En las últimas semanas un atajo de canallas cuyo estandarte fundamental es la desvergüenza, se ha dado a la tarea, nada nueva pero siempre horrible, de visitar países e instituciones claramente enemigas de Venezuela para solicitar un proceso de intervención contra nuestra nación. En semejante nave obscura y oprobiosa se han embarcado rancios representantes de la oligarquía antinacional acariciando la abyecta idea de que nuestro país sea atacado, para poder así, de las cenizas, construir ellos su imperio de desigualdad e injusticia.
Han ido a parlamentos y se han reunido con diversos políticos extranjeros en la que quizá constituye la más honda manifestación contemporánea de traición a la patria y de abandono a toda decencia en procesos de confrontación política. Han usado múltiples ardides para graficar su intención descabellada. María Corina Machado ha llenado de alarmas visuales su nariz que claramente no ha sufrido golpe alguno, y Antonio Ledezma, en su barata imitación de Carlos Andrés, ya no sorprende a nadie por ser este sujeto uno de los más representativos de la desvergonzada fauna de la derecha venezolana.
El objetivo es uno solo y están hondamente inspirados en el proceso adelantado por sus iguales en Libia y en Siria y por ello tratan, en complicidad con grandes corporaciones mediáticas trasnacionales, de lograr que Estados Unidos viole una vez mas fronteras, legalidades e instituciones. La intención de los agentes de la oligarquía venezolana es que los aviones de Estados Unidos sobrevuelen nuestro espacio aéreo con el atronador estruendo de la muerte e indiscriminadamente arrojen bombas sobre “objetivos militares” venezolanos como escuelas, liceos, hospitales, museos etc. y destruyan de manera sangrienta y cobarde a la juventud venezolana.
Ese es el objetivo de la cruzada de María Corina y de otros traidores al país que deambulan buscando en el mundo a todo aquel que quiera venir a destruir nuestra patria.
Sonríe para las cámaras la inefable María Corina y miente de manera olímpica, se declara perseguida y agredida, cita dictaduras y represiones de las que supuestamente es victima; argumenta fraudes y descalifica instituciones electorales de las que se ha valido para ser diputada.
Seguramente la señora Machado y su sindicato de abyectos aspiran a que cuando el fulgor de las bombas “MADE IN USA” ofenda y mancille el cielo para destrozar a nuestros niños, ella estará en algún privilegiado lugar del imperio, a salvo y constituyendo alguna “Junta de Salvación” o “Gabinete en el Exilio”. Por ello no disimula el desprecio más espantoso que siente por la vida y la tranquilidad de los venezolanos, ella sólo quiere un país gobernado por mantuanos donde los recursos de este mismo país sean para transnacionales estadounidenses. Después de todo, para los amos de María Corina sólo somos el patio trasero y por ello desde hace mucho tiempo quieren “poner orden”.
De este escenario de agresión militar, que como ya dijimos es el objetivo esencial de los cruzados de la infamia, se desprenderá un espiral sangriento del que no se salvarán los adeptos de María Corina. Las bombas homicidas de los gringos no discriminarán entre quien voto por Maduro o por Capriles y serán víctimas por igual de la “gestión patriótica” de la diputada Machado, de Ledezma y de los otros cruzados que suplican a sus amos del norte el lanzamiento de sus bombas contra nosotros para poder de esa manera, algún día volver a gobernar, pues por vía electoral el pueblo no va a permitirlo.
Numerosos compatriotas están contentísimos con estos viajecitos de los cruzados, pero tal vez no se hayan preguntado que ocurrirá con ellos en caso de que el gran homicida del norte decida atacarnos. Dónde se meterán? ¿Que harán? en medio de una confrontación bélica en la cual los destrozos y tragedias que de ella deriven nos sumergirán en un eterno pesar. ¿Quien puede querer la guerra? ¿Que tipo de desalmado o desalmada impulsa una agresión contra nuestro país por el hecho de no aceptar la voluntad popular que claramente eligió a Nicolás Maduro como presidente de todos los venezolanos y venezolanas.
Hay mucho de locura homicida en el comportamiento del ala fascista de la oposición venezolana. Hay tal alienación y obcecada virulencia en este sector que olvida una variable sustantiva del problema y que la constituye precisamente el hecho de que los chavistas somos mayoría y estamos dispuestos a defendernos de los enemigos internos y externos con las armas y actitud que impongan las circunstancias.
En estos doce años de democracia, sólo hemos acudido a la vía electoral, pero tal como históricamente ha demostrado el pueblo venezolano, estamos en la irreductible disposición de asumir el reto que determine la dignidad y la imprescindible defensa de nuestra patria.
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