Lo he manifestado en anteriores oportunidades, en varios análisis y estudios sobre el tema del modelo de gestión pública en Venezuela. El gobierno tiene la enorme deuda en cuanto a ejercer la acción política en términos de eficiencia y eficacia, existe un desencanto hacia el nivel de articulación y respuesta institucional, procesos de cambios organizativos y funcionales que no logran mejorar la gestión administrativa. El combate a la ineptitud y a la corrupción sigue siendo tema pendiente.
De igual forma, no se han desarrollado los mecanismos y una cultura de seguimiento, evaluación y control de las políticas adoptadas por los distintos organismos y dependencias del sector público, además, ha habido ausencia de las capacidades técnicas de quienes asumen los cargos directivos, quienes siguen siendo nombrados bajo el esquema perverso del clientelismo político.
Ante este panorama, que no es muy halagador, es importante rescatar la visión estratégica de construcción de una sociedad distinta, apartada del valor del Capital y bajo los lineamientos del modelo de desarrollo planteados desde el neoliberalismo, donde el Estado debe apartarse de sus responsabilidades en materia del aseguramiento del bienestar de la sociedad en materia de salud, educación, infraestructura, desarrollo productivo y económico, etc. Por el contrario, las políticas adoptadas por el Estado y el gobierno venezolano, han apuntado en la dirección contraria, es decir, el Estado se convierte en el promotor directo del desarrollo nacional, apoyado en el empoderamiento de la sociedad para ejercer la acción política y a partir de allí definir políticas sociales que logren consolidar una sociedad más justa, equitativa y en condiciones que aseguren la paz, la convivencia y el respeto a la naturaleza y el medio ambiente. Es decir, se construye una sociedad armoniosa que asegure el buen vivir.
El nuevo proyecto de desarrollo impulsado por el presidente Chávez, se enmarca en una nueva concepción continental del Estado y la Sociedad, fundamentado en el desarrollo interno y un relacionamiento regional fuerte que promueve la integración social, cultural y económica. Este es sin duda, el mayor valor agregado a la definición de un mundo distinto, y por ello, lo que se juega el venidero 7-O en las elecciones presidenciales en Venezuela, es la elección por parte de la sociedad venezolana de dos modelos de desarrollo distintos, antagónicas, el Capitalismo Vs el camino al Socialismo. Puede que aún existan distintas variables, interpretaciones y visiones individuales de lo que representa la elección presidencial. Serían válidas esas apreciaciones. Pero no podemos perder de vista, que la elección del domingo venidero, es la elección que tenemos los venezolanos sobre el futuro del país, o nos devolvemos al modelo neoliberal, y dejamos que el sector financiero internacional decida el futuro de nuestra sociedad, o seguimos impulsando una alternativa propia, donde es el Estado venezolano y su gobierno los responsables de llevar el timón del progreso de todo un país. En lo personal no hay duda al respecto, hay que apoyar a Hugo Chávez, líder indiscutible del proyecto emancipador nacional y latinoamericano. Y los invito a votar con conciencia y corazón. Reflexión política y amor patrio, son dos elementos fundamentales que debemos demostrar este pueblo del Libertador Simón Bolívar…Y el 8 de Octubre, a emprender las transformaciones del modelo de gestión y cambios estructurales en las instituciones del Estado. Que son importantes, pero es lo táctico, no lo estratégico.
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