Con este gobierno es difícil estar seguro de algo, no hay números claros; por ejemplo, no se sabe el monto de las reservas, la cantidad y el delito cometido por los presos políticos es secreto, la producción petrolera es una incógnita, por supuesto, los números de contagiados por el virus no son confiables. Todo es cubierto por una bruma de viveza pendeja, la que tapa la realidad y al final la verdad los atropella. Lo que sí se puede asegurar es que este gobierno cae mansito en la tentación del virus. Veamos.
La actuación del gobierno está como para una novela, quizá una parodia del 1984 de Orwell (pero eso se lo dejamos a Marcos Luna más versado en la literatura). El madurismo impune, sin ningún freno, dispone de los números de contagios y fallecidos, manipula el miedo de acuerdo a las reservas de gasolina que le queden, a la conveniencia declara cuarentena radical que se parece mucho a cuarentena por falta de gasolina, o a no se muevan a protestar que el monstruo del virus está debajo de la cama.
Con el coronavirus se creó un miedo colectivo que será motivo de estudio durante años. ¿Cómo fue posible que los medios de comunicación paralizaran al mundo con el escándalo de una epidemia que, como se demostró después, no ameritaba esa cuarentena tan disparatada? El mundo ha entrado en razón, regresa del pánico y se decide por cuarentenas localizadas, medidas sanitarias sensatas; el mundo comienza a moverse, a reparar el daño. Pero aquí en Venezuela la tentación de usar el virus para manipular a la masa asustada es inevitable, es la ilusión de cualquier gobierno tiránico, un instrumento de manipulación que no puede ser objetado, el que lo haga será calificado como traidor a la humanidad.
Ahora el desmovilizador no es la invasión del camarada trump, es el virus, seguro el día de las elecciones decretan "cuarentena con rumba", y después de los resultados siete día de "cuarentena super radical" para impedir cualquier protesta. No hay un organismo médico capacitado que dé la cara por esas medidas, el criterio parece ser el de los rodríguez, diosdado, maduro, esos son los expertos en epidemiología.
No hay que preocuparse mucho, no hay mal que dure cien años, seguro el cuentico de la cuarentena se les desgastará, la gente perderá el miedo y el gobierno inventará otro desmovilizador. Lo lamentable es que el país no aguanta tanto tiempo de un gobierno tan malo, que va acabando con todo, destruyéndolo todo.
Estamos en una situación especial, el gobierno ahogó las protestas, eso es verdad, aunque no significa que tenga más apoyo, en realidad la gente apática, desorientada, se aleja de la política, de la vida de relación, cada casa es una unidad aislada, la gente no apoya al gobierno y tampoco a guaidó, no apoya a nadie. El gobierno está, y es paradójico, más desprotegido que nunca, más débil que nunca. El país se desvanece en nuestras narices y con el país se derrumban el gobierno y la oposición.
Es hoy, como nunca fue, la hora de una vanguardia, diferente del madurismo y del guaidosismo gringo, que nos rescate del virus y del madurismo. Es hora de medidas sanitarias creíbles, explicables, y de medidas políticas audaces.