Con la propuesta de Reforma Constitucional formulada por el Presidente Chávez ante la plenaria de la Asamblea Nacional, el proceso revolucionando que se viene desarrollando en Venezuela adquiere una orientación y una caracterización bien precisa. Se remarca la naturaleza democrática del camino venezolano hacia el forjamiento del socialismo y se delinea un modelo de país que se sustenta en el protagonismo popular.
Mientras la decadente oposición local se queda cada vez más sin propuesta original y sin mensaje, incapaz de asomar siquiera un proyecto de país, de sociedad, medianamente distinto de lo que hasta ahora han podido presentar fundado en el esquema de la ideología neoliberal y en la práctica cuarta republicana. El movimiento bolivariano se eleva con una propuesta que no sólo logra impactar a las grandes mayorías nacionales si no que se constituye en un referente realmente esperanzador para todos los pueblos oprimidos del mundo.
Antes de la propuesta de la Reforma, la carta magna bolivariana era catalogada como una de las constituciones más avanzadas del mundo. Ahora, con la Reforma, que ha de aprobar nuestro pueblo en el referéndum de diciembre próximo, se erige como una segura y confiable carta de navegación en el largo y tortuoso camino de la humanidad hacia el logro de un estadio superior de desarrollo y organización social, en el que los seres humanos, y no la mercancía, sean el centro de gravitación; en el que los valores humanos, y no las motivaciones materiales, sean los ductores de las relaciones sociales.
Cuando la sacrosanta propiedad privada sobre los medios de producción deja de ser el eje movilizador de la sociedad y el Estado; cuando la producción social se concibe en función de la sociedad en su conjunto y no para el lucro y enriquecimiento de unos pocos; cuando se establece la ciudad como centro de convivencia, generador de ciudadanos y de humanización de los seres humanos; cuando se concibe a la sociedad como expresión y resultado de la confluencia de varias raíces étnicas y culturales, asumiéndose la diversidad como una fuente extraordinaria de desarrollo socio – cultural, y en la que ningún sector racial, religioso, o cultural se superpone por encima del colectivo; cuando se asume que la Fuerza Armada de un país no esta diseñada para reprimir y coaccionar al pueblo sino más bien para defenderlo de cualquier amenaza externa; y cuando se reafirma que el poder real y efectivo de un país descansa en el pueblo soberano, el cual tiene la potestad para elegir o destituir libremente, si fuese el caso, a los gobernantes. Esta claro que estamos en presencia de una normativa legal que se empina en la visión de un país, y de un pueblo, ganado para la idea de la trascendencia histórica.
La Reforma Constitucional propuesta por el Comandante Chávez será objeto de un gran debate nacional, en el que todos los(as) venezolanos(as) hemos de participar con la idea de mejorarla y de ajustarla al Plan de desarrollo Nacional que viene ejecutando el gobierno bolivariano en función de la construcción de un gran país y del forjamiento de la nación nuestramericana, La Patria Grande.
En este esfuerzo constructivo en el que están inmersas las grandes mayorías nacionales seguirá ocupando el ámbito comunicacional un papel muy relevante. Será en la lucha comunicacional donde se va a dirimir el combate planteado por la Reforma Constitucional. La oposición, apuntalada en su potencial mediático local y transnacional, intentará, una vez más, contener el avance del pueblo bolivariano. Hay que hacer acopio de todos nuestros recursos, de todos nuestros pertrechos comunicacionales para librar esta batalla que, sin duda, tiene carácter determinante para la orientación y consolidación del proceso revolucionario venezolano en su definición socialista para el siglo XXI.
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