Esa tos que te aturdía con frecuencia en los actos públicos desde hacía más de dos años, fueron los primeros síntomas de una salud que paulatinamente iba a pique. Iba a pique la salud de un cristiano de excepcional contextura física y alejada de los vicios depredadores de la vida humana. Iba a pique la salud de un hombre jovial, exponente de la vida sana y el deporte como forma de prolongar la existencia. Iba a pique la salud de un hombre de mediana edad que a pesar de sus limitaciones por su responsabilidad de estado, bailaba, cantaba, reía y se divertía en los momentos que sus actividades se lo permitían.
Iba a pique la salud de un hombre que amaba la vida y amaba su patria. Iba a pique la salud de un individuo prototipo de la longevidad a juzgar por su ascendencia cercana y más lejana. Iba a pique la salud de un practicante del amor al prójimo y el desprecio al odio. Porque vino artero, el desgraciado cáncer. Un cáncer demoledor. Pero de esos que parecen ser exterminadores, tan solo cuando ulteriores poderes lo deseen. Puesto que ese cáncer casi cotidiano de hoy, por avances de la tecnología médica es absolutamente curable. Y es también previsible, cuando existen evidencias genealógicas de predisposición que en Chávez no las había, por lo menos con rigor.
Por eso en Chávez era posible el alojamiento del cáncer, si, pero la probabilidad en condiciones normales se alejaba matemáticamente de su humanidad. Eso es científicamente elemental. Ahora, el cáncer inducido tiene temprano una sentencia. Y se sabe, Chávez fue siempre el objetivo obstinado de un imperialismo que lo sentenció desde hace años ´por no corresponder a los propósitos falaces de explotación a los pueblos de América. Como al Che. Como a Allende. Como a Sandino y como a otros. Muy probable, como a Bolívar. Seguro, como a Sucre. Y encontraron entonces una moderna arma letal. Muy enmascarada pero muy efectiva en el corto tiempo. Sería un misil pues, direccionado hacia los minúsculos organismos celulares del presidente. Fue una bomba atómica solo mata Chávez la que prepararon. Cargada de un odio criminal. Cargada de saña anti sudamericana. Full de inquina anti bolivariana. Ellos saben cómo condensar todo eso en una preparación radioquímica de mortíferos alcances. Y lo hicieron contra el ser más prodigioso de los últimos tiempos.
Vaya ignominia gringa. Vaya también macabra equivocación. Porque Chávez prevalido de la mayor claridad política que ilustre americano alguno pueda exhibir y en el sobrio entendido de lo que encima le devenía, acopló todos los hilos para que la sombría intención gringa no pueda lograr sus propósitos finales de dominación.
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