No me voy a perder esta oportunidad de unirme a la larga columna de columnistas y quinta columnistas que escriben sobre la derrota del SI (o el triunfo del NO) en el referendo del pasado domingo sobre la reforma constitucional propuesta por el Presidente Chávez. Por lo que leo la entrada es libre, se puede escribir cualquier pendejada y nadie va a criticar a nadie porque todos están muy ocupados explicándole al universo mundo y parte de Paraguaná cómo fue que Chávez sufrió su primera derrota electoral.
Una verdadera golilla para lucirme dentro de unos años diciendo “yo se los advertí pero no me hicieron caso” o para que mis nietos se asombren, orgullosos: “Esto lo escribió el abuelo” al encontrar estas líneas en la biblioteca de la universidad cuando redacten una tesis sobre “Causas Económicas y Políticas de la Caída de la Quinta República”.
CUANDO LA REVOLUCION DEGENERA EN GOBIERNO
Lo primero que voy a decir es que la derrota es huérfana. Pero yo asumo mi parte de responsabilidad en el fracaso del referendo. Voté SI y estoy orgulloso de eso, pero también estoy contento de que ganara el NO porque la propuesta del Presidente, que era muy audaz, al llegar a la Asamblea Nacional se fue volviendo cada vez más soberbia (como la compatriota Cilia Flores que allí vivió su hora menguada) y terminó en un pastiche del que mentirosamente se dijo había sido “discutido por el pueblo”. Porque la mentira florece en la medida en que la revolución degenera en gobierno, al punto que se espera que creamos que el gabinete más mediocre que ha tenido Chávez sea un “gabinete para el socialismo”.
Lo segundo es que el Imperio y sus medios de comunicación, que desde lo de RCTV-TVES nos habían quitado la iniciativa, nos dieron una verdadera paliza. El responsable de esto es el Presidente Chávez, en la medida en que aprueba la mediocre política comunicacional oficial y parece creer que el gobierno bolivariano puede vivir sin estrategia comunicacional. Chávez permitió que William Lara desmantelara el MINCI y nos dejara indefensos ante la ofensiva mediática nacional e internacional. Cada vez tenemos más medios de comunicación y cada vez nuestro mensaje es más mediocre.
Tercero, la ‘V’ del PSUV parece ser ‘V’ de voluntarismo. Volvemos al mito de la maquinaria electoral de los adecos. Como dijo un sabio: “Es más fácil eliminar físicamente a la generación anterior que no parecerse a ella”. Adeco que no es ladrón es chavista y chavista que no es radical es adeco. El PSUV debe dejar de ser una maquinaria electoral para convertirse en una oposición bolivariana que denuncie las fallas del gobierno y recupere así las banderas que nos está robando la oposición burguesa alimentada y dirigida por el Imperio.
Cuarto, el pueblo bolivariano tiene mucho que decir, pero antes del Referendo en la televisión y la radio sólo hablaban los políticos de uno u otro bando. Y después del Referendo sigue lo mismo. No aprendemos ni ganamos nada con Maripili Hernández diciéndole al Presidente: “Chávez tu eres bello, te queremos”.
Quinto y último, esta revolución sólo se salvará si Chávez vuelve a ser el líder político de su pueblo, e impulsa desde abajo la reforma que no pudo imponer desde arriba. La administración pública venezolana no funcionó en la Cuarta República, no sirve en la Quinta y menos servirá para crear el Socialismo. La lección de las Misiones es que la única manera de salir del laberinto es agujereando las paredes. El gobierno de una revolución es algo demasiado serio para dejárselo todo a la administración pública, los ministros y los directores generales sectoriales. Si para algo debe servir el PSUV es para denunciar y corregir las políticas erradas e imponer el poder popular al grito de “VIVA CHAVEZ Y ABAJO EL MAL GOBIERNO”.