La UCV Profanada

Ciertamente, da mucha pena ver la situación actual de la otrora “casa que vence la sombra”, dirigida por un selecto grupo de la ultraderecha más rancia, cuya emergencia es a la vez causa y consecuencia del deterioro institucional. Debo adelantar que en lo personal, y quizás al igual que muchos de quienes apoyamos el gobierno del Presidente Chávez, no consideré prudente la declaratoria del 02-02-09 como día no laborable, porque si bien hay motivos más que suficientes para celebrar, porque la actual gestión ha hecho en diez años, cualitativa y cuantitativamente hablando, mucho más de lo que los adecopeyanos lograron en cuarenta, tal decisión contradice una consigna tan importante en tiempos de reconstrucción del país, con valores socialistas, como es la de trabajo y mas trabajo, estudio y más estudio. Además, celebración no implica forzosamente suspensión laboral, y menos aún para las empresas privadas, incluyendo las organizaciones mantenidas por el Estado pero que se comportan como tales, cual es el caso de la UCV.

No obstante, como operador político de la derecha fascista que representa, el Consejo Universitario de la UCV aprovechó la ocasión para publicar un libelo de media página en Últimas Noticias (04-02-09), donde sus integrantes, autocalificados como académicos y “demócratas”, lamentan que la universidad haya sido forzada a suspender sus actividades en esa fecha. La protesta sería justa si las mismas autoridades enumeraran y cuestionaran los muchos días de clases que han perdido los estudiantes ucevistas montando guarimbas, como aquella lamentable del 07-11-07, cuando un puñado de sádicos dirigidos por un joven de rostro asiático, pretendió incendiar instalaciones de la Escuela de Trabajo Social, donde se había refugiado un grupo de estudiantes chavistas. Naturalmente, no hubo condena para aquellas acciones vandálicas, ni de otras más recientes, porque se enmarcan dentro de la línea de pensamiento que defendía la gestión rectoral del momento y que refuerza con creces la actual, mientras la UCV prosigue cuesta abajo en su rodada.

Al condenar “los hechos acaecidos en la Nunciatura Apostólica, en el Ateneo de Caracas y en la Sinagoga de Maripérez”, sin haber cuestionado la concesión de asilo a un sujeto señalado como violador y agresor de policías; ni el empleo de un espacio cultural, para reuniones de la extrema derecha que busca salir de Chávez por la vía violenta; y menos aún la masacre del pueblo palestino a manos del gobierno terrorista del estado de Israel, el CU de la UCV demuestra una vez más su adhesión a la derecha más reaccionaria del país, lo cual sin embargo no le impide propiciar negocios con instituciones gubernamentales y empresas estatales, a través de sus fachadas rentales. Es decir, al igual que los dueños de medios impresos de la oposición, las autoridades de la UCV rechazan y desprecian al gobierno del Presidente Chávez, pero sí aceptan con gusto todo cuanto en materia monetaria puedan sacarle.

Referirse al Alma Mater como “espacio histórico de la libertad y la diversidad de pensamiento” considerando la procedencia del texto, no es más que otra declaración cínica contraria a la realidad, en una institución que hoy en día no es ni la sombra de su pasado glorioso, y en la cual se persigue y abre expedientes a docentes y estudiantes que comulgan con la construcción del Socialismo del Siglo XXI, y rechazan el neofascismo que se respira en el rectorado.

El solitario voto salvado y apresuradamente razonado (dado el asedio de la claque pitiyanqui que domina la UCV), por parte del Profesor Baldo Alesi, reivindica el espíritu progresista de la izquierda temporalmente minoritaria, frente a la aplanadora decadente que controla la que fuera reconocida como primera casa de estudios del país.


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Camilo Palmares

Profesor universitario.

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