¿Qué hago con tanta arrechera?

Hay sentimientos de dolor, ajenos al dolor físico, que no sé dónde ubicarlos. No se trata de la dolencia de un brazo, de una pierna o de otro órgano de mi anatomía el cual puede calmarse con un lenitivo. Me refiero a otros, a esos padecimientos que corroen las entrañas y que uno desconoce el motivo y con el tiempo, se transforman en una extraña pasión más parecida a la rabia, hasta que finalmente uno descubre que no es una ira habitual. Fue entonces cuando estuve al corriente de lo que me pasaba, no era una simple cólera, era una soberana arrechera imposible disipar con un analgésico. Esto me ocurre cuando observo las injusticias cometidas contra gente generosa. Siempre he dicho que a los malos le salen las cosas bien, porque hacen muy bien el mal, y los buenos, pareciera no saber hacer el bien y por eso les sale mal.

Cuando le echo un vistazo a lo que le sucedió a mi comandante Chávez esta arrechera me llega al paroxismo, al meditar de forma impasible y percibir que tristemente no puedo hacer absolutamente nada. Lo único que me queda es rumiar la arrechera de forma resignada. Nuestra comandante no merecía tanto sufrimiento, tanto dolor físico que lo obligó a cuatro cirugías con la intención de extirparle el maldito cáncer. No sólo el dolor físico de Hugo, sino el de su familia que se mantenía a la expectativa de la salvación de su ser querido y también, la de millones de hombres y mujeres que lo aman, aún después de su desaparición física.

Hace tiempo colgué por este mismo medio dos artículos titulados “Cuídate Hugo” y el otro, “¿Sólo coincidencias?” en estos señalaba los peligros a lo que están expuestos los líderes mundiales que disienten de los gobiernos imperiales. Ciertamente, no voy a reescribirlos, ni copiar nada de lo allí expresado, pero cuando recuerdo lo escrito la arrechera me consume. ¿Arrechera contra quién o contra qué cosa?…allí está el quid de mi interrogante.

Cuando observo por la pantalla de televisión a G. W Bush, Asnar, Tony Blair, Netanyahu, Obama… y me pongo a pensar en el daño que estos genocidas le hicieron y le hacen a la humanidad (millones de muertos, naciones invadidas, culturas acabadas, miles de árabes torturados, miles privados de libertad e innumerables viudas y huérfanos) y todavía siguen vivitos y coleando dando conferencias por todo el mundo, recibiendo los halagos de los “jalabolas” internacionales, más arrechera acumulo dentro de mí. Peor aún me siento, al comparar las nefastas actuaciones de esos arteros homicidas con el bien que hizo mi comandante Hugo al pueblo pobre de Venezuela, a los olvidados de siempre. No sólo a los excluidos de nuestra patria, así mismo, los de otros países conocieron de la bondad de nuestro finado Hugo, quien aún vive en los corazones de millones. No sé quien maneja los hilos que ponen en marcha al mundo porque no creo en Dios, pero en caso que existiera, pienso que cometió una gran injusticia contra la humanidad: el “Arañero de Sabaneta” merecía vivir por más tiempo para que los menesterosos del mundo recibieran más amor de forma incondicional.

Me cuesta pensar que Hugo murió, así de sencillo y que mañana todas las cosas seguirán igual y para muchos(as), la figura y el rostro de mi comandante Chávez no pasarán de ser sólo una evocación. Es obligatorio mantener encendida la llama de sus ideas, su idea de soberanía e independencia para no ser esclavo de ningún gobierno. Debemos evitar que la canalla mediática continúe destruyendo su imagen y su labor, tal como lo hicieron durante más de quince años. Es obligatorio impedir que los servidores del imperio se burlen del sentimiento de millones de venezolanos y exigir el respeto que merece la memoria del único presidente que tanto hizo por los hombres, mujeres, niños, ancianos(as). No hubo estrato social venezolano que no fuese favorecido con las bondades de su gestión: Chávez no escarbó en el mar, aró en el sentimiento de los desheredados y de allí el gran amor de millones hacia él. Se debe frenar la burla continuada de algunos medios de comunicación, de los imbéciles “briosos guerrilleros del tuiter” y de los “valientes combatientes del faibuc” contra la memoria indestructible de mi comandante, su familia y contra sus allegados. Ya basta de tanta ignominia, sin respuesta por parte de los organismos encargados de velar por los derechos humanos. Si somos mayoría debemos exigir respeto y acato a las leyes.

Hay difuntos que son más peligrosos que estando vivos, como prueba tenemos a Marx, Lenin, Engels, el Che Guevara, Algimiro, Fabricio, Lovera. Lumumba…y a esta lista, lamentablemente, deberemos agregar nuestro comandante Chávez. Por fortuna las ideas de aquellos grandes no se desvanecen, deambulan por el mundo engrandeciendo la mente de millones de niños, jóvenes y adultos y que, en el momento preciso de combatir las injusticias se hacen presentes. Las exequias lo demostraron: millones de venezolanos lo acompañaron hasta la Academia Militar, la casa de estudio, el lugar donde aquellas ideas maduraron y cuajaron en la mente de Hugo para hacer de Venezuela una patria digna e independiente.

A la canalla mediática le auguro una mala pelea, porque contra el fantasma del “Arañero de Sabaneta” la contienda será dispareja. El espíritu guerrero de mi comandante vive en el corazón de millones de venezolanos y ahora, todos somos Chávez y Chávez, es un torbellino de bondad, eso si, ténganlo presente, sin debilidades.

Por fortuna, las iras y las tristezas no son eternas. De seguro aliviaré la arrechera que me carcome, posiblemente, será cuando vote por la permanencia del proyecto de mi comandante Chávez, es decir, cuando deposite mi sufragio por Nicolás Maduro para que continúe en la presidencia. Con la seguridad que en las manos del camarada elegido y en las del grupo de hombres y mujeres que los acompañarán en el gobierno, no dejarán que los ideales de la Revolución Bolivariana y Socialista se pierdan.

Finalmente, para culminar y para disipar la arrechera, una recomendación para el futuro presidente de Venezuela: cuídate Nicolás, hay mucha carroña regada por el mundo.


¡Gloria, honor y eternidad para mi comandante Chávez!




enocsa_@hotmail.com


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Enoc Sánchez


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