Ahora después que la MUD nos dio en la madre –porque nos dio en la madre ¿o vamos a seguir ciegos ante el avance opositor?- me viene a la mente un artículo del general Alberto Müller Rojas llamado: "Preocuparnos por las pequeñas cosas", recuerdo que todavía estaba El Gigante vivo cuando lo escribió.
Y lo rememoro, porque el mensaje que encierra la expresión la vivimos los rojos rojitos a diario. Esta revolución muy poco se preocupó y se preocupa por las pequeñas cosas, aunque sé que a muchos chavistas les va a parecer un exabrupto esta afirmación.
Pero la frase "pequeñas cosas" hay que encomillarla, porque en el contexto general, es decir, desde el punto de vista del alto gobierno, tal vez sean pequeñas, no obstante, cuando bajamos hasta las personas que las padecen en carne propia, ellos las sienten del tamaño de una luna llena. Y la revolución las soslaya de lo más natural, como si no sucedieran.
Me explico: algo tan simple como una recepcionista, una secretaria o cualquier servidor público en un ente del Gobierno, maltratando a la gente, pareciera una "pequeña cosa", pero hace tanto o más daño que un "guarimbero" con una bomba molotov. Y ese tipo de empleados y empleadas abundan en los entes del estado, y nadie hace nada al respecto.
El Gobierno en campaña se jactó de haber entregado un lote de carros a la población, pero en esa misma medida observamos a chavistas desempleados, con duras precariedades económicas, pidiendo los pasajes, que se dedicaron de alma y corazón al proceso, sin embargo, los dejaron por fuera para terminar beneficiando a grupos de enchufados y aprovechadores. Y eso no se le aguanta ni a la madre. Sucede además con las viviendas. No hay control de nada.
En los operativos de venta de alimentos, no compran los primeros que llegan a la cola, ni los que poseen los primeros números, sino los familiares de los organizadores. Y la queja al cielo. A nadie le importa. Nadie escucha. Y eso es corrupción tan evidente al más bajo nivel como se ha visto al más alto nivel. Con respecto de las pensiones de los viejitos, siempre me pregunto: ¿Por qué no van entrando los de más edad? Yo veo gente que ya no sé si podrá disfrutar de beneficio alguno de tantos años que tiene encima, y no salen; salen lo más jóvenes.
Y así por el estilo ocurren acciones incomprensibles, injustas, irregulares. La gente protesta y al no obtener respuesta se frustra, se desencanta. Es natural. Lo grave de eso es que los dirigentes más importantes de la revolución no lo vean o se hacen los que no lo ven.
Ante tanta impunidad que torpedea el buen funcionamiento del proceso a la vista de los mismos rojos rojitos, los beneficios en lugar de producir alegría, ocasionan rabia e impotencia, se revierten, no suman sino que restan.
Cito otro ejemplo, está cerrada la frontera y sigue el contrabando de combustible y de alimentos, mientras la gente necesitada continúa clavada día y noche en una cola que parece no tener solución. Y de eso no podemos acusar a Capriles, a Leopoldo, a María Corina, ellos no tienen el control de las alcabalas de la frontera. Ese problemas es nuestro y el Gobierno nunca lo ha podido solucionar.
Ahora, que el presidente Nicolás Maduro no se puede encargar de resolver esas "pequeñas cosas" personalmente, no sé, pero alguien debe hacerlo, porque eso molesta y hace que muchos nos dejen de apoyar.
Otro aspecto es que esta revolución o mucha gente de esta revolución, ve a la población como estúpida, castrada mental. Lo digo porque después del cierre de campaña se empeoró el internet, a veces se caía por horas, pues bien, Conatel salió y negó la avería en público.
¡El colmo! Los usuarios con las luces apagadas del modem y reventando las redes sociales con sus denuncias, y la gente de Comisión Nacional de Telecomunicaciones diciendo que no había fallas masivas en el servicio de ABA.
Nunca he negado la arremetida de la guerra económica opositora, escondieron lo alimentos, las medicinas, especularon, nos arruinaron, apenas sobrevivimos para comprar comida, y eso contribuyó en gran medida con la derrota del 6D, pero también perdimos por la ineficiencia, mucha, demasiada ineficiencia; políticas y decisiones tardías, desacertadas, lo mismo que la corrupción, el pueblo haciendo sacrificios y muchos de los funcionarios rojitos más encumbrados robando a diestra y siniestra... Digan lo que digan, eso da arrechera ¡¿o no?!