La Dirección Nacional del partido tiene sus derechos, al no difundir los resultados absolutos de la elección interna del 15 de Noviembre. Es posible y a lo mejor natural que también abrigue temores. La circunstancia organizativa que restringió la militancia votante a solo los patrulleros agregados en grupos de veinte personas, convirtió la elección en un evento de segundo grado relegando un universo mayor de socialistas a la abstención compulsiva del voto. Ojala no cueste al partido su ojo derecho, convencer a la mayoría de ese enorme conjunto socialista para enamorarlos de nuevo a los zaguanes del partido. Ojala que no cueste al partido la diezma de su cuantía militante, tan sólo por seguir los caprichos de un esquema organizacional que disgrega, mas que añade. Esa recriminable premisa de que el voto del 15-Nov fue un premio a quienes pudieron organizarse en patrullas, es un vituperio político, porque descalifica indiscriminadamente todo socialista que por cualquier circunstancia no pudo alistarse en patrullas. La mayoría de los casos de no alistamiento de militantes en patrullas tuvieron sus causas en el cerrado esquema programático que se adelantó. La alta abstención que se maneja extraoficialmente, pero con serias características de veracidad, permiten inferir que el patrullero a quien se le dio la importante misión de ejecutar insoslayablemente el voto, no fue en su totalidad, el chavista duro. Y eso tiene tan sólo la explicación de que probablemente un indeterminado numero de patrullas, o fueron inscritas sin mayores rasgos de convicción o fueron sencillamente inscritas compulsivamente con fines electoreros. Entonces esa perversión persiste. Pero la abstención tiene un mayor y contundente significado cuando se trata de abstención socialista, si así pudiera llamarse. Porque el socialista es irreverente por convicción. Y en este punto el PSUV, tiene que detenerse a pensar como canalizar un mundo de inquietudes que no perturben su desarrollo pero que le sirvan de nutrimento para su crecimiento revolucionario. Tendrá que buscar una formula el PSUV, para apartar de los procesos de elección interna a quienes tienen cargos de dirección gubernamental, sea por elección popular o por nombramiento administrativo. Sino no avanzamos. Sino seguirá por siglos el uso del poder para arrebatar. Y eso desgasta un partido, que buscando altos niveles de conciencia se encuentra con esa grotesca realidad. Si los casi mil delegados que asistirán al Congreso Extraordinario no huyen de esta realidad que al rostro les golpea, entonces ese congreso será el crisol para que grandes avalanchas de socialistas inunden sus espacios en la búsqueda de la justicia partidista basada en los principios de también, justa participación.
(*)Ing. geólogo
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