Contra el Poder

La reforma constitucional es inevitable

La Constitución de 1999 contiene conceptos jurídicos democráticos que permitieron contrarrestar el golpe de estado de abril del 2002. La reforma constitucional de la misma, profundiza estos conceptos y previene nuevas realidades geopolíticas. La Constitución venezolana se inserta en el nuevo orden mundial como una fuente jurídica distinta a la de toda Latinoamérica en toda su historia. La diatriba de la oposición es solo una excusa coyuntural. Por eso el 3 de diciembre, las protestas estudiantiles, los laboratorios de Globovisión y los orgasmos ideológicos de Baduel formarán parte de las heces de la historia. Incluso el paradigma del imperio está cambiando. La globalización de la producción capitalista y su mercado mundial representan un cambio histórico significativo. Pero no es suficiente, el andamiaje constitucional es una fase ideológica cuyo arraigo en el pueblo depende de un gran acuerdo nacional para su justa aplicación. El problema se agrava, porque ante cambios tan radicales y en tan corto tiempo, las personas le tienen miedo a la incertidumbre, solo una persona que cree en su ideología está dispuesta a buscar cambios. Por eso, quienes apoyan el proceso y sus fases, entendiendo las segundas como la Constitución de 1999 y la reforma de la misma, tienen claro que se debe profundizar más. Las misiones, los beneficios a través de los Centro de Diagnóstico Integral, los Consejos Comunales, son un aspecto tímido de lo que se debe construir.

Si lo que se conocía como imperio cambió, porque ahora existen mecanismos más sutiles y casi imperceptibles de dominación. Si lo que se conocía como guerra cambió porque tecnológicamente existen “bombas inteligentes” y jurídicamente existe la figura de la guerra preventiva, y ahora nadie se conmueve con la invasión a un país indefenso. Y si lo que se conocía como libertad de expresión cambió, porque se crearon redes de medios de comunicación y los mismos ahora responden a mecanismos de extorsión para obtener contratos, beneficiar empresas privadas y mantener un mensaje unilateral que esconda y deforme realidades en beneficio de intereses económicos. Entonces estamos seguros, que se quiera o no, debemos propiciar los cambios que contradigan la modernización de la dominación.

Pero existen personas que sencillamente tienen miedo a lo desconocido. Tienen muchas interrogantes sin respuestas. ¿Cómo es eso de que en Venezuela una persona pueda ser presidente dos, tres y más períodos de manera indefinida?, aun cuando se le explique que en cada ocasión debe someterse a elecciones y el pueblo decidirá si continúa o no. Tampoco entiende ¿cómo es eso de que Estados Unidos nos domina y nos explota?, si tales mecanismos de dominio no los percibe, en cambio piensa que solo la ineficacia de nuestro pueblo, su cultura corrupta, su poca formación, son las causas de nuestros males. Desconocen, por ejemplo, la presencia militar de Estados Unidos en Colombia, la gerencia del narcotráfico de la DEA en Latinoamérica. Y en nuestro escenario, desconocen la participación del gobierno norteamericano en el golpe de abril del 2002. Gran parte de ese desconocimiento se debe al control sobre los medios, y ello explica la destrucción de los medios públicos en los últimos años. ¿El resultado? Un andamiaje de periódicos, canales de televisión y emisoras radiales que mienten para esconder realidades que de conocerse, las personas buscarían mecanismos para cambiarlas. La reforma constitucional abre espacios a nuevas leyes, que no son más, que nuevas ideas a una nueva realidad. El 3 de diciembre inicia otra fase, quizás nuevas diatribas con el show de quema de leyes y desconocimiento de las mismas. La reforma constitucional es inevitable.

davidjavier18@gmail.com


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David Javier Medina


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