Guaicaipuro en la memoria colectiva del venezolano

“Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre jamás” (Túpac Katari)

      Esta noche, mueren aquí los viejos y nuevos elogios a la conquista. Del Paseo Colón estamos pasando al Paseo de La Resistencia Indígena en los Fueros de Guaicaipuro.“Ningún pueblo libre y soberano y de vocación libertaria, rinde culto a sus antiguos verdugos”, nos recordó siempre el Comandante Supremo.

      “De los barcos de Colón de las escuelas, pasemos a los barcos libertarios del patriota Francisco de Miranda”. Nos habla la memoria viva de Hugo Chávez. En homenaje a los pueblos indígenas de todos los continentes.

     Venezuela como todo pueblo libre hunde sus raíces más profundas, milenarias,  en el enigmático mundo  amazónico-guayanés; otras veces,  en la espina dorsal de la cordillera andina de Túpac Amaru y Túpac Katari (1780-81).  En ese Caribe verdi-azul, abierto a los múltiples mundos; por todo ese rosario de islas, desde las bocas del soberbio Orinoco, atravesando Cuba, Haití y Puerto Rico, en la huella imborrable de sus pueblos primigenios, recordados por  Petión y Martí. En el llano,  sembrado de sabanas de independencia y  cantos  libertarios y en cantos de paz, de justicia y  de trabajo  al pie de los corrales. Gustosamente hemos aceptado esta invitación del Alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez y del Ministerio del Minppi, con la presencia del camarada Presidente Nicolás Maduro.

Los tamanaco nos legaron la historia de la creación del mundo, por el dios Amalivacá y su hermano Vochi.

La creación del Padre Orinoco después de La Edad de las Aguas. La multiplicación de la especie humana del fruto de la palma del moriche después del diluvio, como lo expresa  Rengifo  en  su Libro de la Comunidad, en su Popol Vuh, del Centro Simón Bolívar.

DE DÓNDE Y CUÁNDO, VIENEN NUESTRAS LUCHAS Y CANTOS LIBERTARIOS

Si la pregunta se la hacemos al Comandante Supremo, Chávez responderá desde  sus propios paisajes históricos y culturales y desde su espiritualidad irreductible:

-Nuestras luchas y cantos libertarios, vienen de lejos, de muy lejos. Desde los primeros días de la conquista. Desde  el grito de Los Guaicaipuro y los Túpac  Amaru. Desde  la anticonquista de César Rengifo y de lo que hoy llamamos la resistencia indígena.

Somos hijos  legítimos de Guaicaipuro. Somos descendientes de Guaicaipuro, de Túpac Amaru,  del Negro Primero y de Simón Bolívar.  De Sucre y de Urdaneta. Y de Abreu y Lima,  que provoca pronunciar su nombre en lengua yeral, desde el corazón  inmenso del Brasil. Somos hijos legítimos  de San Martín, de O`Higgins y del padre Hidalgo.

De Luisa Cáceres y de Manuelita Sanz, de Urquía, de Micaela Bastidas y Bartolina Sisa. De Josefa Camejo y de Juana La Avanzadora.  De esa esclavitud, india y negra y guanche-canaria. No sin dejar de recordar que el Hijo del Hombre, nació en Palestina.

Y de esas cadenas rotas para siempre. De allí venimos y vamos  con los Cantos del poeta Walt Whitman y de Pablo Neruda  a la segunda independencia. Al encuentro del Cóndor y el Águila, del Cóndor y el Quetzal… Del Canto a Mi Mismo en la mismidad del Universo y en el vuelo inmortal del Colibrí (atravesando el corazón del continente).

Si  le preguntamos al  Comandante Supremo  de dónde viene nuestro Ejército Libertador y nuestra unidad cívico-militar, volverá a decirnos  desde el libro del guerrero en su canto  paz:

-Que la semilla abierta de nuestros ejércitos libertadores no germinó para que fuéramos  césares que se expanden en África y el Medio Oriente, ni  como  los Alejandro Magno, ni como los napoleones o monarcas, invasores de otros pueblos y culturas. Ni para que fuéramos Hitler o sionistas para asesinar judíos y palestinos. Ni  para exaltar  sus viejas y nuevas Santas Alianzas de los imperios. Germinó para liberar pueblos, territorios y culturas oprimidas.

   Chávez siempre ubicó en la alianza de pueblos y  Caciques de Guaicaipuro,  el origen de nuestros Ejércitos Libertadores de La Gran Colombia y de Ayacucho y del Alto Perú. Somos parte  de la semilla  de la democracia antiesclavista de Haití, del grito de Guaicaipuro y Túpac Amaru y de los Estados plurinacionales de Bolivia y Ecuador en el Alba de Nuestra América. 

De la integración intercultural de  Indoamérica y del Caribe, con Patrias Chicas y Patria Grande y sus múltiples identidades.  En la alianza de pueblos y Caciques de Guaicaipuro está la semilla que germina de nuestra actual Unidad Cívico-Militar y del Gran Polo Patriótico. Y en la voz ecuménica, de paz y de justicia del Papa Francisco y de los Gandhi de ayer y de hoy.

¿Y CÓMO  COMPROBAMOS ANTE NUESTROS  PROPIOS OJOS

EL  AURA LIBERTARIA DE LOS GUAICAIPURO?

 

-Como Libertador de la Anti-conquista, Guaicaipuro  entre 1560-61, dando cuerpo al nombre de Venezuela, que venía herido de la conquista de los bélzares en 1528,  nos libera  toda la región centro norte, desde Cúpira hasta el Lago de Valencia o de Tacarigua. Derrota a los más connotados  conquistadores enemigos: Francisco Fajardo,  el primer  indo-mestizo traidor a sus propios orígenes, Pedro de Miranda, Luis de Narváez,  Diego García de Paredes, Juan Rodríguez Suárez, entre otros.   Así destacamos que la derrota de Guaicaipuro, de los teques y caracas, por Diego de Losada,  no  fue el final la resistencia indígena.  Como Túpac Amaru y Túpac Katari, como Bolívar y Martí, Guaicaipuro hecho pueblo, como Chávez, regresa hecho millones. ¡En el grito de ese niño que nace, dirá Curayú o el Vencedor, está el vengador de Guaicaipuro. ¡Guaicaipuro no ha muerto! ¡Los caribes viviremos siempre! (1) Como Esa espiga sembrada en Carabobo, rescatemos  con Túpac Amaru, esa batalla robada en Ayacucho.

SI  PREGUNTAMOS A NUESTRO PUEBLO, ¿QUIÉN ES  GUAICAIPURO?  NUESTRO  PUEBLO  NOS RESPONDERÁ CON FIRMEZA:

-¿Guaicaipuro? Ese es el Libertador de nosotros los indios. Y nosotros  venimos de allá… de sus cenizas en el viento huracanado. Del polvo de las estrellas y de los viajes estelares del colibrí, atravesando desde Los Andes, el corazón del continente.

Venimos de esos más de cuarenta pueblos y comunidades indígenas actuales, de sus lenguas cortadas y resucitadas y de su resistencia emancipadora. Del ancestro caribe y arahuaco, del temple chibcha y de  múltiples lenguas independientes.

Cantemos finalmente con el poeta Rubenángel Hurtado en Los Fueros de Guaicaipuro:

Espadas, cruces, cascos,

Laceran la epidermis de tu suelo.

Noche a noche pensando

Noche a noche sintiendo

Que la tierra y la sangre

Son el mismo desvelo.

ºº “…Y  en la sombra colocas la sombra de tus ídolos

con un dolor que sólo puede llorarlo un río…”

ºº

Desnudas torres turbias te amenazan,

Te cercan, te acribillan  navajas y alambres.

Puños de aceite y hierro te socaban.

Pero tu viejo corazón de mangle.

Tu candela de aljaba clandestina.

Tu rosa subterránea.

Estalla y se levanta todavía…

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(1) Es hora de cambiar el nombre de  la autopista Francisco Fajardo, por el nombre de Guaicaipuro, como lo viene proponiendo el Alcalde Jorge Rodríguez. Que en la Avenida Bolívar de Caracas y en la ahora  Avenida Guaicaipuro, se crucen y se abracen la resistencia y la emancipación indígena, con la nueva  Independencia.

(2) La incorporación de Guaicaipuro al Panteón Nacional está inconclusa. Falta el Monumento a Guaicaipuro alusiva a los Caciques y Cacicas de la Resistencia.  Tenemos la maqueta de la composición  que el  escultor tequeño Edgar Corrales  por mandato de CONIVE nos dejó antes de partir a otros paisajes.  Esta maqueta le fue presentada esa noche al Presidente Maduro y  designó al Alcalde de Caracas Jorge Rodríguez para el proyecto  de construcción del Monumento a Guaicaipuro del Panteón Nacional, alusivo a los Caciques y Cacicas de la Resistencia Anticolonial del Pasado y del Presente: el cual tendrá un profundo sentido de contemporaneidad histórica.

 Se trata de un Cacique o Principal de Pie, una Madre India y su Hijo como portador de la descendencia y la continuidad de la resistencia y emancipación.  El Cacique porta una larga lanza, que recuerda la larga lanza de nuestros llaneros que nos dieron Independencia y las  flechas alargadas de Chirica, que con Piar y la Indiada y luego con Bolívar en Angostura, abrieron el Orinoco y los llanos a la formación de La Gran Colombia y la Independencia de Sudamérica.  Los llaneros llamaban a sus lanzas guaicas, según Arístides Rojas.  El nombre de Guaicaipuro viene  de  Guaica (lanza) ipur (cerro) El Lancero de los Cerros.  Las flechas de nuestros caribes del centro eran cortas. Pero se coloca en el monumento la lanza larga para ligar la resistencia indígena  con la primera y la segunda Independencia. Resistencia e Independencia como piernas distintas de un mismo proceso.

 



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Saúl Rivas Rivas


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