Finalmente se dieron las elecciones internas en el PSUV, el partido
gobernante en la República Bolivariana de Venezuela. Las cifras de
participación pueden ser consideradas como buenas. Casi 3 millones 200 mil
electores ejercieron el derecho al sufragio, lo que equivale más o menos
al 50% de la militancia del PSUV y al 16% del padrón electoral total
nacional, tomando en cuenta que se utilizaron los listados oficiales del
Consejo Nacional Electoral.
Sin duda que es un buen esfuerzo de ejercicio democrático el realizado por
el PSUV, y es un caso que seguramente debe llamar la atención de los
estudiosos nacionales y extranjeros de temas electorales y de democracia
interna en los partidos políticos. Queda ahora, para el PSUV, una vez
concilie acuerdos definitivos con el resto de organizaciones políticas que
apoyan el proceso bolivariano, prepararse para el exigente reto que
significa las elecciones parlamentarias, cuya fecha ha sido fijada para el
venidero 6 de diciembre.
Ahora bien, la dirigencia del PSUV debe evaluar concienzudamente dos
aspectos que saltan a la vista: 1. La aparente poca renovación en cuanto a
los nombres de los candidatos elegidos, ya que, si se lee detenidamente la
lista de los más votados, hay muchos nombres que se repiten, tomando en
cuenta que más de 1.500 personas se candidatearon, para optar a un
centenar de candidaturas; 2. Para alcanzar un resultado que le garantice
la mayoría en la próxima Asamblea Nacional, el PSUV y sus aliados tendrían
que, por lo menos, triplicar la cantidad de votos sumados en las
elecciones internas, independientemente de si un circuito se gana por un
voto o por mil votos. Así que, él PSUV está ante un escenario de mucho
interés desde el punto de vista político-electoral.