Fue noticia de las últimas semanas la intervención del diputado Pedro Carreño, cuando se expresó con “palabras gruesas” y lenguaje soez, en la plenaria de la Asamblea Nacional en contra de algunos dirigentes del partido Primero Justicia, exaltando, según algunos medios, la “supuesta homofobia” de los diputados de la bancada revolucionaria, cuando el tema de fondo fue, sin lugar a dudas, las gravísimas denuncias presentadas sobre la existencia de una supuesta red de corrupción, blanqueo de capital y prostitución, donde aparece señalado el ciudadano Oscar López Colina, miembro del partido amarillo y cercano colaborador del “gobernador ausente” del estado Miranda.
El diputado del PSUV por el estado Falcón Andrés Eloy Méndez presento en dicha plenaria facturas de gastos a nombre del referido funcionario que superan el millón de bolívares fuertes, así como abundante material fotográfico de las supuestas bacanales y fiestas organizadas por miembros de partido amarillo, lo cual genero por parte de algunos diputados de la bancada opositora, la llamada solidaridad automática, y la desafiante respuesta del propio gobernador Capriles Radonski, al declarar que el susodicho funcionario se encontraba a buen resguardo.
Por otro lado, ha sido motivo de diversas reacciones en medio de las vocerías políticas, la anunciada solicitud de habilitación legislativa por parte del presidente Maduro, para fortalecer una de las más importantes líneas de acción del gobierno bolivariano, como lo es la lucha sin cuartel contra la corrupción en todos los niveles de la gestión pública.
En este marco, resalta la actitud de desprecio a tal iniciativa presidencial asumida por sectores de la MUD, en especial por parte de voceros de PJ, quienes de plano la rechazan, huyendo hacia delante, presentándose como verdaderos niños de pecho, paladines de la honestidad y el decoro, haciéndose los locos ante las acusaciones y las sanciones de las que deberían ser objeto por estar incursos en actos de corrupción en contra del patrimonio público.
Definitivamente, vivimos una época en que es frecuente, demasiado para mi gusto, que los pájaros le tiren a las escopetas, que los pillos de siempre huyan hacia adelante, y el mismísimo coro de voces perversas grite como siempre ¡allá va el ladrón!, y al final terminan yéndose del país vociferando que son perseguidos políticos, solo “por pensar distinto”.
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