Vientos barineses

Como será de preocupante la situación del medio ambiente de nuestro planeta, que solamente el truculento Trump, presidente de los EEUU, se atreve a erigirse en líder de quienes se oponen a una vigilancia más estricta sobre la contaminación ambiental y la protección de ecosistemas, reservorios de vida, que mundialmente vienen siendo alterados por una falsa tecnológica como lo constituye la práctica incesante de destruir potreros y bosques para sembrar soya. Sin duda, este mayordomo del capital internacional ganó un nuevo aliado, el recién electo presidente de Brasil, quien a nombre del desarrollo, ya decretó la guerra a muerte contra la selva amazónica. Cualquier parecido con los que acabaron con los bosques de Ticoporo, Caparo y San Camilo, situados en nuestro estado Barinas, es pura coincidencia. Por cierto, en la época de la guerra de Independencia, los patriotas fusilaron a unos frailes capuchinos, fanáticos realistas, ocurrió en un lugar cercano a la ciudad de Barinas, en la ribera de un caño muy caudaloso, que a partir de ese hecho comenzó a denominarse "Capuchino" Hoy, este afluente ya no existe, fue tapiado, destruido eficientemente en nombre de "el progreso"

Denuncias hechas, en este mismo diario, por ambientalistas y docentes de la UNELLEZ, dan cuenta de la destrucción de 10 mil hectáreas de bosques húmedos en el Municipio Bolívar. En una sociedad menos permisiva y complaciente esto sería suficiente para catalogar el hecho como un ecocidio, delito considerado como grave por la criminalística actual, al ser atentatorio de los derechos humanos. El ecocidio debe considerarse como un crimen contra la paz, contra la humanidad, contra la vida. En fin, impunemente, delante de todos, muy cerca de la ciudad de Barinitas, allí se destruye la biodiversidad, la naciente de nuestros ríos, en fin. Ojalá y todas estas denuncias logren conmover a los funcionarios gubernamentales, responsables de cuidar el patrimonio nacional. Estos crímenes, ya ocasionados en nuestra entidad son tan destructivos como la esperada agresión gringa a Venezuela. Estos problemas no se resuelven conmemorando religiosamente el Día del Árbol, el Día de la Tierra, o Día del Agua. Eventos
que sirven como escenarios teatrales, donde pantalleros de oficio anuncian con bombos y platillos su figuración en el cuidado del planeta; cuando en realidad, lamentablemente en relación a población y territorio en Latinoamérica, ocupamos el primer lugar como país destructor de la naturaleza. País campeón en la destrucción de bosques secos y al ritmo que vamos nos quedan solamente bosques secos para 20 años.

Agoniza el río Santo Domingo, lo están matando la negligencia, la codicia y la maldad. Este río columna vertebral de ciudades, pueblos y caseríos de nuestra entidad, nace en la laguna de Mucubají, estado Mérida, luego a partir del pueblo Santo Domingo comienza a ser agredido
al verterse en su cauce toda clase de agro tóxicos, desechos de la agricultura de los páramos que se practica en la actualidad. Luego recibe todo el desagüe de cloacas de caseríos y pueblos aledaños a dicho río. Y ahora, para colmo de males el río Calderas, cuyas aguas se incorporan al río Santo Domingo a la altura de Agua Blanca también es agredido, con la incorporación de sedimentos sólidos producto de la deforestación. El río Calderas, nace y recorre toda una geografía más purificada que el río Santo Domingo, posee una protección vegetal significativa pero que los sin escrúpulos vienen derribando selvas protectoras en donde nacen infinidad de manantiales y quebradas, y esto sin duda se agrega una gran sedimentación.

Luego en su recorrido por el llano, a su paso por los pueblos de Torunos, El Real, Santa Inés y Santa Lucía, más ataques; aquí es en donde las deforestaciones aparecen disfrazadas como producto de la actividad agropecuaria de "humildes campesinos" y/o de nuevos potentados surgidos de las tinieblas de la corrupción y el narcotráfico, que hacen con la naturaleza lo que les venga en gana, incrementando con su accionar gran cantidad de sedimentos que van a parar al rio y que provocan en la actualidad grandes inundaciones, ahora mismo en un área de más de 20.000 hectáreas. Reiteramos que dichas prácticas las financian capitales de dudoso origen. Y nos preguntamos si un humilde "campesino" hoy día pueda comprar una motosierra y sus accesorios, prueba fehaciente de lo que aquí afirmo es la finca Sam Sara, la eficiente Guardia Nacional ha rescatado en varias oportunidades motosierras y armas de fuego, una de estas veces, fue en presencia del para entonces presidente del INTI, de un constituyentista y un comandante de la Guardia Nacional.


Fiebre Aftosa. Según publicaciones del ministro de agricultura y tierras y de la Federación de Ganaderos habrá vacuna, contra la fiebre aftosa, para proteger el rebaño nacional. Pero como conocemos de las triquiñuelas, recomendamos que dicho programa de vacunación sea dirigido por el INSAI y el Colegio de Médicos Veterinarios para cuidar la conservación y distribución y hacerlos responsables del proyecto "de proteger el rebaño colombiano" Pues ya nuestros hermanastros colombianos nos acusaron de ser los trasmisores de la fiebre aftosa en su país, pero como el virus de allá no es coincidente con el de nosotros hasta allí llegó el zafarrancho y como el negocio del ganado y sus derivados sigue latente, todos tranquilos y sino que nos diga algo la directiva del matadero de Pedraza, ¿A dónde van a parar la carne y sus "trastes"?


 



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Octavio Marcelino José Parra Parada


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