Soy un amigo, un gran amigo, un entrañable amigo del poeta y revolucionario Arnulfo Quintero. La carta que nos enviara me tocó las fibras más sensibles de mi alma, y sentí in gran dolor y una cierta impotencia, y digo cierta porque soy de esos seres que no se doblega ante la adversidad, siempre he luchado, incluso en los momentos más difíciles y duros, porque hay que hacer un gran esfuerzo, un sobre humano esfuerzo para conseguir el bendito medicamento ZOLADEX de 10,8 mg. en donde sea. ¿Qué recursos tengo yo, un modesto trabajador que vive de una jubilación? ¡Mi pluma! Mis relaciones de internet, poder escribir por varias páginas web. Tocar la fibra sensible y humana de diferentes personas para buscar la vital medicina que le salve la vida al valioso compatriota. Hablo de compatriotas como el Presidente Nicolás Maduro, la Rectora de la UBV Mariam Hanson, el presidente del Seguro Social, las autoridades del Convenio de Salud Cuba/Venezuela, y otras personas con poder institucional para buscar el medicamento necesitado.
MIENTRAS LLEGA LA LUZ DEL NUEVO DÍA
El reloj marca el tiempo indetenible que hoy juega en mi contra.
El 10 de este mes en curso debí colocarme la inyección de ZOLADEX de 10.8 pero no ha sido posible, cuya aplicación es vital según el médico tratante para que el cáncer no haga fiesta en mi cuerpo.
Reconozco el esfuerzo de mis hijos, los que están a mi lado en esta lucha y han cubierto mi costoso tratamiento, el apoyo de mi esposa Dory y la buena voluntad de algunos amigos. Pero el problema es que el Seguro Social no tiene a la fecha este medicamento y su costo en Colombia está por los 800.000 pesos por unidad, teniendo que aplicármela cada tres meses lo que indica que para este año necesito cuatro (4) unidades lo que hace una cantidad considerable en estos tiempos y hasta ahora no he tenido contestación de algunas solicitudes hechas a instituciones gubernamentales.
Lamento que la buena respuesta al tratamiento se detenga. Da coraje. Le he trabajado a la administración pública durante 30 años, cotizando religiosamente al seguro social. Entonces no le estoy pidiendo dadivas sino la retribución a mi deber cumplido que aun hoy continúo llevando a cabo desde la docencia en la Universidad Bolivariana de Venezuela.
Entiendo que estamos en medio de un brutal bloqueo pero alguien debería de preocuparse por los enfermos con este tipo de patologías y tomar las previsiones pertinentes. Ojala algunas de las instituciones a las que he solicitado su solidaridad me respondieran o alguien cercano al presidente le comente mi caso.
Como he dicho siempre, soy un celebrante de la vida que hoy brinda con café y mira de reojo al cocuy, poeta sin bienes de fortuna, de presencia nacional e internacional, Abogado con estudios de posgrado y hasta doctorado, con infinitos deseos de seguir aportando mi experiencia y talentos al servicio de la patria, la paz y convivencia de todos, pues tengo amigos de derecha, izquierda centro, evangélicos, judíos, musulmanes católicos, gay y machos sin probar, poseedores de un gran corazón pero pela bolas como yo. Ojalá mis amigos colombianos, españoles, peruanos y otro, me dieran su apoyo en su moneda nacional.
Es decir, estoy rodeado de afectos, y con toda la disposición anímica de retardar el viaje final para ver crecer a mi niña de 5 años, síntesis de todo el amor que siento por mis hijos.
Escribo esto para que mañana no se diga que no toqué puertas planteando mi problema a los que siempre me han dicho "poeta cuente conmigo no dude en molestarme cuando necesite algo".
Aclaro para evitar malos entendidos y no se haga fiesta de mi caso, soy cristiano, bolivariano, socialista y chavista confeso, pero levanto la voz en mi nombre y en los que como yo, estamos cantando el manisero me voy con dolencias que no esperan.
A lo mejor clamo en el desierto pero tengo la esperanza que mañana el seguro nos llame estando aun con vida y nos dote de la medicina en espera, o que alguien me haga llegar el medicamento porque después de haber enfrentado mi mal con tanta fuerza para vencerlo, es lamentable naufragar en la orilla.
Nota: Tal vez de poder caminar otra sería la historia pero estoy jodido de las piernas confinado a una cama clínica y una silla de ruedas por lo que también necesito rehabilitación especializada, de ahí el apoyo fraterno de los camaradas de Venamicuba (Barquisimeto) para mi viaje a La Habana que agradezco infinitamente.
El 800 salud me respondió que ellos no manejan este tipo de medicamentos.
REENVÍALO
Anulfo Quintero López
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