derecha fascista proimperialista.

3. Es inaudito que la derecha aumente su respaldo electoral en Venezuela, a pesar de que su programa mundial ante la crisis económica se concentra en la profundización al máximo de las medidas neoliberales que destruyen las conquistas de los trabajadores y terminan aniquilando el Estado de Bienestar implantado luego de la segunda guerra mundial. Hoy en día la burguesía sólo le ofrece a los trabajadores y los pueblos del mundo aumentar sus penurias a niveles extremos, acabando con los regímenes de seguridad social, disminuyendo salarios, elevando el desempleo y el subempleo, aumentando la edad para poder jubilarse, eliminando derechos sociales a ancianos y niños, privatizando la salud y la educación. En este punto, el gobierno bolivariano desde 1999 ha ido a contracorriente, con políticas defensoras de los derechos sociales del pueblo trabajador, profundizando en muchas de ellas, y echando atrás muchas medidas neoliberales tomadas durante los últimos gobiernos de la cuarta, como ha sido por ejemplo la renacionalización de empresas como SIDOR y CANTV. Incluso se ha avanzado con propuestas que apuntan al socialismo y el verdadero poder popular, como lo es el Control Obrero, y los Consejos Comunales-Comunas.

4. No obstante, la realidad nos indica que la revolución no ha sabido ganarse el apoyo popular, no ha sabido exponer suficientemente lo positivo de la propuesta socialista, y sobre todo, no ha podido demostrar en hechos prácticos la superioridad objetiva de un régimen socialista para avanzar en la satisfacción de las más sentidas aspiraciones del pueblo explotado. Esta falla hay que achacársela exclusivamente a la burocracia chavista. En multitud de documentos publicados en aporrea en años recientes, sugerimos infinidad de correctivos a tomar por el presidente Chávez para afrontar los errores de su tren gubernamental.

5. La propuesta de las 3R que realizó el presidente Chávez, ahora elevada al cuadrado, no tiene viabilidad alguna mientras se deje a las propias instancias gubernamentales la iniciativa de su desarrollo. Tal como ocurrió luego de la derrota electoral del 2007, las 3R nunca se van a aplicar desde arriba, pues ningún ministerio, alcaldía, gobernación u otro instituto del estado se van a criticar a sí mismos y a cortarse la cabeza si esa fuera la solución necesaria. Las 3R tienen que ejecutarse desde las bases populares, a iniciativa de los movimientos sociales, y desde las instituciones se deben abrir espacios para que el pueblo exprese libremente sus críticas, observaciones y proponga medidas correctivas para superar las deficiencias de la gestión gubernamental. Pero esa es precisamente la tarea pendiente de la burocracia. Ningún ministro, alcalde o gobernador bolivariano permite la crítica popular a su gestión. Por el contrario, su conducta sigue el llamado por algunos “síndrome de la alfombra roja”, que significa rodearse de adulantes y jalamecates que les impiden conocer realmente los efectos de su gestión y las posibles críticas que surjan del movimiento popular.

6. Una CORRIENTE DE IZQUIERDA RADICAL dentro del proceso permitiría la plataforma política y organizativa para empujar en la dirección del socialismo, enfrentando con coherencia nacional a la burocracia que impide el avance de la revolución. Esta corriente parte de reconocer el liderazgo del presidente Chávez y su natural “primera opción” para constituirse en el candidato presidencial para el 2012. Parte igualmente de reconocer la existencia del PSUV y considera que dentro del partido debe hacerse un esfuerzo por democratizar su vida interna y permitir el desarrollo natural de sus ejes de intervención social. Pero al mismo tiempo la corriente radical persigue recuperar y fortalecer la autonomía del movimiento popular y revolucionario, aspecto imprescindible para avanzar en la dirección del socialismo.

7. La corriente radical concibe al socialismo como una creación popular, no como derivado de la gestión iluminada de revolucionarios-funcionarios. Hasta ahora el proceso bolivariano ha construido un esquema errado en términos direccionales, al fortalecer el peso de la “vanguardia”, de los “dirigentes”, de los “funcionarios”, y menospreciar el papel de los colectivos populares, de las comunidades organizadas, del poder de base. Se ha llegado incluso a tergiversar completamente el término “vanguardia”, al considerar como tales a quienes gozan de la aceptación de las burocracias dirigentes, aunque carezcan de experiencia como militantes revolucionarios. Y a los verdaderos militantes revolucionarios, sobrevivientes de cinco décadas de lucha encarnizada contra el enemigo de clase, se les margina completamente debido a sus naturales posiciones críticas. Todo militante revolucionario es un profundo crítico de las injusticias sociales, de la realidad en la cual vive, pero en esta revolución el actuar críticamente ha servido únicamente para quedar al margen del proceso mismo, estigmatizado como “infiltrado al servicio del enemigo”, como en su momento fueron acusados Luis Tascón y Muller Rojas.

8. La corriente radical no significa la solución de todos los males de la revolución, ni pretende presentarse como tal. Simplemente es la respuesta que una serie de militantes, dentro del PSUV, pero incluso de militantes de otros partidos revolucionarios y de militantes sin militancia partidista, estamos dando ante los problemas que atraviesa la revolución bolivariana. Pensamos que la conformación de esta corriente es sumamente necesaria para afrontar victoriosamente el proceso electoral del 2012 y garantizar la continuidad de la revolución socialista en Venezuela.

9. La burocracia chavista ha generado en los últimos meses una serie de crisis, derivadas de su incompetencia al frente de las instituciones gubernamentales y de su incapacidad para encauzar debidamente el rumbo hacia el socialismo. La crisis eléctrica, la crisis bancaria, la crisis de desabastecimiento, la crisis universitaria, la crisis en el sector salud, la crisis generada por la inseguridad, la crisis derivada de la inflación incontrolada y la devaluación monetaria, la crisis provocada por la criminalización de la protesta social y el auge de la impunidad, son todas expresiones de las deficiencias de este proceso revolucionario. Muchas de ellas se han superado, como la crisis eléctrica, pero otras, como la inseguridad y la inflación, aún esperan por políticas más acertadas por parte del gobierno. A todo esto se une actualmente la crisis derivada de la fuerte temporada de lluvias que vive el país y que está colapsando viviendas, carreteras y sembradíos por toda Venezuela, ante la cual el gobierno responde con dificultades debido a su fracaso en la política de construcción de viviendas y en la ausencia de mantenimiento a la infraestructura vial del país. La realidad nacional demuestra en muchos aspectos que la revolución no está dando respuestas a los problemas cotidianos de la gente, y difícilmente se mantendrá el apoyo popular sobre la base de la pura conciencia y/o la sola esperanza por un futuro socialista.

10. Pensamos que todavía hay tiempo de rectificar y de volver a ganarnos a la amplia mayoría de venezolanos para respaldar al proyecto revolucionario, triunfar en el 2012 y profundizar el avance hacia el Socialismo. Ese es el objetivo de la CORRIENTE DE IZQUIERDA RADICAL dentro del proceso bolivariano. Ya basta de ataques por mampuesto pretendiendo colocarnos como supuestos conspiradores o divisionistas. Conspiradores y divisionistas son quienes deben ser responsabilizados de las fracasadas gestiones ministeriales, en la Asamblea Nacional, en alcaldías y gobernaciones, que nos han conducido a la situación actual, de renacimiento de la derecha y de amenazas reales para la continuidad del proceso.

Nuestro compromiso es con la revolución socialista, como única alternativa que tienen los pueblos del mundo ante el fracaso evidente del capitalismo global.

¡ ¡ VIVA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA ¡¡

¡ ¡ HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE ¡¡

¡ ¡ PATRIA, SOCIALISTA O MUERTE, VENCEREMOS ¡¡

*Miembro de Marea Socialista, de la Unión Nacional de Trabajadores-Estado Zulia y la Red Socialista (Maracaibo)

Maracaibo, 28 de noviembre de 2010


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Roberto López Sánchez*

Roberto López Sánchez (Caracas, 1958). Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación (LUZ, 1994). Magister en Historia (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Actualmente dicta 6 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América; Historia de Venezuela; Intercambios Económicos; Poder y Movimientos Sociales; Culturas Afroamericanas; y Modo de Vida e Identidad Nacional. Ha dictado seminarios a nivel doctoral y nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en universidades de Chile y España. Actualmente coordina la Unidad Académica de Antropología. Ha dirigido proyectos de investigación a través del CONDES-LUZ, y CLACSO. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos. @cruzcarrillo09

 @cruzcarrillo09

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