Para adivinar cuál será el contenido del Plan B del Imperio y su franquicia local, la MUD, basta con leer y analizar todos los días la prensa internacional y nacional que se publica en Internet. Para comenzar, una realidad que se hace evidente es la profundidad de la crisis sistémica que resquebraja persistentemente lo que fue el núcleo duro del capitalismo. Dicha crisis fue precipitada por el abandono de las tesis keynesianas que habían servido tan eficazmente al éxito político de la social democracia y la sociedad de bienestar, a favor del neoliberalismo, ese “cadeu empoisoné” (regalo envenenado) que le dio von Hayek a los capitalistas de Europa y Estados Unidos, el cual nos lo quiso imponer el Imperio como el Consenso de Washington materializado en el ALCA.
Los dogmáticos neoliberales tienen como meta llevar el proceso de acumulación de capitales hasta el extremo, para enriquecer al máximo ese 1% de privilegiados vinculado mundialmente a las finanzas, la banca y las transnacionales. De esa manera, haciendo befa de la democracia electoral como ya ocurrio en Irlanda, Grecia, Portugal y España, han llegado a designar a dedo los banqueros que van a ser la cabeza de los gobiernos en esos países, quienes permitirán exprimir sin cese, para su propio beneficio, la riqueza producida por los pueblos empobreciéndolos hasta la muerte. Se formará así finalmente, esperan, un gobierno universal comandado por ese 1%. La cabeza de dicho gobierno en ciernes ya está instalada desde hace tiempo en Wall Street (USA), en Tel Aviv (Israel), en Ryad (Arabia Saudita) en Alemania y en Francia, pero no podrán convertirlo en hegemónico unipolar si no cambian la actual geopolítica mundial del poder.
Para cambiar dicha geopolítica el capitalismo está tratando de cubrir su flanco débil, apropiandose de las principales fuentes de energía fósil que se encuentran en territorios que ellos no controlan totalmente. Así, lanzaron su proyecto político “Primavera Árabe”, que casi fracasa en Egipto, el cual les permitió paralizar políticamente a los gobíernos del Mahgreb para poder destruir a Libia sin oposición y apoderarse del su petróleo y sus enormes acuíferos. Ahora van por el territorio de Siria: si logran derrocar el gobierno de El Assad, podrán utilizarlo como corredor estratégico para atacar simultáneamente a Irán desde el Mediterráneo y el Pacífico y destruir sus fuerzas productivas. Logrado ese objetivo, podrán flanquear al bloque Rusia-China desde el este y el oeste, contener a dichas potencias y dedicarse más tranquilos a liquidar sus enemigos en América Latina, donde se encuentran las mayores reservas mundiales de petróleo y gas, acuíferos inmensos, grandes reservas de minerales estratégicos, de tierras cultivables y de biodiversidad y una mano de obra y elites políticas ya trabajadas ideológica y culturalmente para favorecer el neoliberalismo.
El éxito del libreto del proyecto, ya lo sabemos, reposa en el control hegemónico mundial de los medios de comunicación que sirven, como dice Walter Martínez, para crear la masa crítica que precede a la intervención militar o política, directa o indirecta. En el momento actual el proyecto de gobierno mundial ya tiene sus bases estratégicas aseguradas a lo largo del litoral pacífico de Nuestra América: México, Guatemala, Honduras, Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú, Chile y ahora en Paraguay.
Las economías del eje Venezuela-Brasil-Argentina son las más poderosas de Suramérica. Venezuela es vital para lograr la expansión estratégica de Mercosur hacia el Caribe: ello explica la sombría alianza de la derecha paraguaya con la derecha venezolana de la MUD (¡Remember Leopoldo López y Franco el gorila paraguayo, Leopoldo López y el PRI, Leopoldo López y Uríbe Vélez, Uribe Vélez y Peña Nieto, etc. etc.). Pero el presidente Chávez luce electoralmente imbatible para la justa presidencial del 7 de Octubre de 2012, por lo cual la ofensiva de la derecha está dirigida a minar las instituciones electorales que legitiman la honestidad y transparencia del proceso electoral y cantar fraude, mentira que será recogida y amplificada por la prensa burguesa internacional y nacional.
El Plan B, variante venezolana del proyecto hegemónico mundial, plantea la utilización de un candidato presidencial sin relieve político que le quite seriedad a la importante elección del 7 de Octubre, que decidirá tanto el rumbo definitivo de la Revolución Bolivariana como el equilibrio mundial. Al mismo tiempo, como ya todos sabemos, se atacará la seriedad y le eficiencia del Consejo Nacional Electoral para restarle importancia al triunfo del Presidente Chávez y crear la masa crítica de opinión mundial que tendrá como leiv motif el supuesto fraude electoral. El fraude electoral montado el México por el PRI, sirve para darle credibilidad a aquella matriz mundial de opinión y desprestigiar, de paso, los procesos democráticos progresistas en América Latina. Esa campaña mediática ya ha comenzado a funcionar en todo el mundo.
Si la campaña mediática mundial se adereza también con algunos atentados (recuerden Siria) y ataques a civiles de paramilitares colombianos que están desde hace largo tiempo en algunas zonas fronterizas y ciudades venezolanas, empezaría a configurarse el fraude informativo sobre las matanzas de civiles inocentes, como en Libia y Siria. No faltarán, sobre todo en España, supuestos “intelectuales de izquierda” que pedirán a gritos la intervención en Venezuela por la OTAN, las Naciones Unidas y la OEA para conformar un grupo de “amigos de la MUD” que ponga en marcha un proceso de transición hacia el pasado neoliberal de la IV República. Hilaria Clinton será, sin duda, el primer chicharrón de la sartén.
Es muy posible que lo que hemos imaginado, nunca llegue a suceder. Pero no debemos comernos ese cuento del candidato bobo, porque detrás de esa triste figura se esconde el puño de hierro imperial, encarnado en algún traidor local que se preste, llegado el momento, a tratar de destruir nuestra Revolución.
Debemos tener en cuenta, como dijimos al principio, que la crisis sistémica del capitalismo neoliberal no tiene ya regreso. Pero los dogmáticos neoliberales sí creen que lo tiene, una vez que hayan logrado destruir sus enemigos por la fuerza mediática-militar. Ellos ya no tienen mucho tiempo para lograr sus objetivos antes que colapsen la Unión Europea y Estados Unidos, por eso Rusia y China tratan de alargar los plazos estipulados en el libreto imperial, esperando inteligentemente que aquel proyecto bélico-mediático colapse sin tener que llegar a una nueva guerra mundial Y esos plazos se pueden contar quizás en semanas y meses. Por esa razón, para poder vivir y vencer tenemos que preparar y consolidar el futuro de nuestra Revolución Bolivariana con mucha inteligencia y con mucha pasión. ¡Viviremos y venceremos!
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