El caramelo de la justicia.

Una de las propuestas del Presidente de la República en la reforma de la Constitución, se refleja en el artículo 90 respecto a la disminución en la jornada diaria de trabajo de 8 a 6 horas y hasta un total de 36. Los detractores no se hicieron esperar, a excepción extrañamente de Primero Justicia, la oposición ha definido este artículo como un “caramelo de cianuro”, en una comparación despectiva. Y creen al pueblo desmemorizado, pues, hace 10 años, Teodoro Petkoff y la tripartita Gobierno - Fedecámaras - CTV, reformaron la Ley Orgánica del Trabajo y regalaron a los empresarios con su complacencia y lacayismo, una traición al pueblo venezolano, eliminando de un tiro, la retroactividad de las prestaciones sociales, que como consecuencia inmediata, condujo a una ola de despidos masivos. El filósofo Teodoro, dijo simplemente en aquellos tiempos: “Estamos mal, pero vamos bien”...y los venezolanos con impotencia y atados de mano simplemente pensamos: ¡si, bien jodidos!

La propuesta del Presidente Chávez podemos considerarla un hecho. Entendemos la intención en la reforma de este artículo, como un esfuerzo y disposición de tiempo, para el desarrollo integral del trabajador, sin embargo, implica un compromiso moral y ético. El nuevo modelo del ciudadano socialista, debe asumir esta iniciativa de mayor tiempo libre en su propio bienestar, en lo educativo, cultural, físico, espiritual y todo lo que implique el desarrollo humano. El empresario debe asumirlo como un reto y posibilidad viable de mayor amplitud y oportunidad en la contratación de fuerza laboral, mas allá de la deplorable explotación del hombre por el hombre, como objetivo en los cálculos de trabajo de las horas-hombre propias del capitalismo. Ahora bien, debemos exigir que se cumplan algunos artículos irrespetados en la Ley Orgánica del Trabajo vigente. Por ejemplo, el artículo 27 de la L.O.T. expresa lo siguiente: “El noventa por ciento (90%) por lo menos, tanto de los empleados como de los obreros al servicio de un patrono que ocupe diez (10) trabajadores o más, debe ser venezolano”... Por solo mencionar un caso entre tantos: los restaurantes chinos, quienes, en la mayoría de los casos, son ejemplos en el incumplimiento de esta ley, en cuanto a la proporción de sus trabajadores venezolanos, que muchas veces ni existen.

Quienes nos encontramos desempleados, conseguimos anuncios de trabajo, que exigen grandes perfiles profesionales en cargos de poco rango y la limitante de no ser mayor de 35 años, y en el caso de muchos jóvenes, se les exige una experiencia de hasta 5 años o ser provenientes de alguna universidad reconocida, en menosprecio de la posible calidad de estos individuos. Esto incluye a algunas instituciones del estado, que lo manejan de manera nefasta como política interna. El artículo 26 de la L.O.T. dice: “ Se prohíbe toda discriminación en las condiciones de trabajo basada en edad, sexo, raza, estado civil, credo religioso, filiación política o condición social...”. Lo curioso es que a los políticos, no se les exigen perfiles profesionales para sus cargos. Esto es una reflexión, porque en el proceso actual, se han colado muchos traidores al gobierno, que, enquistados en el poder y con perfiles de incompetencia, -ponen trabas burocráticas en la contratación profesional- para hacerle daño de manera directa a la nueva visión socialista.

Lo cierto es que el debate se abre a la seriedad y al objetivo del verdadero desarrollo. En Venezuela, se hizo creer siempre que los venezolanos éramos flojos, para esconder ese ímpetu de crecimiento que nos palpita desde adentro, subestimando nuestros espíritus de lucha y superación, conculcado con la explotación y el escaso tiempo disponible que nos dejaban los patronos. El ciudadano socialista asumirá con seriedad y coraje, el nuevo rol de trabajo y desarrollo sin explotación. Estas 6 horas de jornada laboral, propuestas junto al desarrollo humano, darán un mayor impulso frente a las 8, 10, 12, 14 y hasta mas horas de trabajo que dejaban agotamiento, enfermedades, apatía y poco amor en el hogar. ¡Así se enriquece el paladar, con el caramelo de la justicia!..

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Larry Márquez Peralta


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