El proceso revolucionario bolivariano venezolano, luego del contundente triunfo del comandante y camarada Hugo Chávez Frías ha entrado en una etapa de profundización, magna tarea para la cual, seguramente se estarán considerando las acciones estratégicamente pertinentes por el propio presidente, líder e ideólogo principal. En consecuencia y como es sabido, el panorama actual demanda la constitución de un Partido Único de la Revolución, objetivo que descarte de plano la mera reagrupación de los ya existentes. Es necesario y determinante, que esa organización que esta por nacer, surja de las bases dirigentes del pueblo en donde se concentra el alma y corazón de ésta revolución, asumimos que así lo estima el Presidente; es hora que, quien se precie de ser “dirigente” lo demuestre en la dura lucha que se avecina, la construcción del socialismo adaptado a nuestra realidad.
Hemos podido observar con preocupación y reserva, como importantes dirigentes nacionales de algunas organizaciones políticas de determinante rol en este proceso político nuestro, ya han designado comisiones desde el alto nivel de mando de los mismos para que asuman la transición hacia la configuración del partido único. Concediendo el beneficio de la duda nos preguntamos: ¿Será que quienes integran las coordinaciones superiores de algunos de los partidos del cambio, conciben la unidad como un asunto exclusivo de las altas esferas partidistas?
Esa respuesta surgirá, de la misma dinámica socio-política en la que la dialéctica popular producirá las ideas y propuestas que habrán de indicar el camino por el que debe galopar, el corcel de la unidad que el comandante envía por los senderos de la patria en sus constantes mensajes. El Chè Guevara, el insigne revolucionario de elevado pensamiento humanístico, vigente hoy mas que nunca, expresó: “Debemos ir con afán investigativo y con espíritu humilde a aprender de la gran fuente de sabiduría que es el pueblo”. Que acertado serìa consultar, dar participación a esa gran gama de dirigentes sociales y políticos que conforman las bases de los partidos y mas aun, a aquellos que no militan en organizaciones políticas pero con una claridad y sólida conciencia respecto a su rol en esta etapa de transformación nacional, que integran esa inmensa red de frentes de luchas y poder popular como los Consejos Comunales, los Comités de Tierra Urbana, las Mesas de Energía, Agua y demás organizaciones sociales, entre las que encontramos obreros, amas de casa, estudiantes, técnicos, profesionales que, seguros estamos, pondrían el ingrediente clave a un gran partido unitario; ese que consiste en la erradicación de las absurdas controversias tendenciales, del clientelismo, el usufructo de poder y a la vez, la instauración de la verdadera camaradería política, la honestidad, la transparencia de la mano de la habilidad y la astucia, con una visión holistica del hecho venezolano sin perder de vista a las grandes mayorías que hoy se reivindican con la acción del gobierno.
Nos parece una práctica inadecuada y obviamente contrarrevolucionaria, que da al traste con el pensamiento del comandante Chávez, que algunos altos dirigentes se hayan abrogado y reservado la gran tarea de reingeniería política que implica construir una estructura Unitaria, amén que tienen el don de la ubicuidad para estar presentes en todos los escenarios. Son gobernadores, diputados, ministros concejales y a la vez, miembros de comisiones políticas, jefes de partidos, jefes de Comandos, etc. Eso también es contrarrevolucionario, coarta la participación de otros actores y conlleva inevitablemente la ineficiencia en las responsabilidades públicas. No se puede construir la unidad sin haberse despojado de las cartas marcadas y vicios de la llamada cuarta republica; todos los partidos han sido y son importantes y necesarios, ninguno puede erigirse como superior a los demás; seamos objetivos, es la figura, la credibilidad y la estatura internacional de Hugo Chávez la que determinó la intención del voto hacia unos partidos, mas que hacia otros.
Compatriotas la revolución requiere una organización política unitaria, no para cobijar a una élite dirigente sino, para dar abierta participación popular, que funja de órgano formador de nuevos cuadros políticos; un partido que este en plena actividad diaria de construcción revolucionaria, que conforme un binomio con las estructuras del poder popular que ayude al Presidente en la férrea lucha contra el burocratismo y la corrupción hacia la edificación del socialismo del siglo XXI.
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