Hasta el presente soy un "Admitido" como postulado a la Asamblea Nacional Constituyente; me supongo que eso me hace candidato a la misma, aunque no soy muy entendido en cuestiones electorales, pese a que mi amiga Milka Oliveros siempre me mandó a defender sus votos en la Junta Electoral Municipal de Mariño, Nueva Esparta. Vaya usted a saber si por eso perdió como candidata a Alcaldesa. De todos modos, mi nombre está allí, postulado por el sector de las pensionadas y pensionados, aunque también sirva de vocero al mundo del quehacer cultural. Por cierto, esta doble condición me hace doble maltratado en los momentos críticos del país. Es conocido por todos que en esos períodos a los pensionados se les paga el salario mínimo, pero no el bono de alimentación; así como en esos mismos momentos al sector cultural se le reconduce el presupuesto, que suena bonito, en el fondo significa que este año te dan lo mismo que el anterior, pese a que las vainas cuesten cinco veces más. Por lo tanto a mí me toca el sacrificio doble. A eso le agrego que, en un Programa del Gobernador de Nueva Esparta, mi camarada Carlos Mata Figueroa hizo mención de varios candidatos por el sector de los pensionados y se le olvidó mi nombre o no lo vio o no se lo hicieron llegar; mientras que un funcionario del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, que ni pinta, ni baila, ni escribe, ni hace teatro, hizo mención a los cultores que van como candidatos en otros sectores o territoriales a la Asamblea Nacional Constituyente (entre ellos, él), y se le olvidó mi nombre. No sé si será que tengo que llamarme de otra forma para que lo lean.
De todas maneras aspiro a estar en la Asamblea Nacional Constituyente porque mis lecturas, experiencia, impertinencias y meteduras de pata me llevan a tener unas cuantas propuestas a fin de acercar la nueva Carta Magna a la construcción del socialismo, y eso pasa por dar la pelea para que el Poder Comunal se coloque por encima de todos los poderes, pues bien lo dijo Chávez: Comuna o Nada. En buena lectura nos dice que todo puede quedar fuera, menos el Poder Comunal, que es el poder de la clase trabajadora, según una cercanía al viejo Marx, tan lejos en el almanaque y tan cerca en los improperios de la economía capitalista contra nosotros.
Bien, pero como no puedo abandonar a mis electores del sector de pensionadas y pensionados, nos vamos a ver con la oportunidad de hacer parte del articulado de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela la obligación del pago a pensionadas y pensionados del ingreso mínimo del trabajador, eso quiere decir sueldo, bono alimentario, pago de lo que sea que se inventen los asesores del Presidente con la intención de dejarnos de lado en momentos de crisis. Ah, pero a ese pago debe contribuir la empresa privada a través de un fondo para pensionados. En mi caso particular, presté mis servicios por más de 30 años a la empresa privada. No es justo que sea sólo el Estado el que pague mi pensión. Yo le rendí más, porque fueron mis años de mayor producción, al sector privado que al público. Que paguen los empresarios ahora.
Queda en manos de las pensionadas y pensionados elegirme o darle su voto a otro u otra. Eso sí, peleamos juntos.