“Sólo un meteorito podrá salvarnos”

“Sólo un meteorito podrá salvarnos”

Esta entrevista la realicé el 7 de julio del 2001, con un micrófono oculto y una conversación informal, entre copas de buen vino español, en el ámbito familiar de la residencia del recién fallecido científico, Dr. Leonardo Mateu. Biofísico, investigador del IVIC, dos veces premio nacional de desarrollo tecnológico, en 1982 y 1984, y Premio Nacional de Ciencia y Tecnología, en 2004. Como director del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), en los últimos 7 años mantuvo una línea de ciencia médica y biotecnología aplicada en función social. El objetivo de este diálogo fue lograr un clima de espontaneidad sobre el delicado tema de la genética conductual para lograr la opinión y la pedagogía comunicativa de este destacado científico.



R. P. S. Doctor Mateu, ¿Actúan los genes sobre la conducta humana?

L. M. La conducta humana está regida por la genética. Tú tienes un cierto comportamiento porque hay una proteína o un péptido que genera una interacción con la membrana de las células nerviosas y éstas reaccionan de una cierta manera con impulsos. Hay interacciones celulares que están mediadas por lo que se llama neurotransmisores.

R. P. S. Entonces, ¿el elemento conductual es hereditario?

L. M. Eso es tan claro como el agua. Como científico yo creo que uno tiene su bagaje genético y éste nos pone en cierto nivel. Si tú tienes habilidades para ser físico, matemático, químico, escritor, poeta, etc., es porque posees un bagaje intrínseco. Ahora, hay otra variable, que es el medio ambiente que te condiciona para que tu código genético se exprese adecuadamente. Si no se tiene el gen de determinada aptitud, se puede tener toda la motivación del mundo, pero no se llega a ser lo que no se tiene en los genes. La genética te pone en cierto universo y lo que hace el medio ambiente es modularte.

El pueblo es muy sabio, y a pesar de que dicen que el pueblo nunca se equivoca, (el pueblo a veces se equivoca), los dichos populares expresan la sabiduría popular cuando dicen “Hijo de gato caza ratón; yo agregaría: con ciertas excepciones que las hay. Así es la vida y tu no tienes más remedio que aceptar la genética.

R. P. S. Pero en estos juicios se cuela también un prejuicio de clase; mucho se ha hablado del componente negativo que trae nuestra sangre negra o indígena; no sólo Uslar Prietri o Gallegos sino también toda una generación de intelectuales positivistas que auparon la inmigración y la purificación de la sangre a favor del progreso; también los nazis implementaron políticas sobre esta base convirtiéndose en un peligro racista para la humanidad.

L. M. Estoy de acuerdo que es un peligro, pero uno no sabe hasta qué punto el peligro se refleja sobre la realidad. Fíjate por ejemplo, Darwin, uno de los científicos más notables, tuvo la inteligencia de poder enunciar la teoría de la evolución de las especies. Ahora, la gente se equivoca a veces y dicen: “Darwin dijo que las especies que sobrevivían son aquellas que se adaptaban al medio ambiente”. Bueno, eso es cierto, pero en el fondo lo que hay ahí, en la teoría de la evolución de las especies, es que las especies que evolucionan y se desarrollan son las de aquellos individuos que están dispuestos a cambiar. Es decir, si tú tienes un cierto comportamiento y ocurren circunstancias a tu alrededor y tú en tu fuero interno te dices: esto que está pasando no me conviene, no está en mis patrones, entonces voy y cambio mis patrones y me adapto, entonces: tú vas para adelante, pero si vas como el toro dándote cabezazos contra la pared, bueno, ese está destinado al fracaso.

R. P. S. Eso se podría confundir con la adaptabilidad funcional, contraria a toda resistencia; también con la posición “del exitoso que cumple con todas las reglas”...

L. M. Bueno, es que es así. Uno tiene que estar consciente de eso. Si vemos a los indios románticamente, esa especie que está ahí y hay que ayudarlos, hay que apoyarlos, etc. Pero yo como científico me pregunto: ¿nosotros estamos haciendo bien con esas ayudas y con esa intervención? La Unesco dice que sí, que hay que ayudarlos, que hay que entregarles toda la ayuda que necesiten para que se adapten a nuestro medio...¿pero estamos haciendo bien?. Es que las especies no sobreviven porque ellas mismas puedan conseguir su redención.

R. P. S. Pero sin intervención nuestros Pueblos Originarios han sobrevivido más de 40.000 años...

L. M. Pero estamos interviniendo fuertemente llevándoles medicinas, llevándoles “cultura”...

R. P. S. Si nos vamos por otra parte, la génesis latinoamericana es fundamentalmente asiática y Asia ha demostrado ser una civilización tanto en el pasado como en el presente. Los incas, mayas y aztecas lograron grandes avances y descubrimientos sin contactos con el mundo.

L. M. Desde el punto de vista de la evolución los indios están así y si uno les deja su territorio y su cultura, pueden suceder dos cosas: que desaparezcan porque son poblaciones que a lo mejor genéticamente no están preparadas para cambiar o ellos mismos van a desarrollar sus propias herramientas para sobrevivir, que es lo que ha hecho el mundo occidental. El occidente en algún momento pasó por eso; también fueron hombres bárbaros, pasaron por la edad de piedra, de las cavernas, hicieron guerras, etc. ¿Y qué pasa con eso? Que los mejores, los que están dispuestos a cambiar, los que se adaptan, son los que sobreviven. Los descendientes de éstos tienen todavía más potencialidades para sobrevivir y para cambiar; entonces, poco a poco la especie humana va cambiando y es lo que es hoy. ¿Por qué Europa está como está?, porque Europa desde que se conoce ha sido un constante guerrear, ¿y qué pasa con la guerra?, bueno que con ella siempre se mueren los más rezagados, los que están menos adaptados son los que más mueren, ¿y quiénes son los que sobreviven?, los más vivos, los más despiertos, los que tienen mayores capacidades. Esos son los que procrean y los descendientes de esos tienen las potencialidades del mejor, del que tiene el despegue y la capacidad de triunfar, pero siguen guerreando. De todas esas generaciones, de buenos e inteligentes, se mueren y subsisten los mejores y ahí va la cosa. El ejemplo mejor de esto son los judíos; la raza judía es una raza que está intervenida desde el inicio del tiempo. Vienen de persecuciones y guerras, y a quienes mataban era a los más lerdos, los que no eran capaces de defenderse; a los que levantaban los brazos al cielo y decían ¡Dios, ayúdame!. Todos ellos fueron muriendo. Entonces habían nuevas generaciones y de nuevo los perseguían; y poco a poco la raza se fue súper depurando y los que están ahí son la síntesis.

R. P. S. Hasta el punto en que han tomado el Fondo Monetario Internacional que es de composición mayoritariamente judía... Pero también hay un imaginario cultural, ellos se consideran los descendientes de David, la raza destinada, los elegidos por Dios cuya misión es gobernar al mundo, esto sin ignorar el gran apoyo militar y financiero que le han brindado las grandes potencias para crear un Estado artificial.

L. M. Eso es cultural pero también es genético. Se creen los mejores por ser genéticamente buenos. Eso es genético, está adentro, en los genes. La biología molecular en este mundo está hecha por los judíos. No es que yo, Leonardo Mateu, tenga no sé si algo de judío, de repente, porque los que venimos originalmente del Mediterráneo tenemos de todo, de moros, de fenicios, de judíos, de celtas y no sabemos cuánto de cuantos tenemos. Pero existen y es perfectamente demostrable porque la información está ahí. El hecho de que más del 50% de los premios nobeles sean judíos no es simplemente el azar, quiere decir algo.

R. P. S. A la sazón, ¿la cuestión está en la sangre?

L. M. Mira yo creo que uno tiene que conseguirse las cosas con el esfuerzo y si uno genéticamente no está preparado para realizar ese esfuerzo no las va a conseguir. Es decir, una población se estabiliza en cierto momento. Las poblaciones tienen un primer nivel de problemas, por ejemplo, el sanitario; tienen enfermedades, etc., si la población por ella misma no soluciona sus problemas es una población que está destinada a desaparecer, porque si está todo el tiempo pendiente de que alguien la ayude, con eso de la dependencia jamás saldrá de abajo. Por el siglo XVII y principios del XVIII el mundo estaba lleno de plagas y de pestes y empezaron a pensar en cómo solucionaban sus problemas, entonces apareció el profesor Pasteur, padre de la bacteriología, como inventor e investigador. Él mismo se ponía sus vacunas, hasta que los ciudadanos empezaron a vacunarse y se acabaron las pestes en esa población, lo que le permitió crecer y desarrollarse. La cultura, la ciencia y el desarrollo son funciones exponenciales porque se apoyan en el conocimiento real del momento para crecer y por ello crecieron exponencialmente. Pero las poblaciones de África y América Latina no crecieron de la misma manera porque les era mucho más fácil pagar a los inventores con cajones de oro o con materia prima. No era la inteligencia propia de crear sino de instalar ahí al europeo para que vacunara a sus muchachos. No ha sido con la inteligencia propia de crear el arma contra los problemas sino a punta de real, de traer del exterior: No se trabaja en función de la educación, la salud, la tecnología, etc. El desarrollo tiene que ser integral; no es bueno intervenir las poblaciones en un sólo aspecto; por ejemplo la vacunación de los niños con tecnologías foráneas, que no nos pertenecen, han dado la vida a nuestros pueblos, pero los gobiernos ni siquiera consideraron que el desarrollo debe ser integral, y es cierto que dieron vida pero olvidaron la calidad de vida y es por eso que tenemos los desastres sociales en todos los países del continente.

R. P. S. Lo que pasa también es que los mecanismos de dependencia son sutiles y eficaces. Lo que tú dices me recuerda la etapa histórica de los últimos procesos interglaciares, la retirada de los hielos creó grandes desiertos; unos emigraron al mar y vivieron felices con su gratuidad, los otros enfrentaron el desierto y sus dificultades, se quebraron sus cabezas y fueron los que más innovaciones lograron. Por otra parte, la connotación del “progreso” ha sido un concepto ampliamente cuestionado por algunos cientistas sociales...

L. M. Lo que pasa es que hoy en día las cosas han cambiado; ya no estamos en el siglo pasado cuando nos alumbrábamos con madera. Hoy en día la gente no acepta eso porque tienen información, ya saben que hay otro mundo que vive de otra manera. Demandan, pero son incapaces de producir con su propio esfuerzo. Es mucho más fácil que el otro les dé a cambio de materia prima, con ella cambian Internet, tecnología, todos los progresos del Primer Mundo, que no todos son necesarios, pero igual van para el pueblo para hacer el circo. Al pueblo le dan pan y circo, televisión, espectáculos, bailes, concursos, pero no se investiga cómo se produce la señal de televisión, cómo se producen los componentes de una red satelital, o una clonación, etc.

R. P. S.¿No hay esperanzas entonces?

L. M. Yo creo que en este momento ya es demasiado tarde. He sostenido la tesis que el mundo sigue siempre el ejemplo del hermano mayor exitoso. Otra característica del desarrollo es que es una función exponencial. Si tú graficas cantidad de desarrollo en función del tiempo obtienes una curva exponencial; en nosotros una fase de crecimiento no es fácilmente comprensible porque el desarrollo y el conocimiento se basan en el conocimiento previo. Todo lo que nosotros sabemos hoy está basado en lo que sabíamos ayer y todo el desarrollo de hoy está basado en el desarrollo de ayer y es un poco mejor, y ahí vamos montados en esa función exponencial. Si nosotros nos guiamos por el desarrollo del hermano mayor y estamos siguiendo exactamente el camino del desarrollo de este hermano mayor, matemáticamente hablando, a tiempo infinito la distancia en desarrollo que hay entre nuestro hermano mayor y nosotros será infinita, nunca lo podremos alcanzar y es una ley matemática. Nosotros estamos en la fase de abajo y ellos ya están en la fase exponencial. ¿Cómo los alcanzamos? Hay otros factores, políticos evidentemente, que ya no medirían el desarrollo con la misma ley.

Aquí no hay nada que hacer. Sólo podrá salvarnos una catástrofe; que venga un meteorito que choque con la Tierra y acabe con buena parte de esta civilización y queden cuatro gatos por ahí que se desarrollarán como puedan o una guerra atómica que acabe con algunas naciones; pero si esto sigue así como va, con el mismo patrón de desarrollo, esto se trastornó. Hay dos posibilidades: estar como un eterno diletante que no consigue nada y sabe que nunca podrá salir de abajo y se conforma, y lo otro es obrar sobre un entorno societal inmediato y te empiezas a mover en ese sentido. No es que te vas a arrodillar con los de arriba, pero sí ponderar qué es lo que hay de bueno y que los que estén en tu entorno se aprovechen,. Pareciera que una gran parte de la humanidad estará cada vez peor y no veo solución para eso.

R. P. S. Se ha criticado mucho el concepto de “países en vías de desarrollo”, aquellos que poseen un potencial material que explotándolo bien podrían “igualar” a los desarrollados, hay un patrón referencial de que nunca se podrá alcanzarlos, ni se trata de eso, nunca seremos como los japoneses, por ejemplo; somos otro pueblo bien particular, y de eso se trata, de implementar un modelo de desarrollo que construya a la vez un nuevo proceso civilizatorio acorde a necesidades reales, tanto materiales como espirituales. En la experiencia de la construcción del socialismo soviético uno de sus errores fue intentar competir con el capital en su mismo terreno; se competía por la luna y se descuidaban reivindicaciones importantes del pueblo, sin levantar una antítesis de vida para el hombre. La idea sería: no te voy a igualar pero voy a satisfacer mis necesidades bajo otras lógicas diferentes al mercado. Es otra manera de ver el asunto, trabajar por nuestra propia realidad.

L. M. Eso es legítimo, pero se debe ser realista también. Los de arriba en la medida en que tú crezcas más y más no van a estar contentos. Ni pienses que dirán: ¡Que bonito está satisfaciendo sus necesidades para salir de abajo!

R. P. S. Pero tú me hablaste de como Cuba viene resolviendo poco a poco sus necesidades con un modelo propio y en construcción que ha demostrado capacidad de solucionar.

L. M. A ese pueblo lo han tratado muy mal. Como a unos perros los han tratado durante 50 años; y si el cielo existe se lo han ganado los cubanos solamente por su actitud férrea, nacionalista, pero a la larga pareciera que les servirá de poco. Por mucho que nos hiera a todos. Tu ves por ejemplo el escudo de satélites que están realizando los norteamericanos, su base es para una guerra galáctica. Ellos tienen un control de todo. Cualquier misil que venga puede ser destruido. Ellos tienen su petróleo que no gastan, compran y acumulan inventarios. Están preparados. No se puede pelear militarmente contra ellos. Así es desgraciadamente.

R. P. S. La otra vez me dijiste una idea interesante: que los pueblos atrasados somos los que vamos a vivir más tiempo; los que todavía seguimos mirando el cielo y maravillándonos por el arco iris no nos va a llegar tan rápido ese desastre, el Apocalipsis que tú ubicabas dentro de 40 años. Es como si fuera un privilegio vivir en el “atraso”.

L. M. Es precisamente lo que te decía hace poco, la única manera de salvarse es que haya una debacle universal, que venga un meteorito y caiga en Arizona y se acabe toda esa parte y entonces los países que están más hacia fuera, hacia el trópico, donde cae más la radiación solar y donde la noche eterna no llegue tan profunda, todavía haya un reducto donde las plantas renazcan y se desarrollen. Pero es el único tanto que tiene el “mundo en desarrollo”, el de la debacle universal. Que se acabe todo y se vuelva a empezar, porque si vamos como vamos no hay perspectiva de que esto progrese ni por casualidad. Que me disculpen el pesimismo; pienso que lo importante es seguir trabajando con todas nuestras fuerzas por el progreso colectivo; crear generación de relevo, resistir. Otra cosa sería comportarse como el muñequito acostado bajo la mata de cambur mirándose el ombligo.


pompiliosanteliz@hotmail.com


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Rafael Pompilio Santeliz

Doctor en Historia. Profesor de la UBV. Trovador, compositor y conferencista. Militante de la izquierda insurreccional desde el año 1963. Presidente de Proyecto Sueños Venezuela en el estado Miranda y Vicepresidente de la Fundación Gulima, Radio comunitaria en San Antonio de los Altos.

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