Ya Federico Engels, decía hace más de 170 años que la naturaleza se venga de quien la destruye.
Hay muchos sucesos espectaculares donde la naturaleza retoma los espacios que ha dejado la humanidad, mientras pasa los estragos de la pandemia: Vuelven las guacharacas a Montalbán, los venados se toman las ciudades, las ovejas pastan en los parques, linces y jabalíes corren por los campos de golf, los delfines llegaron a Venecia, asomaron las ballenas jorobadas después de 40 años de desaparición, los hindúes ya pueden ver de nuevo el Himalaya, se ha reducido la polución en el aire, los cielos están más celestes, etc.
Estos sucesos han sido posible por la huida e incapacidad humana inmediata de contrarrestar el daño mundial que ha producido el coronavirus en la vida de los seres humanos.
Aunque Bernie Sanders, anticipaba el mal estado del sistema de salud estadounidense, nadie se imaginó que la pandemia del coronavirus iba a corroborar la denuncia del ex aspirante a candidato a la presidencia de Estados Unidos. Los datos en fallecidos y contagiados por el virus, ya son conocidos por todos. Lo mismo está sucediendo en España, Italia, Francia y desgarradoramente en Ecuador.
Después del robo de los activos fijos y circulantes que la empresa privada ha aplicado a los Estados capitalistas del mundo; ahora se ven obligados a utilizar los fondos estatales para hacer frente a la pandemia y sus consecuencias económicas. Pues, se ven forzados por decretos presidenciales y de los parlamentos a preservar viva la fuerza de trabajo de sus empresas y a refinanciar con los mismos fondos estatales, las empresas que han comenzado un proceso de banca rota.
En tales circunstancias el papel del Estado vuelve a cobrar importancia estratégica para resolver el problema económico de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción.
Aquí se dividen las posiciones: los ricos quieren que sus empresas sean financiadas por el Estado y sin importar las muertes y los contagios. Trump, ya descargo billones de dólares para las empresas y dice que después de 200 mil muertos, Estados Unidos volverá a ser la economía más poderosa del planeta; mientras los ciudadanos suben a 16 millones, la petición de subsidios por desempleo. Y otros, muchos millones de trabajadores, están con la incertidumbre de la continuidad en sus trabajos. Ya en cifras actualizadas, Estados Unidos es el país más golpeado por la enfermedad, pues totaliza 431.838 casos confirmados, el 28.5% de la cifra planetaria; y sufre la muerte de 14.768 pacientes, el 16.69% de los decesos mundiales.
Esto que sucede en Estados Unidos, se replica en todos los países afectados por el covid-19; solamente qué en Cuba, Yemen, Irán y Venezuela, la situación de salud se agrava con la agudización del bloqueo económico y la amenaza de intervención militar; siendo Irán y Venezuela, los países donde la agresión imperialista está a las puertas de sus territorios.
En cuanto a la situación caótica en que encontró la pandemia a los países más desarrollados del planeta, se puede asociar o vincular con una casualidad natural, dado que, cada cierto tiempo tiene que venir una crisis a restablecer el equilibrio perturbado. En el 2008-2009, fue una crisis económica; ahora, en el 2020 una crisis sanitaria, que ha suspendido no solo los medios de vida y disfrute humanos; sino que también, ha destruido las fuerzas productivas mismas, en todo el planeta, por un breve lapso de tiempo.
Es decir que la llamada lucha por la existencia, que pregonan los capitalistas, reviste en este caso, la siguiente manifestación: proteger los productos, el mercado, las empresas, el modo de producción capitalista contra la acción destructora del aislamiento social (quédate en casa).
Los capitalistas quieren arrebatar la dirección de los Estados y gobiernos que ellos mismos han organizado; ahora, para controlar privadamente la distribución social de los recursos de emergencia; donde siempre ellos resultan beneficiados.
Como puede verse, aún en estas circunstancias, los capitalistas e imperialistas a la gran masa de productores les está negando artificial y violentamente el acceso a la salud, la alimentación y al trabajo remunerado, en esta fase de aislamiento. (Nueva York y Guayaquil)
Por otro lado, un aspecto animado de la historia, es el que se vive en Venezuela; allí, aún bajo el influjo de la crisis derivada de la pandemia, del bloqueo económico y la amenaza de intervención militar norteamericanos, los venezolanos no suspenden el debate político, incluso ahora, ha cobrado más radicalidad; el más importante es el que se da entre la continuidad del modelo madurista de gobierno, contrastado con las concepciones de sustitución de tal modelo, por una vuelta, en teoría, al socialismo chavista.
Hay dos artículos publicados en aporrea, que de manera encontrada expresan radicalmente las dos posiciones referidas: “Váyanse al carajo, junta patriótica de mierda” y “El corona virus saca a flote la mierda del sistema”
Según los defensores de Maduro; Maduro está continuando exitosamente con el proceso revolucionario iniciado por Chávez y mandan al carajo, por traidores, a los que propugnan por la vuelta al estatismo-socialista de Chávez.
Sin embargo; los que mantienen la idea del estatismo-socialista de Chávez, exponen que Venezuela vive en crisis de inflación, destrucción de pdvsa, desgobierno y que Maduro, ha roto la continuidad del estatismo-socialista de Chávez, está privatizando la economía y la producción y reprimiendo la resistencia chavista.
De acuerdo a estas dos concepciones, la realidad venezolana vive dos dimensiones: una de continuidad revolucionaria, donde todo marcha bien y otra, de discontinuidad, donde todo, marcha mal.
A pesar de los debates, hay hechos que merecen una aclaración pública, como es el caso de las desapariciones de Chirinos, Torrealba, Santana y otras capturas recientes. Las últimas migraciones de millones de venezolanos, la desatención informativa gubernamental sobre el que hacer, en caso de intervención militar gringa. El silencio reactivo gubernamental ante las demandas de incremento salarial y derechos laborales.
Será que estos problemas son inventados por los opositores a Maduro.
No será posible que la crisis del coronavirus, se comience a resolver con la puesta en libertad y sanos a Chirinos, Torrealba y Santana. Que se convoque al pueblo en general a resistir, por lo menos ideológicamente, la invasión norteamericana.
Si es cierto que hay continuidad revolucionaria, por qué no se generaliza a las masas laborantes, ese bienestar del que hablan los defensores del madurismo.
No será que el coronavirus nos está exigiendo el nacimiento de un mundo nuevo: relaciones de producción más humanas, donde lo fundamental de la economía sea la vida feliz del ser humano y las relaciones internacionales de extrema competencia se conviertan en relaciones de colaboración recíproca…Bueno ya estoy sustituyendo la historia real por utopías socialistas como las de Tomás Moro.
Ahora, me dirijo a Ustedes, que en los momentos más duros de la pandemia hacen desaparecer y capturan chavistas socialistas, revolucionarios y articulistas polémicos, para después imputarles de llorones ante la “justicia” madurista; mientras esa misma Justicia madurista, a la par de implantar sufrimiento a los humildes, deja en libertad y en buena forma a los que verdaderamente están aliados con el imperialismo: Guaidó y Co.
Pongan en libertad a Chirinos, Torrealba y Santana