El 6 de diciembre de 2015, ciudadanas y ciudadanos mayores de edad tendrán una vez más la oportunidad de ejercitar su derecho al voto; no será una elección nacional, es decir, no se trata de escoger un presidente, tampoco es un referendo revocatorio, o sea, no está en discusión la primera magistratura.
Ese día se desarrollará a lo largo y ancho de la patria bolivariana 114 elecciones, una por cada circuito que electoralmente configuran al país, los electores podrán elegir entre candidatas y candidatos uninominales y por lista un total de 167 Diputados que legislarán durante el período 2016-2021 de la Asamblea Nacional.
Faltando pocas semanas para dicho acontecimiento, los candidatos de la derecha no muestran ni el más mínimo indicio de lo que sería la gestión parlamentaria de alguno de ellos; las declaraciones que brindan se circunscriben a repetir frases y consignas previamente diseñadas en laboratorio e impuestas a través de campañas mediáticas con la intención de descalificar al gobierno.
En caso del estado Yaracuy, la cuestión es deprimente para la derecha, sus candidatos no motivan a nadie, son tan malos que han optado por no mostrarlos y prefieren traer a Lilian Tintori, al parecer, ella hablando tonterías sobre su marido hace mejor trabajo de entretener a los seguidores.
Pero para los yaracuyanos la decisión no está difícil; en el escenario electoral del 6-D se perciben claramente dos opciones totalmente contrarias: una, donde venezolanas y venezolanos tienen opciones a recibir viviendas dignas, pensión, educación y salud gratuita, Canaimas, Tabletas, Mercal, Pdval, entre muchos beneficios sociales más, cuya continuidad estaría garantizada por los diputados chavistas.
La otra opción, la que se caracteriza por el desprecio hacia los pobres, la que esconde los alimentos y especula con los precios, la que niega aprobación de recursos para inversión social, la que promueve la violencia, la que se enriquece explotando seres humanos y luego los deshecha, la que contrata paramilitares para sabotear y luego culpar al gobierno, la que si obtuviera mayoría en la Asamblea Nacional lo primero que haría es implementar la fórmula neoliberal y privatizadora para vender el país al FMI.
He ahí lo que se decidirá el 6 de diciembre de 2015, de eso se trata, el pueblo venezolano escogerá entre esas dos alternativas, una representada por mujeres y hombres de diversas edades comprometidos con los intereses de la patria, candidatas y candidatos escogidos desde las bases por los propios chavista; la otra, la de la vieja política, la que representa el pasado, un conjunto de personas seleccionadas en oscuros cenáculos de cúpulas partidistas asociadas y dependientes de intereses mercantiles nacionales e internacionales.
Una decisión nada difícil en la que una vez más ganará la patria.