Empezamos a trascender como Patria; son ciertas las palabras del Líder Comandante cuando dijo que en unos años, más adelante, veremos plenamente la importancia de este hito. Sus efectos son aún insondables en este febrero. La voluntad popular sintetizó la triaca para uno de los más antiguos venenos imperiales: esa artificial alternancia de gobiernos títeres que desdibuja el rumbo hacia la soberanía.
¡Qué grandes son los batallones! Cuanta nobleza y lealtad en los más humildes. Cuanta alegría popular inunda los campos, las fábricas, los barrios, las calles y lugares de encuentro ¡Cuánto valor y compromiso hay en las Misiones! Qué manera de manifestar amor por un proceso que ya refulge en el planeta, por el lustre voluntarioso de millones.
Conmovedor el mensaje del Líder Comandante desde el Balcón del Pueblo, al jurar dar mucho más de lo que ya nos ha dado para continuar abatiendo demonios imperiales y demoliendo infiernos capitalistas, en procura del bienestar popular. Vaya compromiso. Un hombre que nos dice que irradiará entre nosotros toda su energía, que nos dedicará todos los segundos de su vida, para concretar una potencia humanista que coadyuve a deslastrar el orbe de las podredumbres neoliberales. Desde aquel lugar que ya sabemos, volvió a llamar la atención sobre las tres R. Ante ese llamado, solo oigo dentro de mí: ¡Revolución, revolución, revolución!
Revolución contra el chavismo sin Chávez, pues ante su juramento de consumición por la Patria, no cejan en sus ansias de poder.
Revolución, para los lobos vestidos de caperucita roja rojita, que quieren capitalizar nuestros esfuerzos de cambio social, para cambiar ellos de estatus.
Revolución, hacia quienes fueron elegidos de forma expedita para dirigir los destinos de regiones y comunidades y ponen mil trabas para no transferir el poder al Pueblo.
Revolución contra el nepotismo, el amiguismo y la prepotencia de quienes deben ser humildes amigos de las comunidades y ver en cada familia necesitada a la propia.
Revolución para llevar antorchas de conocimiento popular a la casa que vence las sombras pues en su interior se atrinchera el oscurantismo.
Revolución para despercudir el honor de la Justicia, que en su ceguera y mendacidad, yace en cuartos de lupanares tribales.
Revolución para desarticular y transformar el sistema mediático imperante, pues está creando una generación de jóvenes ignorantes como capital electoral opositor para el 2.013.
Revolución para masificar a corto plazo las Escuelas de Formación Ideológica, pues el desarrollo del hombre y la mujer con moral y ética socialistas resulta indispensable en la militancia.
Por ahora, con la serenidad del deber cumplido, reviso la página del CNE y comienzo a analizar las cifras de este referéndum. Háganlo, que como en otras ocasiones, esos guarismos nos dicen con claridad meridiana donde están las fortalezas, las debilidades, las amenazas y las oportunidades para aplicar las tres R.