Septiembre, la recta final de la campaña presidencial, clímax del recorrido crucial hacia la decisión ya cantada, pero no refrendada todavía. Quedan muchas sorpresas en la manga del retador, en los laboratorios de guerra sucia de la MUD, anuncios y eventos que se deslizan de los actos y discursos atropellados por la desesperación de la derecha, no pueden evitar moverse con brusquedad, manejan con torpeza un arma de doble filo, una propuesta abierta y un paquete oculto. Lo que han presentado los candidatos habla por sí solo, lo que hagan en lo adelante permitirá llegar al 7O, si no hay otras sorpresas y realizar las elecciones sin sobresaltos.
El candidato de la patria ofrece una hoja de servicios de 13 años recorriendo por aire, mar y tierra el país, que lo reciben como lava ardiente, de indio, blanco, negro, combinación venezolana de hombre y mujeres, tuierrúos, vegueros, arañeros, pescadores, campesinos, obreros, todos reconocen la trayectoria del cadete soñador, el oficial alzado, el presidente líder, la referencia internacional, amoroso padre, hermano, amigo, pasión patria, brindando sin mezquindades su mano, su apoyo solidario a todos los pueblos del mundo, despreciado por la actitud clasista, fascista, nazista, sionista, capitalista, neoliberal, de la derecha hostil.
En la esquina de la MUD, lejos, ausente en sentimientos, el turista en su propio suelo, a quien le asquea el país en vías de desarrollo, el trotapueblos recién aterrizado, el flor clórico, que no folklórico, el omnipresente sabelotodo, el pujante rígido, el maniobrador de eventos inesperados, muerte, destrucción, corrupción, argumentos de una campaña de marketing fugaz, que los aprendices de brujos quieren convertir en votos. Traductores traidoras, asesorados por los mister danger dixi, 11S, 11A, paisa varito, falso positivo CIA y DEA, los Atocha, con propuestas solo rumores, escándalos, vaticinios de siete plagas, las mismas plasmadas del plan oculto privatizador. Los truhanes de casinos, cifrando las esperanzas electorales en la casualidad, suerte de lotería, sólo consiguen morisquetas aplastadas en el talante, pura caricatura mimada en la cuarta, película pasada de moda, cargada de derrotas, sin risa, sin felicidad, pura amargura, delineada en el rictus chorreando entre las comisuras sombrías y necrófilas.
Se encaraman al destino final con su terquedad característica, su falsa modestia su hostilidad, su burla, su irrespeto a la mujer, objeto del paquetazo insultante. Esa oligarquía exasperada, sin posibilidad de triunfo, trepándose el palo ensebado, trampeando desde 1998, cuando se jugaron su último chance del siglo, ya no dan pie con bola. Arrancaron como burro cansado desde febrero, con carburo mediático, que no madura la chayota, estancado, sin encontrar apoyo en las encuestas escuálidas, sin preferencias recurren a falsas esperanzas, van por camino que conduce al descalabro. Metidos en cintura por la realidad, en camisa de once varas, buscan echarle más leña al fuego, aumentando la temperatura de la caldera política. El cierre de campaña es inminente, faltan tres semanas, el pueblo clarito ya decidió abrumadoramente, el final está cantado, entonces habrá que refrendarlo con los votos, juego seguro no se tranca sino hasta contar la última boleta.
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